Opinión

Relatos en primera persona

“La soledad en que se encontraban los que venían a trabajar estas tierras era realmente sombría. En toda la extensión del campo no se veía un solo árbol; nada, absolutamente nada más que planicie, ni una sola columna de humo que anunciara la presencia humana. En esas soledades trabajaban los hombres para sembrar trigo”. (Eduardo Beltramino - De la recopilación de relatos en primera persona, registrados en conjunto con la Sociedad Italiana Vittorio Emanuele II).
Aldo Delfino Festi
Tenía sólo 17 años cuando llegó a Buenos Aires, incentivado por sus padres, que no veían un futuro posible para Aldo. Era el año 1926, había pasado la primera guerra mundial y se avecinaba la crisis que hizo eclosión en el 30.
Su primer destino fue Tandil, donde realizó tareas rurales; unos años después se trasladó a Ataliva, donde continuó trabajando y formó su familia. En 1934 se casó con Adela Santi y Tuvo dos hijos. Trabajó como agricultor y además con una ladrillería.
En 1957 Aldo viajó a Italia para visitar a su familia y lo que había dejado al partir. Sus padres habían fallecido. Volvió con una pequeña herencia. Con este dinero y la venta de su finca de Ataliva, se radicó en Rafaela, empleándose en la firma Carlos y Américo Grossi, donde trabajó hasta su jubilación. Falleció el 26 de Enero de 1985, a la edad de 75 años.
La casa obtenida con el esfuerzo de su trabajo quedó en manos de Norman, el mayor de sus hijos.

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