Aceptémoslo, el problema de las veredas rotas tiene poco marketing. A lo sumo genera alguna queja aislada de algún vecino publicada en un medio. Tal vez esta sea una de las razones por las que en general los gobiernos municipales de varias localidades dejaron hace rato de darle prioridad. A estas alturas ya se avivaron que es más redituables políticamente organizar un festival o una bicicleteada que arreglar la calle.
Sin embargo las veredas rotas representan un serio problema para las personas discapacitadas y los ancianos, ya que dificultan su movilidad y aumentan el riesgo de accidentes. Estos tramos deteriorados de las calles son más que un simple inconveniente; son barreras físicas que limitan la accesibilidad y la calidad de vida de quienes dependen de una infraestructura adecuada para desplazarse de manera segura y autónoma.
Diario CASTELLANOS es uno de los medios que hace tiempo viene cubriendo este problema que muchos prefieren minimizar pero que en la realidad cotidiana representa un grave riesgo para gran parte de la población. Una simple baldosa sobresaliendo puede significar desde dificultades para mover un cochecito de bebé hasta caídas accidentales con fracturas de huesos.
El centro rafaelino desde hace un tiempo viene sumando obstáculos en sus veredas. Los más comunes se dan por raíces de árboles que producen desniveles en el suelo. También la rotura y faltante de piezas genera huecos en los que es fácil trabar el pie y tropezar.
Aníbal atiende un puesto de venta de pororó sobre Av. Santa Fe, en un rápido diálogo con este medio aseguró haber visto más de una señora caer al suelo producto de este problema. «Acá se ve pero también sobre Mitre pasa mucho», dijo.
Vanina y Vanesa, ambas en silla de ruedas se encontraban junto a la entrada de una reconocida perfumería céntrica. Al ser consultadas por esta problemática, explicaron que es una situación que lleva muchos años sin resolverse, a pesar de haber hecho los reclamos pertinentes a la Municipalidad a través del área de discapacidad. «Se nos complica a nosotros pero también a los que andan con changuitos de bebé o con andadores. Ya hay muchos reclamos por parte nuestra a través de un grupo que tenemos de gente que está en silla de ruedas».
Los ancianos, cuya movilidad y equilibrio a menudo están comprometidos, también se ven afectados por las veredas rotas. Estos individuos, cuya fragilidad física es mayor, corren un riesgo aún mayor de sufrir lesiones debido a las irregularidades del pavimento. Las caídas en las veredas pueden resultar en fracturas óseas, hematomas o incluso lesiones graves en la cabeza, lo que puede llevar a complicaciones de salud significativas y un deterioro aún mayor de su calidad de vida.
Sabemos que en año de elecciones ejecutivas es común que se aceleren las refacciones urbanas, pero esta no debería ser la única forma de resolver este gran problema que de alguna forma u otra nos termina afectando a todos.