El año 2023 fue una sorpresa positiva para el sector, dado que superó ampliamente los pronósticos que se hacían en cuanto a niveles de transacciones concretadas.
Entre las manos, una pareja sostiene una casa en miniatura, reflejando los desafíos actuales en alquileres e inmuebles bajo la nueva ley. Una imagen que captura la esencia de la vivienda en tiempos de inflación.
Luego de haber atravesado la crisis más larga de la historia en el sector inmobiliario, hace ya unos meses, aparecieron señales concretas de haber cambiado el rumbo hacia un norte definido de crecimiento gradual. Los precios lograron estabilizarse en el último trimestre, luego de más de 4 años de caída en los valores.
El sector logró bajar notablemente el exceso de oferta que había de inmuebles en plaza. Hoy hay al menos un 30% menos de oferta de inmuebles que hace 4 años. Aun así, más del 60% de las propiedades ofrecidas actualmente, están fuera de valores de mercado; pero también es sensato transmitir que hay una proporción muy grande de propiedades (al menos 30.000), que hoy representan una oportunidad para concretar una operación inmobiliaria dado los valores que están en mínimos históricos.
Estamos a nivel con valores del año 2003 aproximadamente (20 años atrás), donde invertir en ladrillos aparte de ser un refugio de valor muy noble, constituye una inversión por demás atractiva para capitalizar oportunidades que hace varios años no se han visto en vidriera.
El cambio de Gobierno, fue una bocanada de aire fresco para el sector, generando un abanico de posibilidades y expectativas altas para las transacciones inmobiliarias.
La inconcebible y tan polémica Ley de Alquileres llega a su fin. Esta claro que hay que hacer una modalidad de ajuste diferente y redefinir los plazos contractuales para dinamizar todo el sector.
Por supuesto que otra medida que generaría muchísima actividad, es que en un futuro sea una realidad la aparición del crédito hipotecario y el crédito para desarrolladores inmobiliarios, ya que también generaría una rueda muy positiva para todos los habitantes y generaría la rueda operaciones de compra venta en el sector.
Estos factores, sumado a las condiciones macroeconómicas y el optimismo que se respira desde otros países e inversores de afuera, hace que se generen buenas condiciones para atraer capitales y un panorama de gradual y sostenido crecimiento para este sector en el futuro próximo.
Es clave que el Gobierno que arranca determine un plan para estabilizar los precios lo antes posible y así evitar fluctuaciones de precios altos que conduzcan a una mayor inflación.
El mercado inmobiliario se ilusiona, ya que de seguir en una línea que apunte hacia la baja de inflación y otras medidas que conduzcan a estabilizar la economía, van a generar mayor confianza en los inversores y eso augura muy buenos años para el mediano/largo plazo.
Definirse por invertir en ladrillos, es una elección que hoy es más conveniente que nunca, porque está en valores piso/baratos a nivel histórico. Cuando las condiciones de Argentina se estabilicen, los precios van a ser totalmente diferentes. El inversor compra cuando es un valor atractivo/conveniente, apuntando a capitalizarse cuando sea más alto el valor al que pueda vender. Por eso esta visión refuerza, que éste es uno de los mejores momentos para efectuar una compra.
Si esta situación se estabiliza con medidas que generen confianza, es probable que los precios suban y que a largo plazo los valores se encuentren bastante más altos que los precios actuales. Incluso según las medidas que dictamine el nuevo Gobierno, es esperable que el año próximo suban los precios en unidades nueva/s a estrenar como también los inmuebles usados.