El Ford GT40 es una obra que el tiempo no pudo borrar ni por su trayectoria ni por su diseño que nadie pudo superar ni copiar y permanece aún hoy en la memoria de la gente como lo más conspicuo del diseño automotor deportivo.
Por Esteban Soldano - A principios de los años 60, viendo que su nombre no figuraba en los acontecimientos deportivos más importantes, Ford decide participar en la categoría de los Sport que avanzaba aceleradamente hacia los sport prototipos y a convertirse en la categoría estrella del automovilismo mundial siendo las 24 horas de Le Mans el mayor escenario de la competición automovilística mundial.
El Ford GT40 no solo fue un auto de carreras ganador de las 24 horas de Le Mans cuatro veces seguidas desde 1966 hasta 1969 inclusive, sino también dueño de un diseño único que conquistó todos los públicos desde su presentación hasta nuestros días.
Construido por Ford Motor Company para competir en las carreras de larga duración, y así hacer frente a Ferrari quien se había adueñado del clásico francés desde 1960 y que lo haría hasta 1965, en seis ocasiones consecutivas.
El automóvil se llamó GT haciendo referencia a Gran Turismo, el número 40 surge de la altura total del modelo logrado en solo 40 pulgadas (1016 mm). Se montó en él un motor V8 en posición longitudinal que abarcaba una cilindrada de 4,2, 4,7 hasta alcanzar los 7,0 litros.
Los primeros prototipos llevaban el número de serie GT-101 hasta GT-112. La producción continuó y los siguientes coches, los MK I, MK II, MK III y MK IV, que fueron numerados como GT40-P-1000, hasta GT40-P-1145, fueron oficialmente los "GT40s". Siendo "GT40" el nombre del proyecto y apareciendo en el número de serie, se desmiente el dicho de que "GT40" era sólo un apodo. Existen varios MK V, réplicas ya que se fabricaron posteriormente utilizando algunas piezas originales, son una opción más económica de disfrutar del mito GT40.
En el 2005 y 2006 Ford sacó al mercado un superdeportivo basado en este icónico GT40, con el nombre de Ford GT y GT X1. Con este modelo se hizo frente con un gran trabajo entre imitación y actualización del auto original que cuarenta años después no envejecía y nadie se animaba a tocar como si estuviésemos frente a una obra de arte trascendente y única.
Desde el 2017, otra vez la marca del óvalo volvió ha construir un nuevo GT inspirado en aquel pero absolutamente nuevo en cuanto a diseño y materialización, que precisamente a fines de este 2022 abandona su producción con una versión especial denominado, Heritage Edition edición limitada con la que el GT40 agigantará más aún su leyenda.
Una historia que empezó cuando Henry Ford II siguiendo los postulados empresariales de su abuelo Henry Ford, quien le asignaba un gran valor a la publicidad sobre la cual expresaba ya a comienzos del siglo pasado: "Dejar de hacer publicicad para ahorrar dinero es como parar tu reloj para ahorrar tiempo".
Henry Ford II, hijo de Edsel Ford (no de Henry como algunos medios sostienen), quería que un auto de su marca ganara en Le Mans buscando en esa acción un lugar en lo más alto en el automovilismo mundial, como inmejorable cartel publicitario de su empresa. En 1963, Ford recibió rumores a través de un intermediario europeo de que Enzo Ferrari estaba interesado en vender Ferrari a Ford Motor Company. Pero Ferrari se dio cuenta de que no podía dejar ir la compañía que llevaba su nombre y finalmente, cuando faltaba solo un paso, dijo no. Henry Ford II, puso manos a la obra comenzando por buscar quien pudiera diseñarle un auto para ese fin. Comenzó entonces negociaciones con Lotus, Lola y Cooper. Cooper no tenía experiencia en carreras de GT, Lotus en esa época ya era socio de Ford para su proyecto de las Indy 500. Colin Chapman(CEO de Lotus) que dio un costo muy alto por su participación e insistió en que el vehículo (el mismo que se convertiría en el Lotus Europa) debería nombrarse como Lotus-Ford. La propuesta de Lola fue finalmente la elegida debido a que ya había usado un V8 de Ford en su modelo de motor central Lola Mk 6 (también conocido como Lola GT). El automóvil era uno de los más avanzados bólidos de carreras de su tiempo y tuvo un desempeño notable en Le Mans 1963. El arquitecto Eric Broadley, propietario y jefe de diseño de Lola Cars, aceptó la propuesta de Ford para realizar el diseño general del auto y un acuerdo que incluía una colaboración de un año entre él y Ford, así como la venta de dos chasis del Lola Mk 6 a Ford. Para formar el equipo de desarrollo, Ford también contrató al ex-director del equipo Aston Martin, John Wyer. El ingeniero Roy Lunn de Ford Motor Co. también fue enviado a Inglaterra; él había diseñado el prototipo de motor central Mustang I, impulsado por un V4 de 1.7 litros, único ingeniero de Dearborn en tener alguna experiencia con un automóvil de motor central.
Supervisado por Harley Copp, el equipo de Broadley, Lunn y Wyer comenzó a trabajar en el nuevo automóvil en la fábrica de Lola en Bromley. Hacia finales de 1963, el equipo se mudó a Slough, cerca del Aeropuerto Internacional Heathrow. Ford estableció entonces su filial Ford Advanced Vehicles Ltd, una nueva subsidiaria bajo la dirección de Wyer para administrar el proyecto.
