Locales

"Mejorar la velocidad de vacunación y la comunicación con la gente"


Andrea Uboldi, infectóloga de la Provincia y ex ministra de Salud.



La ex ministra de Salud provincial, Andrea Uboldi, analizó este presente que estamos viviendo, con un nivel máximo de restricciones. La profesional advirtió que "hace veinte días atrás, dijimos que la situación era muy compleja", sostuvo.




Andrea Uboldi fue ministra de Salud durante la gestión de Miguel Lifschitz. Además, la médica pediatra e infectóloga es hoy una referente como integrante de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn). 
En medio de esta ola de contagios y ya con nuevas restricciones, atendió a Diario CASTELLANOS y se refirió a los motivos por los que Santa Fe llegó a este nivel de saturación del sistema de salud, y habló del retraso de las obras del Nuevo Hospital: "estos tiempos de restricciones deben permitir a los gobernantes saber cómo podemos mejorar los testeos, los seguimientos, la velocidad de vacunación, de asignación de turnos. Y, sobre todo, cómo mejorar la comunicación con la gente", explicó en primera instancia. 

-¿Por qué Rafaela y la Provincia llegaron a este nivel de saturación en sus sistemas de salud? ¿Por qué estamos en el peor momento de la pandemia?
-Durante el verano, por distintos motivos (cansancio, saturación), faltó previsibilidad e insistir en que la pandemia no había pasado. Se pusieron muchas expectativas en las vacunas con anuncios que no se pudieron cumplir. Se licenciaron muchas medidas que están vinculadas con el autocuidado individual y el control que debe ejercer el Estado con información, recomendaciones y comunicación. Ir siguiendo lo que pasaba en cada lugar. A diferencia de la primera, esta segunda ola no tuvo inicialmente un foco fuerte en el sur. Comenzó en el oeste, en el departamento Castellanos, San Guillermo, Suardi vinculado en ese momento con Córdoba. Se sabía que iba a ocurrir: pasaba en Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile. Venía con más contagios, con gente joven con evolución más rápida. Aquí no medimos la gravedad de lo que estaba ocurriendo.

-Usted forma parte del comité que asesora al Gobierno Provincial: ¿se lo advirtieron a los funcionarios?
-Las veces que somos convocados, tratamos de llevar ideas y advertir lo que vamos viendo. Hace veinte días atrás, dijimos que la situación era muy compleja. El nivel de ocupación de camas era muy alto. Esto, vinculado a otras situaciones de salud, ameritaba atención. Advertimos en ese momento que era importante restringir tiempo corto y acompañado de control. De lo contrario la medida se anuncia y no se efectiviza. Prolongar restricciones a medias no va. Planteamos que, si se tomaban medidas, ¿qué capacidad de control tenía el Estado para su implementación? Y paralelamente, revisar algunos puntos importantes en la planificación: cuánto y cómo testeamos. Ampliar el número de camas. La estrategia de vacunación más rápida y efectiva para llegar con una dosis a la mayor población posible.

-Mucho se discute en Rafaela que, en medio de la pandemia, no se priorizó el Nuevo Hospital…
-En 2019, recuerdo que se licitó la segunda y tercera etapa del Nuevo Hospital. En ese momento, hubo un acuerdo entre el exgobernador Miguel Lifschitz y Omar Perotti (NR: a pedido de éste último): no adjudicarla para que lo haga la administración entrante. A mí me parece un grave error haber transcurrido todo el año pasado en situación de pandemia y no haber evidenciado un sistema de salud robusto. Esto significa: nuevo edificio, nueva infraestructura hospitalaria que permita más espacio y aislamiento, tener la posibilidad de que el personal de salud trabaje mejor. Tener recurso humano calificado y equipamientos implica un cambio importante para responder a la situación de pandemia. Esto quedó demostrado con  los nuevos hospitales en otras ciudades. Y más. Cuando esta pandemia termine, (o se controle), nos vamos a encontrar con situaciones postergadas: cardiovasculares, oncológicos, quirúrgicos que necesitan nuevos espacios. En muchos lugares, la posibilidad de haber migrado a un nuevo Hospital, permitió que el viejo edificio se infraestructura para otra posibilidad asistencial. Las obras no son de los gobernantes, son de la gente y de los trabajadores de salud. La medicina y los modos de atención cambiaron. Recuerdo lo que significó en su momento la inauguración del tomógrafo en Rafaela. En ese momento no imaginábamos que iba a ser tan vital en el marco de una pandemia. Significó poder evaluar los pulmones y definir si existe una complicación respiratoria severa. 

