El resultado final fue 175 a 174. El Partido Popular cuestionará la sanción de la norma ante la Justicia.
Un error, según una versión, humano, según otra, informático, fue decisivo para que el parlamento de España aprobara este jueves una importante reforma laboral. La medida es clave en el programa del gobierno progresista de coalición, y era imprescindible para que el país reciba millonarios fondos de la Unión Europea (UE). Hubo tensión y polémica en el recinto.
La reforma laboral, impulsada por una ministra de Trabajo comunista, se aprobó con 175 votos a favor y 174 en contra, pero la manera con la que salió adelante, provocó una enorme bronca en el opositor Partido Popular (PP), que se niega a aceptar el resultado de la votación.
En pos de conseguir la mayoría necesaria, la vicepresidente y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, encaró largas y complejas negociaciones. Pero no logró el apoyo de dos de sus socios habituales, los nacionalistas vascos (PVN) y los independentistas catalanes de ERC. Por eso, el Gobierno, encabezado por Pedro Sánchez, se vio obligado a recurrir a pequeños grupos regionales, muchos de ellos tradicionales opositores.
La reforma laboral parecía destinada a fracasar porque dos diputados de un partido conservador regionalista —una fuerza que había acordado apoyar la nueva ley— decidieron no respetar la disciplina partidaria y votar por el "no". Se trata de los representantes de Unión del Pueblo Navarro (UPN), tradicional socio del PP.
El oficialismo parecía así destinado al fracaso. Pero tras la votación, los números marcaron que la ley se había aprobado por un voto. ¿Qué había pasado? Alberto Casero, diputado del PP, que votó de manera remota por estar enfermo, apoyó la medida, aunque él dice insistentemente que no fue así.
El debate fue aún más accidentado porque la presidente de la Cámara, Meritxell Batet, en un primer momento, anunció que había ganado el rechazo a la reforma laboral. Se basó en un cómputo equivocado, lo que disparó un estruendoso aplauso de los diputados del PP y de Vox.
Pero, menos de un minuto después, Batet rectificó y dio por aprobada la reforma. Entonces, la alegría se trasladó al lado izquierdo del salón, ocupado por los diputados de PSOE y Unidas Podemos, mientras desde la otra ala de la cámara protestaban, conscientes de que un diputado del PP había cometido un error, que atribuyeron a la informática.
Sin embargo, desde la presidencia del Congreso se dio por válida la votación, lo que provocó que el PP anunciara este viernes que recurrirá incluso a los tribunales.
La defensa del diputado
Según señaló el diario español El País, Casero emitió su voto entre las cinco y las seis de la tarde del jueves desde su domicilio en Madrid porque padecía una gastroenteritis aguda. Él sostiene que pulsó el "no" a la reforma y que fue el sistema informático de la Cámara el que le computó un "sí".
Al mismo tiempo que el diputado aseguraba no haber cometido ningún error, desde el PP insistían en que el legislador no tendría razón alguna para haber votado en contra del criterio de su partido.
Fuentes del Congreso, por su parte, afirmaron que el sistema en funcionamiento durante toda la pandemia, requiere no sólo apretar una vez un botón, sino confirmar la opción elegida.
Debido a lo sucedido, señala El País, Casero fue hasta el Congreso para intentar votar nuevamente desde su escaño. Sin embargo, desde su partido denunciaron que los servicios de la Cámara no lo dejaron acceder por orden del vicepresidente segundo del Congreso, Alfonso Gómez Rodríguez de Celis.
Pablo Casado, presidente del PP, publicó en su cuenta de Twitter que están dispuestos a llegar hasta el Tribunal Constitucional para anular el resultado y "defender la voluntad del Parlamento".
"Es un fraude democrático contravenir el sentido de voto de un diputado para imponer la aprobación de un decreto. No se puede tolerar este atropello a las instituciones", denunció.
Este viernes, Casero le envió una carta a Batet, en la que considera vulnerado su derecho fundamental al voto. En el escrito, insiste con que hubo un error informático y acusa a la presidente de la Cámara de decidir "unilateralmente" y de "forma arbitraria" dar inicio a la votación sin atender a su petición para anularlo y poder volver a votar.
"Uno de los votos emitidos es contrario al sentido expresado por mí mediante el sistema telemático", se defiende el diputado del PP y remarca que el resultado de la votación "no expresa la voluntad popular".
Una dura negociación
La reforma laboral, fruto de un acuerdo previo entre el Gobierno, los dos principales sindicatos españoles y la patronal, modifica la norma aprobada en 2012 por el Gobierno del PP y supone mejoras en las condiciones de los trabajadores al reducir la temporalidad, uno de los principales problemas del mercado de trabajo español, entre otras cuestiones.
Además, es clave para seguir recibiendo los fondos europeos de recuperación, ya que uno de los objetivos que España tenía que cumplir eran las medidas acordadas entre patronal y sindicatos.
Por ello, cita la agencia EFE, la ministra de Trabajo —hija de un sindicalista y hábil en duras negociaciones— puso todo su empeño en sacar la reforma adelante y que se plasmara en un decreto del Gobierno.
El éxito en la negociación con los sindicatos y las patronales supuso un impulso político para Díaz, que lleva meses promocionando una plataforma que aglutine a distintos grupos a la izquierda del PSOE y en muchos círculos se la considera una nueva alternativa política para las próximas elecciones generales en España.
Pero en las negociaciones para que el decreto fuera convalidado por el Congreso, Díaz chocó con las rivalidades partidistas y no consiguió el "sí" de dos de los principales socios del Gobierno, el PNV y el ERC, pese a la insistencia de que la otra opción era que se mantuviera la antigua ley del PP.
No obstante, tanto ERC como PNV insisten en que la votación no supone un giro en la política de alianzas ni pone en riesgo la estabilidad del Ejecutivo de coalición, en el poder desde enero de 2020. Clarín.