ÚLTIMA PARTE
Desde el Sur
En 1910, mientras la inmensa mayoría de la burguesía terrateniente seguía haciendo oídos sordos a los visionarios industrialistas de su propia clase y festejaba por todo lo alto ser el granero del mundo (8va. economía planetaria con el 90% de la población viviendo de sobras), el ministro de Obras Públicas de la Nación, Ezequiel Ramos Mexía, decidió darle forma definitiva a un proyecto que venía madurando hace años: la colonización de la Patagonia con la unión de sus principales ciudades mediante el ferrocarril, la implantación de una provincia cordillerana y, como capital de la misma, una ciudad industrial; desde el Sur, comenzaría la industrialización de todo el territorio nacional (Proyecto Patagonia Norte, Universidad Nacional del Comahue).
Para ello, Ramos Mexía contrató a Bailey Willis, ingeniero en Minas e ingeniero Civil en la Universidad de Columbia, geólogo y profesor de Geología en las Universidades Johns Hopkins, Chicago y Stanford, quien había participado intensamente en la colonización y desarrollo industrial del Oeste y Sudoeste de EEUU.
Willis vino al país, estuvo relevando el Sur -donde encontró "enormes similitudes entre Argentina y EEUU"-, se fue a Inglaterra para adquirir equipos de última generación y regresó con profesionales y técnicos que habían trabajado codo a codo con él.
Así nació el proyecto Patagonia Norte, que chocó de frente con los intereses de los británicos que manejaban los ferrocarriles y con los de la mayoría de latifundistas que no querían salir de su zona de confort. Ramos Mexía fue empujado a renunciar en 1913, y al ingeniero y geólogo Willis le cortaron los fondos y "lo invitaron" a volver a su país.
Argentina se pudo industrializar desde 1810. O, a partir de entonces, en cualquier momento. En la segunda mitad del siglo XIX hubo hombres lúcidos en la propia oligarquía terrateniente que señalaron el camino: la industrialización en base a las insultantes ganancias del campo. Por supuesto, ninguno fue escuchado
Así las cosas, nos permitimos replantear un tanto la historia oficial que pone todas las culpas del subdesarrollo argentino en el radicalismo populista (yrigoyenismo) y, sobre todo, en el peronismo. Vale recordar que Belgrano, Vicente Fidel López, Carlos Pellegrini y Ezequiel Ramos Mexía, entre muchos otros, marcaron el camino un siglo o medio siglo antes de que Juan Domingo Perón asumiera la secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno de facto encabezado por el general Edelmiro J. Farrell.
Citaremos dos fuentes.
Primero, una nativa. Luego, una inglesa y ultraliberal
"Argentina no pudo ser EEUU por su burguesía (…) En ese momento (finales del siglo XIX, inicios del siglo XX) estábamos cabeza a cabeza, eran los dos gigantes de América", dijo Felipe Pigna durante una entrevista en el prestigioso periódico El País de España.
A partir de 1900, en Estados Unidos tomaron una decisión que era la antítesis de Argentina: distribuir la tierra que se iba ganando al indio de forma equitativa, en terrenos de no más de 30 hectáreas (…) Aquí se entregó la tierra a grandes latifundistas que no la poblaron y se dedicaron a especular con los campos. Argentina no fue EEUU porque su burguesía, su clase dirigente, eligió el modelo agroexportador
-¿Por qué Argentina se quedó atrás?, le preguntaron. Respondió: "EEUU despegó a partir de 1900 porque se dio cuenta, muy tempranamente, de que el campo debía ser el motor de la industria. Fue modélico en eso. Tomaron una decisión que era la antítesis de Argentina: distribuir la tierra que se iba ganando al indio de forma equitativa, en terrenos de no más de 30 hectáreas. Eso hizo que los farmers (agricultores) tuvieran que tecnificar el campo, promovió la inventiva y la industria. Hubo una integración social muy horizontal. En Argentina se entregó la tierra a grandes latifundistas que no la poblaron y se dedicaron a especular con los campos. Argentina no fue EEUU porque su burguesía, su clase dirigente, eligió el modelo agroexportador".
-¿Y el peronismo? "Es un error atribuirle al peronismo, como hacen los liberales, la caída de Argentina. Al contrario, había un país muy injusto que el peronismo intentó poner en caja. Desde ese momento hubo un boicot de las clases altas al modelo industrial peronista".
Muy lejos de aquí, en Londres, el ex director del Bank of England y editorialista del ultraliberal periódico británico Financial Times, una de las "biblias" de los grandes hombres de negocios del planeta, Alan Beattie, sentenció en su libro "Falsa economía: una sorprendente historia económica del mundo", que Argentina no siguió el camino de EEUU porque mientras el país del norte "repartió la tierra en parcelas pequeñas, Argentina se las dio a unas pocas familias. EEUU favoreció a colonos squatters (usurpadores u ocupantes ilegales); Argentina, a terratenientes", describió, para puntualizar que "el resultado inmediato fue que mientras en Estados Unidos la poca cantidad de tierra por cada propietario obligaba a la innovación para optimizar y mejorar ganancias, a los latifundistas argentinos les alcanzaba con vacas, ovejas y alambre de púa".
Continuó: "Las economías rara vez se hacen ricas sólo con agricultura. Gran Bretaña había mostrado el camino: industrialización. Pero las élites argentinas rechazaron la industrialización para seguir mamando de la teta de la explotación agropecuaria latifundista".
"Yo no lo inventé a Perón"
Cuando Enrique Santos Discépolo le hablaba al personaje imaginario Mordisquito -el típico caso de quien se convirtió en clase media con el peronismo para luego volverse anti-, le decía: "Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. Los trajo en su defensa un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado en un largo camino de miseria. Los trajo tu tremendo desprecio por las clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta Vasena, porque pedían un mínimo respeto a su dignidad y un salario que les permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas, en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco (…) ¡Perón es tuyo! ¡Vos lo trajiste! ¡Y a Eva Perón también! Por tu inconducta".
Argentina pudo ser un país industrial, desarrollado y moderno desde finales del siglo XIX, principios del XX. Pero los antepasados de las 1.250 familias, empresas y sociedades offshore que hoy detentan el 40% de las mejores tierras, no quisieron que así fuese. Por un profundo egoísmo, una tremenda miopía, un insoportable clasismo. Sí, quizás el peronismo comenzó a germinar en aquellos debates en la Sociedad Rural, donde sus socios sonreían socarronamente cuando los López, Pellegrini o Ramos Mexía planteaban que ninguna nación se vuelve próspera para todos sus habitantes sólo con agricultura y ganadería.