La Lombardía es una región del norte de Italia que ha aportado a nuestra región una buena cantidad y calidad de inmigrantes. Entre 1881 y 1914 se recibieron en Argentina alrededor de 2.000.000 de italianos. La provincia de Santa Fe ha sido uno de los destinos más elegidos por los emigrados; el número de la población en esta provincia se decuplicó en la segunda mitad del siglo XIX. Se contaron unas 360 colonias nacidas en ese tiempo; algunas de ellas se formaron con intervención del gobierno, pero la mayor parte se iban creando a medida que avanzaba el ferrocarril y la llegada de contingentes migratorios.
La empresa integrada por Guillermo Lehmann, Félix Egusquiza, Carlos Saguier y Manuel Quintana formaron las poblaciones de Aurelia, Susana, Presidente Roca, Lehmann, Egusquiza y Rafaela; esto significó que el Departamento Castellanos tenga la mayor tasa de crecimiento poblacional, pasando de ser un espacio vacío a convertirse en la zona con mayor subdivisión de la tierra y por ende de mayor explotación familiar intensiva.
El mayor aporte de habitantes correspondió a los piamonteses, seguidos por los lombardos, los ligures y los vénetos. Con respecto a las nacionalidades, los más numerosos italianos fueron seguidos a la distancia por los suizos, los españoles y los alemanes, entre otros.
En su libro "Los Inmigrantes Lombardos", Magda Chemez de Eusebio adjudica un mayor porcentaje a los piamonteses en el ámbito rural, ya que en su mayoría provenían de la provincia de Cúneo, esencialmente agropecuaria. En cuanto a los lombardos, la primacía urbana ubica a sus ciudadanos en el comercio, industria, artesanía y servicios. Por esa razón encontramos a ciudadanos de esta procedencia en el comercio de ramos generales, la industria frigorífica, molinos harineros y talleres de diversos rubros.
La Sociedad Italiana y la Rural
La Sociedad Italiana Vittorio Emanuele II fue creada el 16 de junio de 1890 y en los 50 años iniciales contó con preeminencia de lombardos en su integración y dirigencia. Fueron particularmente solidarios mediante la distribución de medicamentos, la ubicación de los recién llegados, facilitándoles la obtención de trabajo.
Entre 1893 y 1961 ocuparon la presidencia de la Sociedad Italiana Faustino Ripamonti, Tobías Colombo, Atilio Ripamonti y Carlos Tossini. Durante la presidencia del primero, se intensificó la relación con otras sociedades similares; uno de sus integrantes, Carlos Mognaschi promovió la adquisición de un terreno destinado a panteón social, cuya majestuosa presencia domina hoy el Cementerio Municipal. Una de las obras destacables fue en los primeros tiempos la remodelación para destinar un espacio importante al teatro.
Las divisiones notorias en Italia se trasladaron a los inmigrantes. Así comenzaron los enfrentamientos que se acentuaron con la creación de una agrupación denominada "Figli d'Italia". Algunos socios de la Vittorio Emanuele II se incorporaron a la nueva sociedad y el enfrentamiento recrudeció hasta que Faustino Ripamonti hizo valer su liderazgo, reunió a todos y logró la reunificación.
Una iniciativa del lombardo Carlos Mognaschi dio por fundada la Sociedad Rural el 12 de agosto de 1906, producto de una convocatoria que reunió a los principales ganaderos. Marcelo Signorini, Marcelino De Micheli y Giovanni Scossiroli sumaron su presencia y su influencia en el medio para que la naciente Sociedad Rural sea reconocida.
El templo
En un tema que se destacaron los lombardos fue en la construcción de capillas e iglesias, conscientes de que la población de inmigrantes italianos deseaba expresar su fe católica y que, para hacerlo, debían trasladarse a Pilar. De este modo, concretaron aportes decisivos. Carlos Ércole -lombardo- donó un terreno frente a la plaza central, donde se construyó la primera iglesia. Por su fragilidad constructiva padeció los embates de un temporal que la hizo impracticable. En consecuencia, se encaró la construcción de un nuevo templo. Juan Zanetti vendió un terreno propio para afrontar las deudas por materiales; por su parte, Faustino Ripamonti financió la construcción de la torre y donó las campanas. No sólo en Rafaela los lombardos dieron su aporte en este sentido; cabe mencionarse el caso de José Carena, que impulsó la construcción del templo en esa localidad.
Tanto en la Comisión de Progreso inicial como en los sucesivos estamentos de gobierno, los lombardos tuvieron decidida participación, producto de una injerencia en el medio comercial e industrial. Por citar algunos, mencionamos a Mognaschi, Scossiroli, Zanetti, Fertonani, entre otros.
En el ámbito deportivo, Ripamonti presidió la primera comisión del Club Ciclista en 1898 y Mognaschi en el Club Argentino Quilmes.
La historia de las instituciones hace constar la participación de Giovanni Chiesa en la Sociedad Obrera y en la Asociación de Sastres.
Esta reseña, que abarca sólo los primeros años de vida de Rafaela, sirven como ejemplo ilustrativo de la decisiva presencia de los inmigrantes lombardos en la organización social, industrial, comercial, religiosa y deportiva de Rafaela.