Culto Católico

"¡Señor, dame el pan cotidiano para ir adelante!"


En Corpus, recordó que la "adoración eucarística encuentra su verificación cuando cuidamos del prójimo" y advirtió el riesgo de confinar la Eucaristía a una dimensión vaga.





"Jesús cuida de la gran multitud que lo ha seguido para escuchar su palabra y ser liberada de varios males", expresó e Papa Francisco ante la multitud presente en la Plaza San pedro, en el Vaticano, para el rezo mariano del Ángelus este domingo del Corpus Christi.
Francisco reflexionó sobre el pasaje evangélico (Lc 9, 11-17) de la multiplicación de los panes: "Comieron todos hasta saciarse".
"La Eucaristía, instituida en la Última Cena, fue como el punto de llegada de un recorrido, a lo largo del cual Jesús la había prefigurado a través de algunos signos, sobre todo la multiplicación de los panes", dijo.
Asegurando además que "en la Eucaristía cada uno puede experimentar esta amorosa y concreta atención del Señor. Quien recibe con fe el Cuerpo y la Sangre de Cristo no solo come, sino que queda saciado. Comer y quedar saciados: se trata de dos necesidades fundamentales, que se satisfacen en la Eucaristía".
El pontífice explicó que "el milagro de los panes y de los peces no sucede de forma espectacular, sino casi de forma reservada, como en las bodas de Caná: el pan aumenta pasando de mano en mano. Y mientras come, la multitud se da cuenta de que Jesús se encarga de todo".
También señaló que "el riesgo de confinar la Eucaristía a una dimensión vaga, quizá luminosa y perfumada de incienso, pero lejos de las situaciones difíciles de la vida cotidiana. En realidad, el Señor se toma en serio nuestras necesidades, empezando por las más elementales. Y quiere dar ejemplo a los discípulos diciendo: ‘Dadles vosotros de comer’".
El Santo Padre afirmó que la "adoración eucarística encuentra su verificación cuando cuidamos del prójimo, como hace Jesús: en torno a nosotros hay hambre de comida, pero también de compañía, de consuelo, de amistad, de buen humor, de atención".
"En el Cuerpo y en la Sangre de Cristo encontramos su presencia, su vida donada por cada uno de nosotros. No nos da solo la ayuda para ir adelante, sino que se da a sí mismo: se hace nuestro compañero de viaje, entra en nuestras historias, visita nuestras soledades, dando de nuevo sentido y entusiasmo", subrayó.
Adorando el Cuerpo y la Sangre de Cristo, -exhortó el Papa- pidámosle con el corazón: "¡Señor, dame el pan cotidiano para ir adelante, y sáciame con tu presencia!2.
Antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa pidió a la Virgen María: Nos enseñe a adorar a Jesús vivo en la Eucaristía y a compartirlo con nuestros hermanos y hermanas".





¿Qué hago por el pueblo ucraniano?





El Papa Francisco volvió a referirse, una vez más a la guerra de Ucrania, al cumplirse casi cuatro meses de la invasión rusa, pidiéndole a la comunidad internacional que no se olvide del drama que vive "el martirizado" pueblo ucraniano.
"Y no olvidemos al martirizado pueblo ucraniano en estos momentos, pueblo que está sufriendo. Me gustaría que quedara una pregunta en todos ustedes: ¿qué hago hoy por el pueblo ucraniano?", planteó desde la ventana del Palacio Apostólica ante los peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro.
"¿Rezo? ¿Estoy ocupado? ¿Intento comprender? ¿Qué hago hoy por el pueblo ucraniano? Que cada uno se responda a sí mismo en su propio corazón", agregó.





El grito de dolor del pueblo birmano





El Papa también pidió no olvidar el "el grito de dolor" que llega desde Myanmar, gobernada por la junta militar y de donde los rohinyás, de etnia bengalí y fe musulmana, se han visto obligados a huir, entre otras situaciones.
"Sigue llegando de Myanmar el grito de dolor de tantas personas que carecen de asistencia humanitaria básica y que se ven obligadas a abandonar sus hogares porque han sido incendiados y a huir de la violencia", sostuvo.
"Me uno al llamamiento, a los obispos de esa querida tierra para que la comunidad internacional no olvide al pueblo birmano, para que se respete la dignidad humana y el derecho a la vida, así como los lugares de culto, los hospitales, las escuelas, y bendigo a la comunidad birmana en Italia representada hoy aquí", agregó.
Los obispos católicos de Myanmar emitieron esta semana un comunicado al término de su asamblea general en el que expresan su preocupación por la frágil situación en la que viven miles de civiles como consecuencia de la inestabilidad política y el conflicto.
"La dignidad humana y el derecho a la vida nunca pueden ser violados", escribieron los prelados.


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