El primer chasis, construido por Abbey Panels of Coventry, se entregó el 16 de marzo de 1963, con moldes de fibra de vidrio producidos por Fiber Glass Engineering Ltd de Farnham. El primer "Ford GT", el GT/101 se presentó en Inglaterra el 1 de abril y poco después se exhibió en Nueva York.
Había distintas visiones como se debía encarar el desarrollo del auto razón por la cual en 1964 y 1965 los autos, si bien se mostraron a la altura de las circunstancias, no llegaron en Le Mans, que era el objetivo central del proyecto, por lo que Ford contrató a Carroll Shelby, con quien ya venían trabajando con los Cobra, para desarrollar los coches de cara a los dos próximos años.
Se realizó un trabajo extenso en el túnel de viento y se mejoraron frenos, el manejo y el motor, entre otras cosas mejorando la economía de combustible. El gran motor de 7 litros ahora producía 475 CV. Ese 1966 comenzó prometedor con Ken Miles y Lloyd Ruby ganaron las 24 Horas de Daytona y luego las 12 Horas de Sebring. Se pusieron para Le Mans a quince participantes con el Mark II; ocho fueron aceptadas por la ACO (Automóvil Club del Oeste), la organización automovilística más importante de Francia organizadora las 24 Horas de Le Mans. Construidos y preparados por Shelby American se asignó tres autos para Ken Miles con el neozelandés Denny Hulme, los estadounidenses Dan Gurney y Jerry Grant, siendo el tercer coche para la dupla kiwi(neocelandeses) de Bruce McLaren y Chris Amon. Holman & Moody, el exitoso equipo de carreras Ford NASCAR, se incorporó para competir con otro trío: Mark Donohue/Paul Hawkins, Ronnie Bucknum/Dick Hutcherson, and Lucien Bianchi/Mario Andretti. Con semejante material financiero, tecnológico y humano lo imposible era ganarle precisamente a Ford. Y la victoria llegó con tres autos ganando, con un Miles que debió ceder aparatosamente, para dejar ganar al GT40 Nº 2 conducido por Bruce McLaren y Chris Amon, ante la mirada atónita de los miles de espectadores que presenciaban ese año la carrera de autos más popular de la historia. La película de Ford vs Ferrari reivindica a un Ken Miles injustamente olvidado por la historia.
Para 1967, redoblaron la apuesta con el nuevo GT40 MK IV, que de GT ya no tenía nada y se había convertido en un auténtico Sport Prototipo que en un principio pretendió salir de un Ford "J" con un chasis de panal de abejas, pero en los test llevados a cabo en el año anterior, Ken Miles que había perdido la carrera ese año, perdió la vida. Fue entonces que se partió de una estructura tradicional con una carrocería de muy baja resistencia aerodinámica con el motor de 7litros que alcanzaban 350Km/h en la recta de Hunaudières, una recta de 6 km (3,7 millas) del Circuito francés de la Sarthe.
El despliegue de Ford era con hasta doce coches en pista. Ante todo, tenían dos equipos oficiales; la estructura de Carroll Shelby y el equipo Holman & Moody. Cada uno de estos equipos competía con dos GT40 MkIV y un MkIIB. Adicionalmente, Ford France inscribió un MkI de forma privada y un MkIIB con el apoyo de Holman & Moody y la Scuderia Filipinetti añadió a su Ferrari un Ford MkI, dando como resultado una alineación bastante peculiar. John Wyer ahora tenía ya su propio equipo compuesto por ell último MkI y dos Mirage M1 que eran en realidad dos unidades del GT40 Lightweight(liviano), restilizados por él.
Definitivamente el resultado no podía ser otro que la victoria de los MK IV a través del auto Nº1 conducido por Dan Gurney y A.J. Foyt, esta vez seguidos por las Ferrari de Ludovico Scarfiotti/Mike Parkes y Willy Mairesse/ Jean Blaton mientras que cuarto fue el otro Ford MK IVcon Bruce McLaren y Mark Donohue.
En 1968 se abocaron a la construcción de un auto totalmente nuevo, un sport prototipo, el Ford P68, que aunque lucía muy bien mostró muchos problemas de estabilidad a altas velocidades porque oficialmente se cerró la aventura de Le Mans para Ford, pero, el equipo de John Wyer adquirió dos GT 40 MkI con los motores de 7 litros oficiales que ese y el siguiente año podían equipar a los GT para ser competitivos con los Sport Prototipos que no podían llevar motores que superaran los 5 litros. Así fue que el equipo patrocinado por la petrolera Gulf de este inteligente ingeniero inglés se hizo con la victoria ese año con una nueva estrella del automovilismo mundial, Pedro Rodriguez acompañado de Lucien Bianchi y al año siguiente en 1969, con otra estrella naciente, Jacky Ickx junto a Jackie Oliver.
Esta es la imagen imborrable de los Ford GT40 color celeste con detalles anaranjados que de esta manera pusieron punto final a la participación de la marca del óvalo en Le Mans y que aún hoy permanece en la memoria colectiva a más de cincuenta años de aquellos días inolvidables.