Oligarquía se define como "sistema de gobierno en el que el poder está en manos de unas pocas personas pertenecientes a una clase social privilegiada". En nuestro país particularmente en el siglo pasado, se hizo referencia a la "oligarquía terrateniente" u "oligarquía ganadera" para referenciar a los dueños de grandes extensiones de tierra y a familias adineradas que por tal condición tenían influencia sobre el poder de turno. En los últimos tiempos en el marco de las disputas del Gobierno con el campo también se llegó a tildar erróneamente de oligarcas a los pequeños productores agropecuarios por el simple hecho de tener una camioneta 4x4 para trabajar.
Pero mientras transcurrían los años y la vieja oligarquía iba desapareciendo se fue gestando a partir del retorno a la democracia una nueva oligarquía, pero esta vez integrada por diputados y senadores que a pesar de ser representantes elegidos por el pueblo fueron adquiriendo privilegios que se reflejan en fueros que los protegen de ser juzgados en caso de ser requeridos por la justicia, poseen excelentes remuneraciones y jubilaciones, gastos exorbitantes en viáticos, una cantidad enorme de asesores, la posibilidad de cobrar su sueldo aunque no trabajen y de aumentarlo ellos mismos por decreto.
Para cuantificar el enorme costo que tiene el parlamento argentino me remito a la información suministrada en una reciente aparición televisiva del día 8 de junio pasado del economista Roberto Cachanosky. En la misma presentó el costo de la cámara de diputados y la cámara de senadores, expresado en euros para poder compararlos con el parlamento español.
La cámara de diputados argentina tiene 257 integrantes y un costo de promedio mensual de 66.000 euros por cada uno, en tanto que España tiene 349 y el costo es de 23.900 euros mensuales. La misma relación mostró con los senadores donde contamos con 72 y un costo de 238.425 euros por mes y España tiene 265 senadores con 19.182 mensuales. Esta información mostrada en dos cuadros no fue objetada ni negada por ningún funcionario ni por los medios de comunicación por lo que presumo que es correcta. También hay que señalar el espíritu corporativo que impera en los legisladores, tal el caso del Senado que no permitió hace varios años el retiro de los fueros al ex-presidente Menen para que sea juzgado, o lo que ocurre en estos momentos con CFK.
Quiero dejar bien claro que no planteo en absoluto la desaparición del Parlamento al que considero el pulmón de la democracia y el lugar donde se deben discutir las leyes necesarias para optimizar el funcionamiento del país. Pero salvo un grupo reducido, pasan por el congreso un número importante de legisladores tanto oficialistas como opositores que permanecen varios años en sus cargos sin aportar proyectos o propuestas de leyes que mejoren la calidad de vida de los argentinos en diversos aspectos como ser salud, seguridad, economía, etc, etc en un país que retrocede continuamente con un constante incremento de la pobreza. Esta situación es de vieja data en el accionar de quienes deberían estar enfocados a reducir sus gastos particularmente en momentos muy difíciles como el de la pandemia. Por el contrario, en esos momentos no se vislumbró ningún gesto de austeridad sino que se impulsó la creación de nuevos gravámenes como el impuesto a la riqueza y proyectos para la "renta inesperada" y el incremento del impuesto inmobiliario.
Esta realidad no termina aquí, revisando información se puede apreciar que ocurre lo mismo en los parlamentos de las provincias, donde con estos gastos excesivos se afecta sensiblemente el presupuesto, especialmente en aquellas más pobres.
Es de lamentar, pero no se vislumbra ninguna señal que intente modificar el accionar de lo que irónicamente denominé "nueva oligarquía" por lo que me permito derramar unas gotas de pesimismo sobre el futuro de nuestra querida Argentina.
Norberto Andreo
10.062.351