10.51 La estadounidense brilló en la primera jornada de un festival que volvió después de tres años y que estuvo marcado por el predominio de los ritmos urbanos, con Wos, Duki, Bizarrap, Rosario Ortega, Louta, Natalie Pérez y La Joaqui en los escenarios.
Tras un silencio obligado de tres años por la pandemia de coronavirus, Lollapalooza Argentina finalmente regresó este viernes con una primera jornada, en el Hipódromo de San Isidro, de marcado predominio de ritmos urbanos en su grilla, pero que sin embargo encontró en la diva pop Miley Cyrus a su gran reina.
Es que no caben dudas que Wos volvió a brillar con su impactante set, que Duki concentró a una multitud en su presentación, que el neoyorquino A$ap Rocky desplegó un incendiario rap y que Bizarrap puso a bailar a la multitud en el cierre de la noche con sus grandes hits viralizados.
Pero fue la gran estrella desde sus tiempos de chica Disney quien superó las amplias expectativas con un show que cautivó a la multitud que colmó el predio y la confirmó como una moderna diva de la canción.
Miley Cyrus honró la tradición musical de su país con su pop bailable atravesado por el rock, el country y el gospel, entre otros estilos; pero además lo hizo con un avasallante manejo del escenario, absoluta naturalidad y sin demagogias.
Por su show pasaron revisitas a Pixies con "Where is my mind?", a Blondie con "Heart of glass", a Cher con "Bang Bang (My baby shot me down) y a Dolly Parton con "Jolene"; y sus propios clásicos como "Plastic heart", "Midnight sky" o "Wrecking ball", entre tantos.
Y también hubo algunos mensajes altruistas como su alegato por "luchar por aquello que se cree justo" aunque "siempre en paz y desde el amor y el entendimiento"; o lucir orgullosa la bandera de colores que simboliza la diversidad sexual que le arrojaron desde el público.
De esa manera, Miley Cyrus sobresalió en una jornada que, aunque tuvo sus excepciones con los rockeros Airbag y los punk pop A Day To Remember, tuvo un gran predominio de los ritmos urbanos.
La primera gran performance de este regreso la brindó Wos cuando promediaba la tarde, con un show potente de variados climas.
Acompañado por su soberbia y afianzada banda, capaz desde su carácter rockero de mostrar una gran versatilidad -acaso "Pared de cristal" fue la mejor prueba de ello-, el artista que no para de crecer desplegó un brillante set en el que no faltaron muchos de sus grandes éxitos como "Púrpura", "Caravana" y "Luz delito".
El rapero, visiblemente emocionado ante la gran respuesta del público, también contó con Acru como invitado a la hora del momento freestyle y con Ca7riel en "Niño Gordo Flaco".
En ese contexto, Wos se paseó por supuesto por el rap, pero también hizo paradas en el funk, el rock, la balada y hasta por algunas sonoridades folclóricas.
Prueba del fenómeno que representa este artista es que, una hora atrás, en el Kidzapalooza, el escenario montado para los más chicos, en medio de la actuación de la popular banda Los Raviolis, su carismático líder Gabichu preguntó entre canción y canción: "¿A qué hora toca Wos? Vamos a apurarnos así llegamos a verlo".
Al terminar el set de Wos, en otro de los escenarios Duki también aportaba lo suyo con una presentación impactante desde lo visual y celebrada desde lo musical, de acuerdo al gran interés mostrado por el público.
Por su parte, además de los señalados A Day To Remember y Airbag, la británica Marina fue otra de las gratas excepciones a la tendencia urbana con un irresistible pop bailable.
En las primeras horas de la jornada, por distintos escenarios habían pasado Rosario Ortega, Louta, Natalie Pérez y La Joaqui, quien lanzó tangas rojas al público y celebró la llegada de la cumbia 420 al festival.
Hacia la noche, antes de Miley Cyrus, pasó por el festival el rapero neoyorkino A$ap Rocky con una rimbombante puesta en escena de grandes y coloridas gráficas, máquinas lanza humo y llamaradas de fuego; y un radicalizado estilo por el que desfilaron los conflictos raciales, la violencia, el amor y hasta algún clishé del género.
En el cierre, Bizarrap no necesitó más que de sus mezclas para poner a bailar a los presentes en un recorrido por aquellas producciones que lo convirtieron en la gran estrella de las nuevas generaciones.
Pero el regreso del festival no estuvo dado solo por la interesante grilla, sino también por las distintas experiencias desplegadas por el enorme predio, como Las Casitas, unos pequeños espacios cerrados con DJs en donde se puede escuchar música electrónica y bailar; los patios gastronómicos; una gran vuelta al mundo como en los parques de diversiones y una colorida obra inflable de Marta Minujín.
Aunque las lluvias registradas hasta las primeras horas de la tarde dejaron grandes espacios con barro al estilo de un modesto Woodstock, poco le importó esto a los grupos de adolescentes que no se privaron de los brillos y colores en sus ropas, ni de las pinturas en sus rostros.
Hasta la media tarde, cuando aún no se encontraba colmado el lugar, el público circulaba como en un paseo y abundaban las poses para fotos, pero con el correr de las horas la música fue ganando lugar como gran espacio de concentración.
El festival continúa este sábado con The Strokes como gran atracción y la particularidad de ver por primera vez en ese contexto a la leyenda del rock argentino Litto Nebbia, entre otras cosas. (Télam)