Más allá de algunos aumentos mínimos durante enero en la carne vacuna, a pesar de la falta de oferta, se dificulta el traslado de precios al mostrador. Los distintos cortes mostraron un aumento promedio del 2,5% contra subas del 4,1% y del 2,9% en otros productos similares.
Por Lucas Mich. Según el relevamiento de precios minoristas realizado por el IPCVA, los valores de los distintos cortes de carne vacuna mostraron en enero un aumento promedio del 2,5% contra subas del 4,1% y del 2,9% en otros productos similares, como pollo y pechito de cerdo, respectivamente.
En este punto, es interesante observar que el aumento promedio que exhibieron los distintos cortes vacunos en el último mes (2,5%), resultan inferiores al 3,8% de inflación esperada por el mercado, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central.
En 2021, los precios de la carne vacuna aumentaron un 53,7% que, en términos acumulados, significan unos 2,8 puntos porcentuales por sobre una inflación del 50,9% anual, según cifras oficiales. No obstante, de los doce meses del año, en seis de ellos las variaciones de precio resultaron inferiores al índice general.
Esto generó hacia el mes de octubre un retraso acumulado contra inflación, que luego derivó en una suba de precios durante el último bimestre del año de más de 20 puntos porcentuales.
Dos períodos claves
Las correcciones en el precio de la carne vacuna suelen darse en dos momentos. A partir de marzo y hasta mediados de año, el precio de la carne vacuna acumula las mayores subas mensuales mientras que durante el segundo semestre, los ajustes suelen ser menores al promedio.
El segundo período de mayor ajuste anual se suele dar hacia fin de año, aunque este comportamiento resulta más errático. Si bien estas correcciones hacia fin de año no formaban parte de los patrones habituales en años anteriores, han comenzado a instalarse con mayor firmeza en los últimos años.
Oferta por el piso
Según el último informe del Rosgan, este año, hay poca hacienda gorda para abastecer el mercado interno por una multiplicidad de sucesos. Los datos de faena correspondientes al primer mes del año muestran una recuperación de la faena total del 3% respecto de lo enviado en enero de 2020.
Sin embargo, al abrir por categorías se observa que en haciendas livianas -novillitos, vaquillonas y terneros/as- se registran caídas del orden del 3% interanual, indicador que comienza a marcar las primeras señales de este potencial bache de oferta que el mercado viene anticipando.
Pero, a pesar de este faltante, los valores pagados por esta hacienda liviana para consumo no parecen reaccionar en consecuencia. Los valores pagados por el novillito o vaquillona liviana en Liniers, si bien parecen mostrar firmeza ante la falta de oferta, apenas acompañan el 3,8% de inflación esperada para el mes, al pasar de $ 255 a $ 260 pesos el kilo a máximos corrientes en torno a los $ 270.
La debilidad del consumidor
Sucede que la debilidad de compra que sigue acusando el consumidor, hace que estos ajustes se tornen muy difíciles de trasladar a los mostradores. Sin embargo, el consumo per cápita en 2021 apenas se contrajo en 2,5 kg respecto de los 50kg per cápita de 2020 y 8,5kg si lo comparamos con el promedio de los últimos 10 años (56,7kg).
No obstante, la magnitud de la escasez de oferta que termine plasmándose en los próximos meses será determinante al momento trasladar estos ajustes a precios y testear la nueva relación de equilibrio que esté dispuesta a convalidar el consumidor. (El ABC Rural)