Sus primeras intervenciones en el periodismo gráfico, con fuertes repercusiones locales, fueron en CASTELLANOS. En aquellos artículos y también con su gestión en la Unión Liceísta acercó a la región a la realidad de las Fuerzas Armadas para que sean una opción más para los jóvenes que analizan su futuro. Actualmente, Bryan J. Mayer, lleva 7 años radicado en la Ciudad de Buenos Aires y es una de las firmas de El Litoral de Santa Fe y quien todas las mañanas actualiza la situación de la guerra entre Rusia y Ucrania en la pantalla de la señal nacional Canal 26 (lunes a viernes de 6:00 a 9:00 hs). También lleva años al aire en la FM 101.1, radio "Latina". En diálogo con este medio, repasó con su mirada los hitos del 2022 y los desafíos que vienen.
Sos acreditado permanente en la Casa Rosada y en el Congreso de la Nación, ¿un poco de lo que siempre soñaste? Realmente.
Para mí fue ayer cuando me venía un día o dos en colectivo a conocer de qué se trataba el mundo de las sesiones y conferencias. Miraba todo desde el costado, con miedo y hoy me siento parte y con confianza en lo que hago. Esas dos herramientas de trabajo que mencionas creo que son un reconocimiento al adolescente que se escapaba del Liceo para ir a la puerta de Casa Rosada a intentar que lo dejen entrar a un evento especial o a la entrada del Congreso para que la seguridad parlamentaria haga "la vista gorda" y poder colarse a una sesión.
No fue ayer, pero hace muy poco de todo eso: tenés 24 años recién. ¿No tenés miedo de aburrirte? Porque ya estás cubriendo lo máximo que uno puede pretender en lo que hace a la política nacional.
Por suerte tengo la misma inquietud de aquel entonces. Siempre hay temas nuevos y lo que te regala el tiempo es la experiencia y las herramientas para abordar mejor la coyuntura del momento. Mi desafío es transmitirle fácil y rápido al vecino lo que creo que tiene que saber en términos generales. También busco que el político reciba en la cara y sin filtros la situación de los temas que no están en la agenda que llevan adelante.
Eso lo hacés seguido en las conferencias de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti… Cerruti es una funcionaria particular.
Valoro que abre el espacio para que podamos preguntar lo que queramos, pero lamento su destrato para respondernos a quienes no preguntamos lo que ella quiere. Ahí también hay un desafío: preguntarle de tal forma que quede claro si el Gobierno desconoce, huye o acompaña algún tema en el que no quiere sentar posición. Se arman idas y vueltas entretenidas, trato de tomarlo así, más allá de la gravedad de fondo en cada hecho cuestionado.
Decís que es algo entretenido, pero se deslizó que dejaste de ser "la cara" del Ejército por eso. ¿Es así?
Me parece que hay que aclarar lo más importante: la cara del Ejército y de cualquier Fuerza Armada es su tropa, la que está en primera línea repartiendo un plato de comida en el impenetrable chaqueño, haciendo pozos de agua en Salta, combatiendo los incendios, en misiones de Paz o en cualquiera de las actividades que realizan los militares silenciosamente. Lo mío durante tres años fue simplemente tratar de mostrar eso en los canales institucionales y creo que la vara quedó en una buena altura. Después, la actual conducción del Ejército determinó que mi rol de periodista independiente, que incluye marcar los disparates del kirchnerismo, ya no era aceptable. Lamentablemente eligieron mecanismos de presión como salida, que me hicieron cortar por lo más sano, desescalar y renunciar, para evitar dejar a la Fuerza vinculada a la censura y persecución, de apenas un puñado que está próximo a irse a casa.
Desde pequeño levantaste las banderas de aquellos temas que aquejaban a los militares, ¿por qué?
Desde los 12 me sumé a la familia militar gracias al Liceo. Siempre digo que conocí, fuera de mi familia, a la persona más importante en mi vida durante algún momento gracias a eso. Más allá de mil experiencias, ahí aprendí que existe una comunidad maravillosa que está dispuesta a dar su vida por la Patria. Quiero nombrar al "Rolo" Williner, que ya en aquella época me decía que tenía que buscar la forma de comunicar sobre un sector social descuidado. Es un entorno que sigue siendo castigado por hechos del pasado y por eso están silenciados. Eso no sólo me parece injusto para los actuales uniformados, sino muy peligroso para todos los argentinos por el estado de indefensión en el que estamos. No somos conscientes, o el Estado no quiere reconocer oficialmente, que no ofrecemos resistencia a ninguna hipótesis de conflicto. En lo personal, mi primer artículo fue sobre el intento de cierre de los Liceos, a los 13, al lado de mis compañeros. Hoy en día sigo parado en el mismo lugar, pero al lado de miles que no pueden gritar sus problemas y buscan una voz que los ayude.
