Por Mario Alejandro Scholz (*). El Presidente de Chile Gabriel Boric acaba de nombrar al nuevo embajador de su país en Argentina en virtud del retiro de la actual representante Bárbara Figueroa, dirigente del Partido Comunista. La designación recayó en el prestigioso jurista y académico José Antonio Viera Gallo.
Si bien la salida de Figueroa se origina en temas internos de su país, no es menos cierto que el nuevo Embajador Viera Gallo podrá tender renovados puentes de diálogo con el gobierno que asume ahora el poder en Argentina, por tratarse de una personalidad representativa de los sectores moderados del progresismo chileno.
En efecto Viera Gallo es un activo miembro de la “concertación” como dirigente del Partido Socialista chileno, de gran cercanía y diálogo con los líderes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, hoy alejados del poder, pero muy ligados a los grupos extrapartidarios que dan sustentabilidad a la gestión de Boric.
Más allá de su origen político Viera Gallo es un amante de Argentina en la cual ya ha ejercido la representación diplomática de su Embajada en tiempos de Bachelet y a su vez representa cabalmente por su amplia capacidad de diálogo, los intereses de los sectores productivos y empresariales de las distintas regiones de Chile, además de los académicos y políticos.
Pero también, Viera Gallo es una personalidad cercana a nosotros con amplio conocimiento y cercanía con nuestras provincias y es por ello un gran conocedor de las necesidades estratégicas en la relación bilateral, comenzando por los pasos fronterizos y los corredores bioceánicos y siguiendo por la provisión de gas natural que otra vez abunda en Argentina y que Chile requiere y los emprendimientos mineros cordilleranos, hasta los encadenamientos productivos entre ambos países.Más aún, esos encadenamientos encuentran en Chile un vínculo perfecto para el accesoa los mercados de Asia Pacífico donde se encuentran los grandes consumidores del siglo XXI.
Por todo ello, no cabe duda de que el nombramiento de Viera Gallo constituye una gran oportunidad para ambos países aún reconociendo las diferencias ideológicas que inspiran desde el 11 de diciembre a Buenos Aires y Santiago. En algún sentido, Viera Gallo es la personalidad ideal para la efectiva vinculación del sector privado a la que apunta la designada Canciller argentina Diana Mondino, que en el ejercicio de su pragmatismo podrá encontrar en el Embajador trasandino un gran interlocutor para el entendimiento mutuo en defensa de los intereses de ambos países y muy en particular para la profundización del comercio exterior entendido no sólo como el intercambio bilateral, sino más todavía como el fortalecimiento de sociedades empresariales que aborden la conquista de nuevos mercados y la profundización de los existentes.
Si hiciera falta un “botón de muestra” sobre la capacidad de diálogo de Viera Gallo bastaría recordar que, en su obligado paso por Italia alejado por la Dictadura pinochetista, supo colaborar con los partidos de la península en el logro del acuerdo entre el oficialista Partido Demócrata Cristiano y los partidos de izquierda, en lo que se denominó “compromiso histórico” que sostuvo al gobierno de centro derecha de Giulio Andreotti.
Pero no puede obviarse además la gestión anterior de Viera Gallo,quien como hemos dicho ya estuvo en Buenos Aires a cargo de la representación chilena durante la presidencia de Bachellet, y por entonces no dejó de recorrer nuestras provincias y tender puentes de diálogo de nuestros productores con los entramados exportadores chilenos en busca de explotar mutuos intereses comerciales, al punto de ser protagonista en el logro del acuerdo de libre comercio entre Argentina y Chile en tiempos del Presidente Mauricio Macri.
Por supuesto los puentes tendidos por Viera Gallo no se circunscribieron a lo económico y comercial sino que comprendieron todos los aspectos sociales, incluso aquellos que pueden ser fuente de discrepancias, caso en los que supo encontrar fórmulas de entendimiento para disipar los posibles conflictos.
Por todo ello el nombramiento de Viera Gallo constituye una gran oportunidad para la Argentina como obviamente también para el país que representa. El Gobierno que lo designa es reconocido obviamente por su tendencia de izquierda, pero a su vez también por su vocación democrática y más todavía por su enorme pragmatismo. Ello debería entonces alejar todo falso temor de que la línea política que asume en Argentina el 10 de diciembre próximo no pueda encontrar en Chile un socio para el progreso de ambas naciones.
(*) Analista de política internacional y con amplia relación con la República de Chile