Al principio llamaban la atención, pero ya nos hemos ido acostumbrando a los productos alimenticios con los octógonos negros. Estos con sus leyendas como "Exceso en azúcares" ya son tan habituales que hemos casi dejado de verlos.
Todo empezó con la Ley 27.642 de "Promoción de la Alimentación Saludable"sancionada en octubre de 2021. Uno de los argumentos principales de sus promotores es que los consumidores merecemos tener información clara sobre lo que comemos y hace rato que la tenemos.
Veamos: por norma desde hace años que tiene que existir la tabla de la información nutricional en algún lugar de los empaques. ¿Entonces qué trae de nuevo esta ley? Lo que trae es otro avance más del Estado sobre las decisiones libres de las personas. De alguna manera es como plantearle al consumidor: "Como usted es bastante inútil para entender la tabla nutricional, le vamos a poner un antiestético octógono negro para que se avive".
Hay una realidad, tal vez dura, pero realidad al fin: entender la tabla nutricional nos exige un mínimo de esfuerzo. Si buena parte de la población no está en condiciones de hacerlo, entonces tenemos un problema de fondo mucho más grande del que pensamos. Me refiero a un enorme desafío a nivel educativo: falta de comprensión de textos, ignorancia sobre matemáticas recontra básicas y desconocimiento sobre cuáles son los principales nutrientes.
Pensar que las malas elecciones que hacemos al momento de comer se solucionan con octógonos negros y prohibiéndole aparecer al "Tigre Tony" en la caja de las Zucaritas, estamos fritos. Lo que pasa es que es más fácil para la política salir a mostrar un par de etiquetas impactantes que, admitir que tenemos un déficit educativo.
¿Ley Tribunera?
De esta manera esta ley se transforma en una forma fácil de limpiar culpas barriendo el problema bajo la alfombra. Claro que todos vamos a estar de acuerdo en que es bueno aprender a elegir la alimentación más adecuada para cada uno, pero como todo buen hábito hay que incorporarlo y eso lleva tiempo.
Esto mismo viene pasando desde hace años con los paquetes de cigarrillos. Al principio se obligó a que incluyeran la leyenda "Fumar es perjudicial para la salud". Como lógicamente no sirvió, tiempo después se instruyó a las tabacaleras para agregar cuadrados negros con fotos de pacientes con todo tipo de enfermedades. ¿La gente ya no fuma más por eso? No. Si esto hubiera sido efectivo ya no habría más fumadores en nuestro país. La baja en la cantidad de fumadores se dio por una educación integral acerca de lo malo del hábito tabáquico.
Lo mismo va a pasar con esta ley. La gente no va a comer mejor porque se lo diga un octógono, aunque ocupe medio envoltorio. La realidad es que aquella persona que quiera cuidarse se va a tomar el trabajo de leer la tabla nutricional y aquel que no, le dará absolutamente lo mismo. Con o sin octógono.
Este asunto nos lleva nuevamente a la importancia del rol de la familia como base de una sociedad fuerte y sana. Que aprendamos a comer bien no es responsabilidad del Estado. Como muchos otros buenos hábitos, estos se logran en el seno familiar. No hay mejor tabla nutricional que unos padres que se informan, aprenden a diferenciar los alimentos e inculcan una alimentación sana a sus hijos.
Palabra de especialista
Para conocer el punto de vista de una profesional, hablamos con la nutricionista Josefina Quattordio (Matrícula 195), quien ve con buenos ojos esta nueva normativa aunque identifica puntos de mejora: "Yo tengo una postura intermedia. Por un lado está bueno que al consumidor se lo oriente con ese sello de advertencia. Así si está por comprar un producto y tiene ese sello entonces sabe que no es bueno. Pero por otro lado hay un montón de productos que son saludables, por ejemplo que figuran en altos en grasas saturadas pero que se trata de grasas buenas. Es como que le faltaría la educación nutricional. De hecho le falta educación nutricional a la población en general para poder interpretar eso. Yo le agregaría que la gente lea las etiquetas. No me quedaría solo con la ley del Etiquetado Frontal".
Asimismo, explicó que existen actualmente formas en que los fabricantes pueden evadir la ley de manera sencilla: "Tiene sus vericuetos legales. Hay empresas que se avivan y les van cambiando la composición a los productos para no entrar en el etiquetado frontal".
El tiempo dirá
Tal vez la mejor forma de comprobar si estos cambios han sido positivos será esperar el paso del tiempo. ¿Qué pasará si dentro de unos años siguen creciendo los índices de obesidad infantil y otras patologías asociadas también en adultos? ¿Será que habremos perdido tiempo y recursos en una solución que suena bien pero en los hechos no soluciona el problema? Habrá que ver qué ocurre.