Tras bajar su candidatura a diputado nacional, el santafesino formará parte de las filas del gobierno nacional como secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional.
De no aparecer ningún obstáculo en el camino, la semana que viene se abrirá la tranquera y Luis Contigiani entrará al gobierno nacional como secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura. Después de ser funcionario y diputado nacional del Frente Progresista, Contigiani llega a una administración que desde el día uno quiere reconstruir los puentes con el campo y que está cada vez más urgida de dólares.
El Ministerio que conduce Julián Domínguez está en pleno cambio de piezas. El ex ministro de Agricultura de Cristina Kirchner después de la guerra con el campo por la resolución 125 fichó como secretario de Agricultura a Matías Lestani, hasta acá director del Departamento Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la entidad más hostil al gobierno de la Mesa de Enlace.
Consultado por La Capital, Contigiani guardó las declaraciones públicas para la semana que viene, cuando esté instalado en Buenos Aires. “Por ahora sólo voy a decir que conozco a Julián Domínguez desde hace mucho tiempo y me da gran gusto poder ayudarle en su equipo. Es una persona muy valiosa, de diálogo y que entiende la trama productiva como pocos”, afirmó.
La Secretaría que ocupará Contigiani tiene como principales metas apuntalar la comercialización de productos alimentarios y engordar la exportación de alimentos. El secretario actual es Marcelo Alós, un economista sanjuanino que fue funcionario en su provincia y vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.
Teniendo en cuenta la potencialidad de la Argentina en el área y la sed de divisas que sufre la economía, Contigiani puede tener un rol importante en un gobierno que se propone objetivos que muchas veces chocan entre sí, como hacer las paces con el mundo agroindustrial pero también conseguir dólares y abastecer al mercado interno sin que se dispare la inflación.
Alianzas y rupturas
Contigiani conoce bien el paño. Nacido en Rosario pero criado en Arequito, fue durante diez años funcionario de la Federación Agraria Argentina (FAA) y con el Frente Progresista saltó a la administración pública. Fue secretario del Sistema Agropecuario durante la gestión de Antonio Bonfatti y ministro de Producción en la primera mitad de mandato de Miguel Lifschitz.
Después de ser una de las voces más críticas del descalabro productivo que estaban generando las medidas del gobierno de Mauricio Macri, Contigiani llegó en 2017 al Congreso.
Pero la paz con sus socios duró poco. La primera votación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, en 2018, terminó de romper una relación con el Partido Socialista que ya venía resquebrajada. Lo que irritó no fue sólo que Contigiani asumiera una posición opuesta a la del partido que lo había apuntalado, sino también que tuviera un perfil tan alto en el debate parlamentario.
Con la llegada de Enrique Estévez, el PS ubicó en el Congreso un representante del propio riñón. Igual, tanto Contigiani como el ex concejal rosarino se movieron en tándem en el bloque agrupaba a diputados referenciados en Roberto Lavagna y Juan Schiaretti. En el último tiempo, dicen desde el socialismo, la relación era “cordial y no mucho más”.
Sin espacio en el Frente Progresista, el año pasado Contigiani intentó renovar su banca y selló una alianza con el dirigente de los recolectores Marcelo Pipi Andrada y el ex concejal Jorge Boasso.
De vuelta, los acuerdos estallaron a poco de andar. A un mes de las generales, Contigiani se bajó de la candidatura a diputado por Primero Santa Fe, enojado con la campaña de Boasso, basada en una imagen de Cristina con el traje a rayas de presidiaria. Contigiani argumentó que Boasso “traspasó los límites que en democracia no hay que permitir que se traspasen”. A su entender, lo que hizo el dirigente radical tuvo que ver “con el escrache, la violencia, el señalamiento y la estigmatización. Es una actitud antidemocrática, antirrepublicana porque es un afiche de condena y de censura”. Además de jugar al límite del reglamento, la movida que intentó copiar el antikirchnerismo furioso de Carolina Losada no sirvió para captar votos: Boasso salió último en la categoría a senador y cosechó sólo 30.117 votos, el 1,6%. (La Capital)