El mismo se solventó con dos aportes de la Cámara de Senadores, fondos propios y con donaciones particulares de dinero y de trabajo hecho ad honorem (lo que es para destacar), porque además de la restauración en sí, se cambió la cerradura, picaporte y el umbral, esfuerzo que se vió reflejado en el día de la Fiesta en honor a Santa Clara de Asís.