-¿Cómo estuvieron los testeos en la Provincia? ¿Qué información tiene?
-En esos encuentros planteamos la importancia de un diagnóstico oportuno. Recomendamos que las personas que presenten síntomas, no esperen 48, 72 horas para testearse. Si tiene dos síntomas o más, debería llamar y testearse en ese momento. Insistimos en la importancia de los tests rápidos de antígenos. Sirven sobre todo en estos momentos cuando hay tanta circulación comunitaria. Descentralizar tests, tenerlos accesibles en los centros de salud o en determinados espacios. En relación a los tests, venimos con un nivel de positividad alto. Esto marca que la cantidad de tests son insuficientes porque no llegamos a testear a todos.

-Tema vacunas y ritmo de vacunación…
-Desde CoNaIn se confeccionó un documento relacionado a la priorización de dosis. Una persona que tuvo Covid puede postergar su vacunación entre 3 y 6 meses. Y así dejar ese lugar. Esto amerita una dinámica de organización de los turnos muy importante. Por el otro lado, muchas personas de población objetiva para Covid necesitan recibir la vacuna antigripal y neumococo. Necesitan reagendar su turno. Ahí veo a la plataforma varias dificultades para optimizar recursos. El 75% de la población objetiva mayor de 60 está cubierta. ¿Dónde están las personas que me faltan? Hay que avanzar con segundas dosis y a la vez con las primeras a otros grupos. Hay que definir, y es una disyuntiva, cómo se define el grupo entre 17 y 59 años. Sólo una plataforma no puede definir. 

-¿Hay una mejor vacuna?
-La mejor vacuna es la que tenemos aplicada en el brazo. Cuanto antes logremos vacunar, repercutirá no sólo en la persona vacunada sino que evitaremos que el virus se multiplique. Así perderá su capacidad de mutar. Si logramos crear una muralla con la primera dosis en mucha gente, este virus podrá entrar pero no le será tan fácil enfermar a la gente.

-Estamos viviendo momentos de incertidumbre… Hay muchas contradicciones
-En primer lugar, a quienes están en gestión. Es importante comunicarle a la gente. Es difícil el contexto que atravesamos pero debemos decir claramente: dónde estamos parados, qué es lo que sabemos y lo que no. Se debe recomponer el vínculo con la comunidad explicando. Lo peor que podemos hacer es que no sea el equipo de gestión quien se ponga a la cabeza para comunicar. Surgen así la serie de opinólogos, versiones, redes informales que tergiversan la realidad y generan en la población situaciones de antagonismo… 
Para la gente, decirle que estos momentos de restricciones, los acatemos al máximo. Es momento para cuidarse. Cada uno de nosotros somos eslabones claves de una sociedad para bajar el nivel de circulación y permitir transcurrir en un invierno complejo, una situación de pandemia. 
Lo segundo: con este nivel de circulación, ante cualquier síntoma, me guardo en casa, me separo de la familia, me pongo un barbijo y llamo para programar el diagnóstico. Pienso quién estuvo conmigo y les aviso para que se guarden. No hay que desesperarse: ocuparse y perderle miedo al virus: controlado y seguido, el 80% de las personas no necesita internación.
Hay que encontrar alguien que me guíe en forma remota, estar atento a la persistencia de la fiebre sobre todo después del quinto día, conseguir saturómetro para identificar la manera en que llega el oxígeno al pulmón. Armar bancos de saturómetros con familiares y vecinos 
Es más inseguro quedarme en casa esperando la evolución de un cuadro que no pinta bien, que concurrir a una guardia con todos los recaudos. 
Estos tiempos de
restricciones deben permitir a los gobernantes saber cómo podemos mejorar los testeos, los seguimientos y, sobre todo, mejorar la velocidad de vacunación, la asignación de turnos y la comunicación con la gente. 


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