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Rafaela: La ciudad como modelo para Sudamérica

La ciudad tiene sus lugares históricos. 

Hace sólo un par de años, Rafaela fue elegida como la ciudad modelo de desarrollo: una articulación que tuvo su fuerte respaldo en políticas públicas económicas que sirvieron como coordinadoras de acuerdos y esfuerzos conjuntos.
Nuestra ciudad se ha caracterizado, desde sus comienzos, por el impulso emprendedor de algunos de sus habitantes, que con el correr de los años han ido afianzando sus pequeños emprendimientos. Como sabido es, algunos casos comenzaron con pequeños talleres y hoy en día se han transformado en grandes empresas.
La historia económica de nuestro país les ha enseñado ingratamente los costos de la inestabilidad económica. La prudencia fiscal y monetaria, como condiciones necesarias para la estabilidad, se fueron incorporando a sus saberes. Sin embargo, han aprendido, que estos conocimientos no son suficientes para garantizar el crecimiento sostenido y sustentable del producto y del empleo.
Rafaela no fue ajena a los vaivenes económicos de nuestro país, pero gracias a la interacción del sector público privado, con aciertos y errores, han hecho de esta ciudad un ejemplo para de desarrollo local. El crecimiento económico determina el nivel de vida promedio al que pueden aspirar los habitantes de una ciudad, y es por lo tanto, una de las condiciones necesarias para asegurar el desarrollo humano de la ciudad.
Tras un largo camino recorrido hoy nuestra ciudad cuenta con más de 100.000 habitantes y con más de 400 firmas (datos del ICEDeL), con varias de ellas emplazadas en el ejido urbano, con los problemas que genera encontrarse en esta situación.
En la actualidad nos encontramos con empresas que ven limitado su crecimiento productivo por no poder expandirse, ya que se encuentran enclavados dentro del casco urbano de la ciudad y si bien en algunos casos el terreno adecuado para su emplazamiento no es problema, se encuentran con que estos terrenos no cuentan con servicios de gas y potencia eléctrica necesaria para asegurar su proceso productivo.
Ahora bien, ¿cuál es el futuro de nuestra ciudad? ¿Está preparada para albergar más industrias? ¿Tendremos los servicios necesarios para que puedan desarrollarse?
Muchos personas ven a Rafaela como una oportunidad de desarrollo personal, lo que hace que migren a la ciudad, lo que me lleva a pensar si la oferta laboral, habitacional, educativa y sanitaria de la ciudad son suficientes para los habitantes de la ciudad que se viene y para aquellos quieran llegar en busca de nuevos horizontes.
En este escenario, el rol que deberá jugar el Estado local será determinante para ordenar su crecimiento y evolución, ya que Rafaela dejó de ser un pueblo grande y de ahora en más debe ser pensada como una gran ciudad. En base a este punto de partida se debe ir planeando la ciudad que queremos, donde cada uno de los actores deberá poner sus mejores esfuerzos para evitar convivir con todos los problemas que conlleva vivir en un centro urbano cada vez más importante.

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