A 42 años de la guerra de Malvinas, las huellas siguen profundas en la memoria de muchos hombres que se alistaron para luchar por lo que más amaban: su patria.
Independientemente del lugar que ocuparon en el frente o si estuvieron en el mismo (o no), esta etapa debe pensarse como un antes y un después en su vida.
Enrique Stein, un médico psiquiatra que hace años brinda atención a veteranos de Malvinas, sostiene que el proceso de salud mental de los excomtientes tiene que pensarse en dos períodos muy diferentes entre sí.
El primero después del regreso de las Islas, en donde la desatención fue absoluta. Y en segunda instancia, la etapa que sigue a la instalación de los programas de salud mental.
“El primer programa de salud mental importante nace en el año 1992, diez años después de la guerra”, sostiene en diálogo con AIRE Stein.
La guerra impactó de forma negativa en cientos de excombatientes y soldados que decidieron quitarse la vida tras la finalización del conflicto. Un aspecto sobre el que Stein sostiene que aún hoy hay mucha imprecisión y es un tema del cual no se puede hablar.
“La cifra de suicidios a veces se exagera, hay una cantidad importante, pero es un tema a investigar”, afirma el médico. Los soldados sufrieron las secuelas de una guerra inútil en carne y hueso, las señales del estrés postraumático aún están presentes en algunos veteranos.
Un estudio encabezado por Stein sobre el impacto que tuvo la pandemia, arrojó que los excombatientes registraron un aumento del consumo de alcohol y drogas. Además, un porcentaje de ellos mantenían una alineación suicida. “Los que tenían diagnóstico de estrés postraumático agudizaron los síntomas porque el aislamiento social afectaba a los veteranos “, detalló el psiquiatra.
Después de la guerra de Malvinas: proceso de desmalvinización, deuda social y sanitaria
A pesar de los años que pasaron, aún hay excombatientes que no fueron atendidos y revisados por un profesional en salud mental, a pesar de que la ley 23.109 lo especifique desde que fuera promulgada en octubre de 1984.
Stein recalca que el problema de la salud mental no está aislado de la salud física. “Es un hecho cierto que el impacto disruptivo o traumático de la guerra produce cuadros como diabetes e hipertensión y al mismo tiempo patologías graves como cáncer y demás”, afirma el especialista.
Los estudios que se realizaron hasta ahora (algunos de los cuales se siguen haciendo), muestran que los veteranos de casi 60 años sufren el impacto de la guerra y lo que pasó después.
Al respecto, el médico psiquiatra destaca que no todo lo que atraviesan los exsoldados es producto de la guerra. “Muchos veteranos encontraron un ámbito de sostén grupal en los centros que crearon para agruparse”, destacó el consultado.
Stein recalca que la sociedad mantiene una doble deuda con los veteranos: una social, que es el reconocimiento, y una sanitaria, que se centra en la falta de atención que tuvieron y aún sufren.
“Creo que la perversión o la maldad del proceso de desmalvinización además de ser un hecho político, fue un profundo hecho social y de salud. En ese sentido, el impacto de la guerra fue negativo”, destacó Stein al mismo tiempo que agregó que la valoración de la guerra tiene que ver con la recuperación de la alta estima. Fuente: Aire Digital