10.18 Así se refirió el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Roberto Falistocco, al operativo de seguridad que también alcanza al Centro de Justicia Penal.
Desde siempre, pero más en la última década, el Poder Judicial resulta una caja de resonancia de la creciente conflictividad social, intrafamiliar, laboral, la criminalidad, la violencia extrema y las crisis económicas. Pero la imagen de una tanqueta blindada de la Policía Federal en plena calle Balcarce al 1600 para custodiar el emblemático edificio de los Tribunales provinciales ante el riesgo de atentados o balaceras habla de un fenómeno puntual que no cede. “Hace 30 años que estoy en el Poder Judicial y nunca imaginé esta situación”, expresó preocupado el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Roberto Falistocco, sobre el operativo de seguridad que también alcanza al Centro de Justicia Penal (CJP).
En una charla con La Capital, el titular de máximo tribunal de Justicia provincial hizo un repaso de la gestión en todos los fueros. Destacó que, a pesar de la pandemia, “un 80 por ciento de las demandas ya se inician digitalmente”, y que se aspira a la totalidad a mediados de 2022, como paso previo al anhelado expediente digital.
Dijo que en los juzgados de Familia hacen falta profesionales del campo de la psicología, la psiquiatría y la pedagogía para abordar complejos conflictos intrafamiliares. Y valoró que la implementación de la oralidad redujo los litigios del fuero civil y comercial “a casi un año y siete meses”, cuando antes demoraban hasta cinco años. “El rol protagónico del juez es fundamental, porque comanda el trámite”, repasó el magistrado.
En contrapartida, describió que hay una deuda en los juzgados laborales, ya que no se pudo avanzar en la implementación de una ley que contemple reducir plazos y agilizar los trámites con un juez mediador. El 2019 cerró con 22.000 expedientes diseminados entre los diez jueces del Trabajo de Rosario. Un ciudadano puede esperar hasta seis años para resolver su conflicto.
Más allá de las múltiples tareas y decisiones que hacen a la administración de justicia, Falistocco aportó su mirada en relación a la situación criminal compleja, una lectura sobre las motivaciones de los ataques que sufrió el Poder Judicial en los últimos tiempos, y el rol preponderante y visible de los funcionarios judiciales en las causas calientes.
—¿Qué demandas reciben en estos tiempos de extrema violencia y alta conflictividad social?
—Tenemos una demanda muy ampliada de casos que no existían, porque se abrió muchísimo el campo de los derechos que la gente busca que se les respeten, que no era la labor tradicional, no digo de hace 30 años, sino 10 años a esta parte. Hoy no hay nada que escape a la labor del juez que se presente como un conflicto social. Desde un problema en el palier de un edificio hasta fijar el valor de la moneda, por los contratos rotos en las crisis económicas. Eutanasia, aborto, fertilización asistida, derechos del consumidor, medio ambiente. Desde antes de nacer hasta la muerte, la vida se manifiesta en tantos campos que al momento de conflicto la gente dice vamos a la justicia. La frase mas escuchada en los últimos años es «vamos a la Justicia»”.
—¿Cómo observa los ataques al Poder Judicial y la gravedad institucional que eso representa, a pesar de que quienes los ordenan están tras las rejas, como Guille Cantero?
—Es de máxima gravedad. Somos conscientes de lo que significan esos atentados. Lo importante es que eso no impide el trabajo y la resolución de los casos una vez que fueron esclarecidos. Es grave, pero la Justicia no se sintió atada para actuar, nadie le sacó el cuerpo a su responsabilidad, tanto fiscales como jueces han dado respuestas, hay muchas sentencias dictadas. La mejor forma de contestar a esto es el tratamiento específico que le dimos. No en una charla, discurso, en un congreso. Lo que sirve es el actuar concreto de los operadores para tratar de esclarecer el hecho y dictar la sentencia.
—¿Imaginó alguna vez tener una tanqueta blindada de la Policía Federal frente a Tribunales, y el Centro de Justicia Penal totalmente cercado y custodiado con una tanqueta?
—No. Hace 30 años que estoy en el Poder Judicial y nunca imaginé esta situación. Menos cuando me recibí y me tocó actuar en la época del proceso. Hubo etapas muy duras que atravesó la sociedad argentina, y los abogados también, porque hubo muchos muertos durante la dictadura militar. Esto es otra cosa, nunca me imaginé este cuadro con los Tribunales cercados y tan custodiados. Pasó en otros lugares del mundo. Sufrieron ataques jueces y fiscales italianos cuando se pusieron a esclarecer hechos de gravedad. Pero no nos educaron en la universidad para hacer frente a esto. Es producto del devenir del tiempo, los acontecimientos y la actuación de la Justicia, que no estuvo al margen. Si no, no pasaría, no tendríamos necesidad de proteger a jueces, fiscales, edificios. Es precisamente la expresión del actuar de la Justicia, que no estuvo dormida, aletargada, ni miró para un costado, se involucró. No se trata de un robo o un homicidio común; esto está relacionado a organizaciones con un estructura importante, con dinero, que se han insertado en muchos sectores de la ciudad. Por supuesto que nos gustaría trabajar en un clima más tranquilo. Pero esta protección no es solo para nosotros. Acá hay 5.000 personas por día, entre empleados y público. De esa manera también se protege al ciudadano común que viene al Tribunal. No lo buscamos, los hechos nos llevaron a tener que brindar ese tipo de respuesta.
—El ex fiscal Ponce Asahad apuntó que un integrante de la Corte brindaba protección al financista Leonardo Peiti en la causa por juego clandestino
—La declaración no la he visto en ningún documento, salvo en los medios. Tiene una generalidad tan grande que no puedo agregar mucho más que pueda insinuar de mi parte algún camino a seguir con respecto a alguien, es muy genérico. Habrá que conocer la versión del documento, si ha dado mayores precisiones; por ahora no pasa de ser un trascendido periodístico. La respuesta es hasta ahí, de lo contrario sería darle volumen a algo que, como título periodístico, tiene importancia, pero entrar a hablar de si es cierto o no sería ponerme adelante de los hechos. Conozco a los integrantes de la Corte. El actuar de los colegas es ver cómo damos respuestas a los casos que nos plantean y cómo ofrecemos propuestas para un mejor servicio de justicia. Mal o bien, pero tratamos de hacerlo permanentemente. Eso conozco de esta Corte, lo demás no deja de ser una frase que aparece en los medios, porque no he visto judicializados los dichos como para saber qué quiso decir y que prueba tiene.
"La violencia nos excede"
Tanto la violencia urbana como la inseguridad fueron temas ineludibles que atravesaron la charla con el ministro de la Corte. “El tema de seguridad nos excede. Los jueces tenemos que dictar sentencia, pero la resolución del conflicto de seguridad no es solamente nuestra. Nosotros intervenimos cuando el orden jurídico está roto, con posterioridad al hecho. Estamos comprometidos con la seguridad cada vez que nos requieran para brindar nuestro parecer o estadísticas que permitan a otras áreas de gobierno configurar un mapa del delito más aproximado a la realidad”, sostuvo Roberto Falistocco.
Por Claudio González para La Capital.