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Relatos en primera persona: Ana Canavesio de Jacquat

Ana Canavesio nació en Carignano, Piemonte, cerca de Fossano, nuestra ciudad hermanada; cuando vino a la Argentina, tenía 14 años, junto a sus hermanos Francisco, Marcos y Antonio. Se radicaron en Egusquiza. Unos años después de su llegada, en un baile de la fiesta del pueblo, conoció a José Jacquat, un suizo con el que pocos años después se casó y se fueron a vivir a Villa San José. Allí vivieron, pero no por mucho tiempo, ya que se mudaron a Presidente Roca. José era herrero de oficio y, para instalarse, construyó su propio galpón.
Ya establecido como el herrero del pueblo, comenzó a crecer la familia; tuvieron siete hijos: Carolina, María, Lucía, José, Anita, Paulina y Bartolo. La abuela Ana dirigía las tareas de la casa y de la huerta. La nieta Raimelda Restelli cuenta que la visitaban a menudo; “le ayudábamos a juntar los huevos en una canasta y las frutas para hacer dulces, uvas, higos y duraznos. Nos contaba cuentos y siempre tenía algún recurso para despertar nuestra curiosidad. La familia ampliada se reunía en la larga galería y pasábamos momentos que disfrutamos todavía, cuando los recordamos. La casa todavía se conserva en el rincón suroeste de la plaza. Uno de sus nietos ocupó el galpón herrería del abuelo para instalar una fábrica de maquinarias”.
“Recuerdo la dulzura que se reflejaba en el rostro de la abuela Ana –continúa Raimelda- lo que subrayaba su belleza. Muy piadosa, concurría diariamente a la iglesia. Una de sus costumbres era obsequiarnos con dulces y caramelos. La disfruté mucho –termina diciendo Raimelda- por eso me complace traerla a la memoria”.

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