El Card. Leonardo Sandri, animó a ser generosos en la tradicional colecta del Viernes Santo. La emergencia sanitaria, escribe, agravó el aislamiento de los cristianos.
La "Colecta pro Terra Santa", es una oportunidad para contemplar de cerca el misterio de Jesús muerto y resucitado, pero también una forma ideal de convertirnos en peregrinos en Jerusalén y cercanos a los cristianos que allí habitan, escribe en una carta difundida ayer por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, con vista a la Colecta por Tierra Santa que tradicionalmente se realiza el Viernes Santo.
Consciente de que el 2020 fue un año de pruebas para todos, el Prefecto subraya las dificultades particulares que la Ciudad Santa de Jerusalén y la pequeña comunidad cristiana que vive en Oriente Medio han tenido que afrontar.
"En 2020, los cristianos de esas tierras sufrieron un aislamiento que los hizo sentir aún más distantes, desconectados del contacto vital con sus hermanos de varios países del mundo", explicó el purpurado argentino.
"Los cristianos sufrieron la pérdida del trabajo debido a la ausencia de peregrinos, lo que en algunos países se sumó a la persistencia de la guerra y las sanciones que de hecho agravaron los efectos de la pandemia. Además, cesaron parte de las ayudas económicas que la Colecta pro Terra Santa garantizaba cada año, debido a las dificultades de poder llevarlo a cabo en muchos países en 2020".
Sé como el buen samaritano, no mires para otro lado
Al exhortar a todos a participar en la próxima Colecta, el cardenal Sandri recordó cómo el Papa Francisco ofreció a todos los cristianos "la figura del buen samaritano como modelo de caridad activa, de amor emprendedor y solidario".
El Santo Padre también nos animaba a menudo a "superar la indiferencia de quien ve a su hermano o hermana en dificultad y pasa". Como explica además el prefecto del Vaticano, de hecho, la Colecta debe ser para todos "una oportunidad para no volver la mirada, no pasar por alto, no ignorar las situaciones de necesidad y dificultad de nuestros hermanos y hermanas que viven en los lugares santos".
Un pequeño gesto de solidaridad, por tanto, que San Francisco habría llamado "restitución". Sólo así, según el cardenal, esas comunidades "podrán resistir la tentación de salir de su propio país, las parroquias podrán continuar su misión pastoral y será posible continuar la labor educativa a través de las escuelas cristianas y compromiso social a favor de los pobres y de los que sufren". El cuidado de los Santos Lugares depende de cada uno de nosotros.
Por último, pero no menos importante, el llamamiento del cardenal Sandri toca el tema de la protección de los Santos Lugares, que la Colecta, en parte, financia: "No podemos renunciar a cuidarlos -dijo- son el testimonio concreto del misterio de "Encarnación del Hijo de Dios y la ofrenda de su vida hecha por nuestro amor y por nuestra salvación".
Como conclusión de la carta, el cardenal vuelve a hacer suyas las palabras que San Pablo dirigió hace dos mil años a los corintios: "El que siembra escasamente, apenas segará, y el que siembra ampliamente, con amplitud segará - reiteró - Dios ama a los que dan con alegría".
Colecta del Viernes Santo
Nacida de la voluntad de los Papas de mantener un fuerte vínculo entre todos los cristianos del mundo y los Santos Lugares, en los últimos tiempos fue Pablo VI quien le dio un impulso decisivo a través de la Exhortación Apostólica Nobis in Animo del 25 de marzo de 1974.
La Custodia Franciscana, a la que están confiados los Santos Lugares, a través de la Colecta puede llevar a cabo la misión a la que está llamada: además de la conservación de los Santos Lugares, el apoyo y desarrollo de la minoría cristiana local, la liturgia, las obras apostólicas y asistencia a los peregrinos.
En 2020, a petición de la Congregación para las Iglesias Orientales, debido a la pandemia, la colecta se pospuso hasta el 13 de septiembre. El año pasado, gracias al fondo de emergencia creado por la Congregación y a la colaboración de diversas agencias de la Roaco (Reunión de Obras de Ayuda de las Iglesias Orientales), se financiaron 303 proyectos en 24 países, además de proporcionando apoyo a sacerdotes y religiosos.