En el marco del 184° aniversario del natalicio de san José Gabriel del Rosario Brochero, una reliquia de primer grado de santa María Antonia de San José peregrinó desde la catedral de Córdoba hasta Villa Cura Brochero. Lo hizo en los brazos amorosos de los caminantes que, del 13 al 16 de marzo, integraron La Brocheriana 2024, en una nueva edición de la multitudinaria peregrinación que honra cada año al santo cordobés.
El padre Javier Luis Soteras, párroco de la catedral y director de Radio María Argentina, bendijo y encomendó a los cabalgantes y caminantes a la protección del cura gaucho y de Mama Antula. Los peregrinos recorrieron 140 km por el camino de las altas cumbres, entre elevadas temperaturas, resolana, humedad e intensos chaparrones.
En cada una de las misas que los sacerdotes presidieron, la imagen de santa Mama Antula y su reliquia peregrina estuvieron en el altar. Al llegar a Villa Cura Brochero, monseñor Ricardo Araya, obispo de Cruz del Eje, recibió la reliquia ex ossibus, enviada por monseñor Ernesto Giobando SJ, de manos del comandante principal Jacinto Giménez, jefe del escuadrón de Gendarmería con sede en Sinsacate.
Dos mujeres gendarmes, por su parte, entregaron la certificación de autenticidad de la reliquia y la réplica de la imagen oficial de la santa, que fueron expuestas por el obispo y ubicadas en el altar. «Esta fuerza de seguridad, que compromete su vida para custodiar la seguridad de nuestra Patria en distintos lugares, sobre todo en Santa Fe, en Rosario, necesita que recemos mucho por sus miembros y para que recuperemos la paz», se expresó en la celebración.
A su vez, monseñor Araya bendijo la reliquia de primer grado de la santa, la cual misiona por las fronteras, acompañando al personal que allí se desempeña.
Travesía espiritual
La Brocheriana 2024 recorrió los caminos del Cura Brochero en cuatro días, con sendos descansos nocturnos en Malagueño, Copina y La Posta. La fe se manifestó paso a paso y los caminantes se motivaron mutuamente, con vivas al Cura Brochero y a Mama Antula, celebrando su presencia.
En una serie de catequesis al aire libre, se fue difundiendo la vida, obra y trascendencia de la santa, así como su vinculación con el santo Cura Gaucho, continuador en el siglo XIX de la práctica de los Ejercicios Espirituales Ignacianos que ella promovió desde 1767 hasta su muerte, en 1799.
En el trayecto, se entregaron estampas de la santa, se recogieron testimonios, se compartió el rezo del Rosario y la oración a santa Mama Antula, peregrina y misionera. También se oró por intenciones particulares, pidiendo la intercesión de la primera santa argentina.
El broche de oro de la peregrinación tuvo lugar ante el sepulcro del Cura Brochero, donde caminantes y jiinetes se abrazaron y agradecieron el apoyo brindado para ser partícipes de la fiesta central del santo. Hasta allí llegó Mama Antula -en su imagen y su reliquia-, derramando bendiciones, y recogiendo lágrimas y plegarias de los feligreses presentes.