¿Ese cariño se cortó con tu salida del Ejército?
¡Al contrario! Sin querer rompieron la cápsula en la que estaba encerrado. Hoy trato con más generales y soldados que todo el tiempo anterior. Sirven de consulta y soporte, pero también son quienes acercan las falencias que a veces uno no ve. Además, ahora también hay un cariño muy grande que nace desde la tropa. Es justamente por contar sus problemáticas y por la libertad que tengo en este momento. Por eso puedo, por ejemplo, ir sin ninguna presión a plantearle al Gobierno, en la propia Casa Rosada, que la mitad de los que tienen que proteger la soberanía nacional son pobres en Argentina. Todavía no se ponen colorados, pero al menos alguien se los dice de frente. Pero retomando tu pregunta, estoy más presente que nunca. Mi día a día tiene una gran presencia militar y las muestras de cariño son más importantes que cualquier rol institucional. Hoy me siento más útil todavía en ese sentido, porque la lucha es la misma pero el impacto es más fuerte y está siendo reconocido.
Te fuiste del Ejército pero a la semana estabas en un país en guerra. ¿Qué te quedó de Ucrania?
Que las guerras convencionales, aunque por momentos híbridas, todavía existen. Que en el siglo XXI todavía se disputan fronteras y reclamos centenarios a través de las armas. Que los tanques siguen siendo un armamento principal por excelencia y ratifiqué lo que venía diciendo: necesitamos tener Fuerzas Armadas, no solamente con vocación en su personal, sino con estructuras, medios y equipos que nutran el alcance de las capacidades deseables para una defensa digna. Lo vemos en Ucrania, la voluntad sirve mucho, pero no alcanza sin los fierros. Y, por otra parte, muchos ucranianos tampoco preveían una guerra de estas características, incluso con la tensión que se venía viviendo en el Donbas.
¿En Argentina estamos muy lejos de eso? ¿De tener Fuerzas equipadas como corresponde?
Absolutamente. No hay norte estratégico. Las máximas autoridades ordenan comprar drones merodeadores cuando al personal le dan franco al mediodía porque no tienen para darles de comer. Abren nuevos cuarteles, cuando la tropa se viste con uniformes viejos. Celebran que incorporan más de 10.000 soldados por año, muchos sin secundario, mientras estamos en medio de una baja voluntaria de personal, de oficiales y suboficiales, los profesionales de cada Fuerza, más grande de toda la historia. Los Jefes de Estado Mayor no atienden los problemas de base y están más preocupados por ser generales un rato más. En el medio, la política hace su juego y sus negocios. Están en otra cosa.
En esa línea hasta por los mapuches te peleaste…
Es lógico. Un grupo de pícaros tuercen la balanza para que particulares se queden con tierras de todos los argentinos en Bariloche. Encima quitarle justo aquellas donde se entrenan quienes tienen que defender la soberanía de alta montaña, para dárselas a quienes se reconocen públicamente terroristas. Estuve ahí, es un chiste por donde se lo mire. Pero cuando vemos quiénes son los funcionarios cercanos a Rossi y Taiana que fomentan la causa "mapuche", empieza a tener sentido el silencio de algunos, pese a que porten uniforme. Les digo: atentos con la propiedad privada y pública, si esto no se resuelve de una vez, miren lo que pasa en Chile.
¿Cuáles son tus desafíos en 2023?
El año pasado fue muy positivo en lo personal. Me va a costar superarlo después de pasar por Ucrania, Brasil, Uruguay y la Patagonia varias veces. Pero creo que reforzar lo hecho y completar lo que quedó pendiente ya será un gran paso para seguir creciendo y poner mi granito de arena para vivir en una sociedad mejor. En lo político, que aquel que me siga entienda lo que está pasando donde se toman las decisiones, y en lo militar, que los políticos ya no puedan responder "no sabía" ante las humillaciones que afrontan los soldados por parte de los propios gobernantes. El objetivo es redoblar la apuesta.