Por María Inés Adorni. La restauración puede definirse como el reconocimiento metodológico de una obra de arte en su forma física y en su doble polaridad estética e histórica en orden a su transmisión al futuro.
También es cierto que la suma de varios actos de mantenimiento se corresponde, en el tiempo y en la obra, esa lenta pero inexorable modificación que es el desgaste natural de las cosas, porque la vida no se detiene y la obra no es eterna. No obstante, precisamente para contrarrestar ese rápido desgaste y la pérdida irremediable, el mantenimiento se convierte en un consciente y coherente acto de conservación que será necesario mientras exista la imagen. Entonces el primer acto sí quedará modificado, pero no se perderá una obra hecha a su imagen y semejanza. Una memoria fiel y todavía vibrante y no una copia, una imitación o una reinversión arbitraria de ese acto.
Dado que el patrimonio histórico y cultural tangible, está hecho de materia, no es eterno.
Para que éste perdure en el tiempo y pueda ser trasmitido al futuro, se ha generado una serie de instancias que han permitido salvaguardar piezas y monumentos de valor estético o histórico.
Estas instancias resumidas en el presente en dos conceptos: conservación y restauración.
Si bien no siempre ha habido límites bien definidos entre una acción y la otra, ambas se rigen bajo ciertas normas que han ido variando junto con cambios ideológicos y avances tecnológicos.
La restauración como reparación
La diferencia entre restauración y reparación, que hasta el día de hoy se tienden a confundir, radica que el restaurador, con el resultado de una amplia formación manual, intelectual y cultural, no actúa como un simple reparador de una pieza antigua reemplazando la parte dañada, sino interviniéndola sólo en la medida que éstas acciones tiendan a trasmitir al futuro para su estudio, y disfrute, aunque haya perdido su funcionalidad como es el caso de los muebles, manteniendo su carácter histórico, sin pretensión de emular una apariencia de original y manteniendo la originalidad de sus materiales.