En los últimos días se conoció la noticia sobre la reubicación de la Policía de Acción Táctica que se desempeñaba en nuestra ciudad. De forma inmediata, y quizás sin conocer la dinámica organizativa, logística y operativa de este escuadrón en particular, una campaña alarmista comenzó a hacerse eco en la ciudad, la cual advertía sobre la desprotección en la cual caía Rafaela debido a no contar más con las fuerzas operando con asiduidad.
Cabe aclarar, tal cual lo hizo el gobernador Maximiliano Pullaro, en plena recorrida por una escuela de nuestra ciudad que “la Policía de Acción Táctica es una fuerza operativa que depende de la Jefatura de Policía de provincia. Se van desplazando permanentemente, nunca tiene que quedarse en un lugar fijo. No es que movimos la PAT y los dejamos desamparados” manifestó el mandatario santafesino.
En línea con estas declaraciones, el responsable del Ejecutivo provincial admitió que si bien se llevó adelante el traslado de estas fuerzas para prestar colaboración con la situación en Rosario, puntualmente en Rafaela se han llevado adelante distintas correcciones en los esquemas preventivos en los cuadrantes asignados a la policía y que incluso se han “sumado efectivos de otras unidades de orden público al Comando Radioeléctrico. Fortalecimos la PDI, el patrullaje y la guardia de seguridad privada que están presentes en el cubrimiento de cuadrantes; subimos las horas extraordinarias con una partida especial para que no se resienta el patrullaje” insistió el gobernador.
De igual forma, Pullaro remarcó cuál es el rol fundamental de las PAT, la cual es una “fuerza especial, que va, fundamentalmente a la focalización de la violencia”, pero que en paralelo también se realizaron las correcciones pertinentes para que “no baje el nivel preventivo”. El gobernador se tomó el momento de llevar tranquilidad a la ciudadanía en medio de la euforia desatada por algunos sectores que en definitiva buscan hacer leña del árbol caído e insistió en que en esta oportunidad “no es que acá se viste un santo para desvestir otro”, sino que la idea es seguir protegiendo a la ciudad con recursos, personal y sobre todo, poder atender la crítica situación que atraviesa Rosario con una ola de violencia encarnizada que han desatado las bandas narcocriminales.