11.05 La macabra frase fue dicha por uno de los delincuentes que asaltó a una familia en su casa de Derqui 1900. Las víctimas fueron maniatadas. Hay un detenido.
(El Litoral) "Fueron 20 minutos de terror… nunca tuvimos tanto miedo. En un momento pensé que podía pasar lo peor", reflexiona Gabriel (53) mientras recuerda los dramáticos momentos que le tocó vivir junto a toda su familia. Durante la noche del jueves Gabriel junto a su esposa y sus cinco hijos disfrutaron de una cena familiar en su casa de calle Derqui al 1900, esto es, en el corazón de barrio Sargento Cabral, claro que sin imaginar que estaban en la antesala de su peor pesadilla.
El desastre comenzó ni bien terminada la reunión, cuando uno de sus hijos se retiraba del lugar a bordo de una motocicleta y fue sorprendido por dos sujetos que aparecieron de repente.
A punta de pistola y bajo amenazas los desconocidos obligaron al joven a ingresar a la casa. Lo que siguió no es difícil de imaginar. El resto de la familia fue reducida y en cuestión de segundos los delincuentes tomaron el control del lugar.
Tanto Gabriel como su esposa y sus hijos fueron obligados a tirarse al suelo. Luego el hombre fue maniatado con un cinto, mientras que a la mujer la ataron con un cable.
"Nos pedían dólares"
De los delincuentes se supo que fueron dos hombres jóvenes, los que actuaron casi a cara descubierta. Solo cubrían algo de sus rostros con gorras. "A los gritos nos pedían dólares. Yo les dije que no tengo dólares, pero que sí tenía pesos argentinos. Hasta les dije el lugar dónde estaba la plata, que era a simple vista, porque estaba preparada para pagar unos impuestos hoy", comentó Gabriel en diálogo con El Litoral .
"De todos modos los tipos no entraban en razones. A mí me decían 'dame los dólares o te corto un dedo'. También me llegaron a decir 'acá lo tengo a tu hijo y lo voy a matar si no encuentro la plata'. Fue horrendo… esas cosas asustan mucho", agregó.
"Creo se equivocaron"
"Estuvieron mucho tiempo acá adentro, fueron como 20 minutos que se te hacen eternos. Mientras uno de los rufianes se quedó con nosotros, el otro revolvió toda la casa", prosiguió.
"Quiero pensar que se equivocaron, porque no somos gente de dinero. Yo soy un simple comerciante, hace más de 20 años que vivo en este barrio y jamás tuvimos un problema semejante. Hacemos una vida tranquila y normal. Creo que esto fue algo al voleo o de oportunistas. Lo vieron salir a mi hijo con la moto y entonces aprovecharon el momento", conjeturó.
"¿Dónde están mis hijas?"
Por fortuna un testigo ocasional advirtió que algo anormal estaba sucediendo en esa casa y decidió llamar al 911. Cuando un patrullero llegó al lugar los malvivientes aun estaban dentro de la casa. "Al llegar el patrullero hizo sonar la sirena, lo que hizo que estos tipos se desesperaran un poco", narró la víctima. "Se hizo un silencio terrible hasta que finalmente uno de los policías entró a la casa. A todo esto los rufianes ya se habían dado a la fuga. Salieron por la ventana de un dormitorio que da a un patio. Desde allí treparon a los techos de las casas vecinas y escaparon".
Un momento de máxima angustia se dio cuando la esposa de Gabriel informó que no sabía dónde estaban sus hijas. Ante semejante revelación los policías comenzaron a requisar los distintos ambientes. Fue entonces cuando llegó el alivio por cuanto las niñas fueron descubiertas, sanas y salvas, en una de las habitaciones donde se habían escondido.
Captura
A todo esto los agentes ya habían iniciado la búsqueda de los delincuentes. Los trabajos llegaron a buen puerto poco después cuando en las inmediaciones al lugar del hecho se logró la captura de un individuo.
Se trata de un joven de 18 años, en cuyo poder se halló algo de dinero en efectivo, alianzas de oro, y otros elementos que se presume habían sido sustraídos de la casa asaltada.
Todo lo acontecido fue comunicado a la fiscal en turno, María Laura Martí, quien dispuso que al aprehendido se le inicie causa por el delito de Robo Calificado, y que se eleven actuaciones a la AIC.