08.20 Por Martín Lehmann. La anulación en junio pasado del fallo Roe vs. Wade en Estados Unidos fue un bombazo certero a ese gran flagelo mundial que es el aborto. Los efectos repercutieron en todo el mundo y en nuestro país la noticia le renovó las energías a personas y agrupaciones que nunca dejaron de luchar contra esto a pesar de su legalización el 2020.
Luego de aprobada la ley muchos han seguido trabajando fuertemente en los frentes jurídicos, científicos, espirituales y morales. Sin embargo hay un terreno en el que el sector que defiende las dos vidas casi no ha incursionado: el comercial. A continuación explico por qué es una picardía no ingresar en él.
Hablar sin miedo del aborto como el gran negocio que es, abre un nuevo frente de batalla sumamente necesario. Incorporar a la lucha a aquellos profesionales de las ventas y el marketing, o sea personas entrenadas en el arte de la persuasión, puede ser una movida sumamente positiva.
Se sabe que el aborto representa un negocio multimillonario en el mundo entero. Solo para dar un ejemplo, la International Planned Parenthood Federation (IPPF), la red de clínicas abortistas más grande del mundo cuenta con más de 46000 instituciones asociadas. Según su propio sitio web, un aborto en el primer trimestre puede costar hasta 1500 dólares. La torta a repartir es gigantesca.
Entonces ¿es posible robarles los clientes?
Si miramos el aborto desde una perspectiva puramente comercial, la mujer que se plantea realizarlo pasa a ocupar el rol del cliente. Generalizando, podríamos convenir que se trata de un cliente que se encuentra en un momento de vulnerabilidad emocional y por lo tanto susceptible. ¿Acaso ese perfil no representa la presa perfecta para un sagaz profesional de las ventas?
¿Qué pasaría entonces si un grupo de vendedores especializados en este tipo de clientes (mujeres con embarazos no deseados), comenzara a robarle parte de la torta a organizaciones y Gobiernos abortistas, no con el objetivo de obtener los dólares, sino con la meta de salvar vidas?
El mundo de las ventas y el marketing ha desarrollado a través del tiempo probadas formas de manipular las decisiones de las personas con el fin de que elijan su producto y no el de la competencia.
¿Cuál sería entonces la alternativa a ofrecer?
El desafío es elaborar un producto más atractivo que incluya alternativas como la adopción, el apoyo económico y/o el acompañamiento psicológico. Hacer que continuar con el embarazo tenga carácter heroico y sea socialmente aplaudido es posible. Pero para lograr esto es fundamental tener un equipo de expertos en marketing.
Acá la cosa es con el cuchillo entre los dientes y no sirven solamente las buenas intenciones. Hay que subirse al mismo ring mercantil en donde hoy en día se mueve cómodamente el negocio abortista. Hay que avanzar sobre esto con las técnicas de ventas y marketing más sofisticadas a nivel profesional. Requiere salir a buscar los clientes a la calle, por las redes sociales y hasta por telemarketing. Hay que contactar a esas mujeres y sus allegados antes de que lo haga la competencia. O digámoslo coloquialmente, hay que “primerear” al aborto y sus promotores.
Desde ya, para crear un equipo de vendedores expertos de primer nivel es necesaria una fuente de financiación importante. A esos vendedores habrá que ofrecerles y pagarles muy bien por su trabajo y mejor aún por sus objetivos cumplidos.
Los fondos no serían fáciles de conseguir, pero no hay que descartar aportes de grandes corporaciones que no se encuentren cooptadas por la ideología progresista, o incluso donantes individuales y altruistas, que buscándolos bien seguramente existan.
Admitámoslo, un gran vendedor podría hacernos comprar hasta la cosa más ridícula que ni siquiera necesitamos. Entonces ¿es descabellado pensar que podría hacer desistir a alguien de abortar? El desafío ahora es identificar y reclutar a estas personas para una misión humanitaria: convencer a las embarazadas de salvar la vida de sus hijos.
¿No me creen todavía? Entonces les propongo mirar el siguiente video e imaginar si no se podría aprovechar la astucia de alguien como ese vendedor de abrigos para aplicarla en una alternativa al aborto… una alternativa que preserve las dos vidas.