Opinión

Milei en el Congreso: buenas intenciones y un pedido de paciencia y confianza

El viernes a la noche -y lo adelantó desde la mañana- Milei fue al Congreso a reescribir las tablas de la ley. A la mañana lo dijo solo para entendidos o para el traductor de Google, en hebreo, con un fragmento del Exodo cuando Dios le dice a Moises que debe escribir de nuevo las tablas de la ley.
A la noche veríamos que esta segunda edición de los diez mandamientos se llamará Pacto de Mayo. En su discurso, el presidente exhibió la seguridad de un kamikaze: propuso medidas necesarias, ideales, irrealizables, soñadas.
Su repaso por la herencia recibida fue importante pero bastante anónimo. Cuando parecía que no, nombró finalmente a los “jinetes del fracaso”: Massa, Moyano, Grabois y Máximo Kirchner. Luego a Cristina, “uno de los peores gobiernos de la Historia”. Antes, pero vinculado al presente, habló de Baradel y, sin nombrarlo al ex gobernador jujeño Gerardo Morales por meter presos a quiénes lo criticaron en Twitter. "Ofende el silencio de aquellos que se dicen republicanos", dijo, y lo repitió.
Dijo que obligará a los políticos a reducir su planta de asesores, se eliminará el financiamiento público de los partidos, se modificará el sistema de elecciones en los gremios y se instruirá a la ANAC para que evite que los políticos viajen en aviones privados.
Encantador, ¿pero cómo lograrlo?
A diferencia de lo que se esperaba no estuvo agresivo; todo lo que empresarios e inversores quieren escuchar: un menor nivel de conflictividad política y búsqueda de acuerdos para las reformas. ”Claramente preferimos el tono de enero, en el que se discutían las reformas para el país en las que muchos coincidían, y no la confrontación del mes pasado. Este llamado retoma esa senda”, dijo a medios nacionales un banquero con profundo conocimiento del mercado.
Desde el área de las finanzas un operador comentó a este diario: "El mercado va a festejar este tono aunque no hubo anuncios económicos concretos”. En el país que está alrededor del Congreso la recesión acecha y la inflación no termina de domarse. De esos números depende Javier Milei, que en su discurso no pidió “sangre sudor y lagrimas” sino "paciencia y confianza”. No es tan distinto

Autor: 311264|
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