Según las proyecciones de la OMS, se estima que para el 2030 habrá un déficit de 18 millones de trabajadores sanitarios, la mayoría de ellos en países de ingresos bajos y medianos-bajos. No obstante, los países de todos los niveles de desarrollo socioeconómico afrontan, en distinto grado, problemas relativos a la formación, el empleo, el despliegue, la retención y el desempeño de su personal sanitario.
En algunos países, la insuficiencia crónica de inversión en formación y capacitación de trabajadores sanitarios y las discrepancias entre las estrategias de formación y las de empleo respecto de las necesidades de los sistemas de salud y de la población están contribuyendo a perpetuar la escasez. Esto se combina con la dificultad de asignar trabajadores sanitarios a zonas rurales, remotas y desatendidas. Además, la creciente migración internacional de trabajadores sanitarios puede agravar su escasez, en particular en países de ingresos bajos y medianos bajos. Los recursos humanos de los sistemas de información sanitaria suelen ser insuficientes para estimar los trabajadores sanitarios seleccionados del sector público.
En otros países, los problemas que plantea el acceso universal a los trabajadores sanitarios pueden provenir de la falta de capacidad del sector público para absorber la oferta de trabajadores sanitarios, debido a restricciones presupuestarias. En consecuencia, algunos países se enfrentan a la paradójica coexistencia del desempleo de trabajadores sanitarios, junto con importantes necesidades de salud insatisfechas.
La Comisión de Alto Nivel sobre el Empleo en el Ámbito de la Salud y el Crecimiento Económico identificó seis vías por las cuales las inversiones en el personal de salud y asistencia social pueden alentar el crecimiento económico inclusivo. El personal sanitario desempeña una función vital en el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades y los sistemas de salud para responder a desastres naturales o provocados por el hombre, así como a los peligros y riesgos ambientales, tecnológicos y biológicos conexos. El 67% de los trabajadores sanitarios y sociales son mujeres, por lo que la inversión en el personal sanitario ofrece una oportunidad de generar trabajo decente, en particular para las mujeres y los jóvenes.
La estrategia mundial de recursos humanos para la salud: personal sanitario 2030 es el principal documento de orientación, y en él se recogen los principios y objetivos siguientes.
Principios rectores: promover el derecho a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr; proporcionar servicios de salud integrados y centrados en la persona, exentos de estigmatización y discriminación; fomentar comunidades comprometidas y que colaboran; defender los derechos personales, laborales y profesionales de todo el personal de salud, en particular los entornos de trabajo seguros y dignos, y el derecho a no sufrir ningún tipo de discriminación, coacciones ni violencia; eliminar la violencia, discriminación y acoso por razones de sexo; promover la colaboración y solidaridad internacionales, en consonancia con las prioridades nacionales; garantizar prácticas éticas de contratación con arreglo a las disposiciones del Código de prácticas mundial de la OMS sobre contratación internacional de personal de salud; movilizar y sostener el compromiso político y financiero y fomentar la integración y la colaboración entre diferentes sectores e instancias; promover la innovación y el uso de datos probatorios.