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La impresionante foto de una extraña erupción solar que sacó un rafaelino

La explosión alcanzó los 200.000 kilómetros desde la superficie del Sol.
Crédito: Instagram: @eduardoschaberger

Eduardo Schaberger Poupeau es reconocido a nivel mundial por sus astrofotografías, en las que su máxima musa es el Sol. Esta semana una de sus obras ganó relevancia internacional tras capturar una impresionante e inusual erupción de plasma a más de 200.000 kilómetros desde el polo solar y con una temperatura de 5600°C. Este trabajo lo realizó el 17 de febrero y de inmediato lo publicó en sus redes sociales, lo que le valió de una ola de elogios por parte de sus seguidores. En diálogo con La Nación, contó cómo es su trabajo y qué le generó tal repercusión, ya que medios como The Sun, en Inglaterra, se hicieron eco de sus logros.
El Rafaelino es un apasionado de la fotografía y hace 18 años que empezó con esta profesión, que más tarde derivó en el gusto por estudiar y capturar cotidianamente a la estrella de fuego que sostiene con vida a todo nuestro sistema. En 2017 adquirió un telescopio especial y desde allí se dedicó a realizar un profundo estudio del Sol.
Sobre la imagen que llegó a los medios extranjeros, escribió en su cuenta de Instagram cómo fue el paso a paso. “Minutos antes del mediodía pude capturar un evento increíble: una explosión que lanzó un chorro de plasma a más de 200.000 km. de altura desde el polo sur del sol. Un evento raro, ya que la mayoría de las explosiones se producen cerca del ecuador solar. La columna de plasma era tan grande que tuve que girar la cámara para que entrara en el encuadre; luego volví a girar la imagen durante la edición para representarla con la orientación correcta”, describió y calificó: “Realmente fue un espectáculo maravilloso”.
El arduo trabajo de fotografiar al Sol
En diálogo con este medio explicó cómo lleva a cabo su trabajo: “A las fotografías las tomo desde el patio de mi estudio -tengo un estudio fotográfico-. No se requieren lugares especiales en cuanto a la fotografía solar, ya que el Sol es súper brillante y no tenés que ir a un lugar de cielos oscuros como pasa en la fotografía de espacios profundos, nebulosas, galaxias, etc. Esto se puede hacer desde la ciudad”.
El resultado de este trabajo es, a simple vista, alucinante, al igual que todos los que ya publicó, sin embargo, contó que existe cierta dificultad a la hora de realizarlo, ya que la “atmósfera es el gran enemigo”. “Esto sucede porque tiene muchas capas de aire que están a distintas alturas. Tenemos aire en la superficie, pero también aire en la alta atmósfera, por lo que se mueven en distintas formas, lo que provoca turbulencias. O sea, que la imagen continuamente se está moviendo, sacudiendo o derritiendo”.
Es por esto que hay jornadas que resultan imposibles para realizar una foto, lamentó Schaberger Poupeau, “puede ser que sea un día despejado, pero si hay mucha turbulencia en la atmósfera, no se puede amplificar la imagen”.
El astrofotógrafo utilizó una técnica llamada “Lucky Imaging” para capturar, en esas condiciones, al Sol y en este caso a la erupción de plasma. “Acá se usan cámaras astronómicas, verdaderamente muy rápidas, algunas llegan a 160 cuadros por segundo, donde yo trato de hacer un pequeño video en crudo, que son súper pesados, y con los que capturo muchísimos frames, tratando de tener la suerte de que algunos de esos frames coincida con momentos de estabilidad atmosférica”, subrayó.
Gracias a un software especial, se analizan aquellas capturas, de las cuales se seleccionan las mejores para reducirle el ruido visual y entonces allí recién se pueden terminar de procesar.
El Sol, la musa de Eduardo
El amor por la astronomía en Eduardo se despertó desde que era muy chico. “Desde la escuela primaria”, tal como él mismo reveló. “Con la astrofotografía empecé en 2007 cuando fotografié al cometa Mcnaught, que fue espectacular. Ahí empecé a hacer mis primeras imágenes de paisajes con la Vía Láctea, etc.”, rememoró.
Lo cierto es que luego de la posibilidad de ver el Sol a través de un telescopio quedó fascinado. “Cuando uno cobra dimensión de lo que se está observando es realmente fantástico”, sostuvo y añadió: “Por su cercanía, es la única estrella de la que se pueden ver detalles. Estamos viendo en vivo y en directo la vida de una estrella en primera fila”.

El dinamismo de la masa de fuego gigante es lo que atrajo aún más la atención del santafesino, que sin dudas se transformó en su modelo cotidiano a diferencia de las nebulosas que no suelen verse modificadas con el paso del tiempo. “Esto es lo que le da adrenalina, porque hay cosas que son efímeras, que duran media hora, cuarenta minutos. Hay otras que duran días, pero yo he fotografiado explosiones de media hora porque era de día (...) Hay un montón de factores que hacen de la fotografía solar algo emocionante”, acotó.
El origen de la insólita erupción
Eduardo remarcó que esta fue la primera vez que capturó una erupción “polar”, a diferencia de las que logró hacer el año pasado. “Esto se llama prominencia polar; generalmente son más cerca del ecuador, nunca en los polos (...) En su mayoría, no se hacen prominencias hacia abajo, siempre están en las diagonales o en los laterales”, explicó. Esto lo tomó de sorpresa, se sinceró, por lo que tuvo que girar la cámara para entrar en un vértice del encuadre.
Además, enumeró algunos de los tantos reconocimientos internacionales que lo distinguieron, como APOD-NASA; Almanaque ZWO 2021; ZWO 2021 Almanac y Segundo Congreso de Fotonaturaleza. En tanto, fue ganador de la categoría Astro Sol del Museo Greenwich, el más importante del mundo, y en la actualidad, tiene una muestra de su obra en un museo de arte de Arkansas, en donde este año tendrá lugar el eclipse solar en los Estados Unidos. (La Nación)

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