El arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Celam compartió su reflexión semanal sobre la fiesta de San Valentín a la que desde hace un tiempo se la celebra como "Día de los enamorados".
"El 14 de febrero en varios países se celebra ‘el día de los enamorados’, llamado desde hace tiempo como el día de San Valentín. ¿Por qué esta conmemoración unida a un santo?", se pregunta el arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) monseñor Jorge Eduardo Lozano, al inicio de su reflexión semanal dedicada a la figura de este santo venerado por la Iglesia martirizado en la antigua Roma por el emperador Claudio.
El arzobispo sanjuanino comienza explicando quién fue San Valentín, "¿qué hizo para merecer una fecha en el calendario anual que va ganando espacio con los años?", y contó su historia, remontándose a la antigua Roma cuando el emperador Claudio "prohibió los matrimonios" porque "quería a los jóvenes varones solteros y sin ataduras familiares", ya que de este modo pensaba que se aseguraba que tuvieran mayor disponibilidad para formar parte de sus ejércitos, que custodiaban amplias fronteras del Imperio".
"Valentín -dijo monseñor Lozano- era un sacerdote que entendió que este decreto era injusto y autoritario, y resolvió ponerse clandestinamente del lado de los enamorados. Así ayudó a que muchos consiguieran "dar el sí" y obtener la bendición de Dios para su amor, desafiando la prepotencia del régimen. Esta religiosidad oculta fue descubierta y denunciada. En el año 270 el emperador condenó y mandó matar a Valentín. Su fama no tardó en extenderse, y el imperio no pudo acallar el deseo y el derecho de los jóvenes a formar familia", subrayó el prelado sanjuanino.
El arzobispo reflexionó que hoy "las dificultades y trabas para formar familia son distintas". Y señaló: "Unas son de orden económico, ya que como expresa el dicho, "el casado casa quiere", y para muchas parejas es inalcanzable la cuota de un préstamo o un alquiler. Otras obedecen a razones de tipo antropológico o cultural. Casarse implica asumir un proyecto de vida estable y perdurable. Una opción vital que a algunos jóvenes asusta".
Sobre este último punto, monseñor Lozano recordó que en una celebración con miles de parejas de novios, en el Vaticano, el 14 de febrero de 2014, Francisco les dijo: "No tengan miedo al sí para siempre. Pidamos cada día crecer en el amor".
"En algunos países, añadió, en la fecha se celebra no sólo a los novios, también a los enamorados y es el día de la amistad".
"Pidamos a Dios que siempre nuestras actitudes estén del lado del amor y alentemos a animarse a más. ¿Cómo? Desterrando el chisme que siembra sospecha, no sembrando el miedo que acobarda. Seamos inspiradores del amor", concluyó el arzobispo de San Juan de Cuyo.
Tras su reflexión monseñor Lozano agradeció los saludos y oraciones recibidas con motivo de su 67 cumpleaños el pasado 10 de febrero y pidió a sus fieles, acompañar con sus oraciones a su obispo auxiliar, monseñor Carlos María Domínguez OAR, que viajó a San Rafael, Mendoza, para asumir como administrador apostólico de esa diócesis. "Recemos por él en esta nueva misión que la Iglesia le encomienda".