Los argentinos estamos a un año de rememorar los dramáticos días de la Guerra de las Malvinas, que estalló hace 40 años. El conflicto no nació el 2 de abril de 1982 porque la planificación del hecho militar se remonta a varios meses antes y a circunstancias políticas de esa época. En especial, según la visión militar de la época, a realizar un acontecimiento de carácter nacional que consolidara a la dictadura frente a la sociedad.
El jueves 10 de diciembre de 1981, el almirante Jorge Anaya anunció la decisión de la Junta de remover al presidente de facto Roberto Eduardo Viola y pidió su renuncia lo más rápido posible: "Se han agotado los procedimientos y los tiempos para el tratamiento de la actual situación institucional". Era un ultimátum. A su lado escuchaban el teniente general Leopoldo F. Galtieri y el brigadier general Omar Rubens Graffigna. El militar depuesto no había durado un año en el poder.
En la mañana del 11, Viola se entrevistó con los tres miembros de la Junta en el edificio Libertador. La conversación no duró más de media hora porque insistió en no renunciar, entonces fue invitado a pasar a otro salón para esperar una decisión y después de unos minutos volvió a entrar para ser notificado de su relevo por "razones de Estado" (porque Viola no presentó su renuncia) y a las 17:00 hs, el general Héctor Eduardo Iglesias, en nombre de la Junta Militar, informó que el teniente general Galtieri asumiría la presidencia de la Nación, el martes 22 de diciembre en dependencias del Congreso de la Nación, asiento de la Junta Militar. Iba a ser Presidente de la Nación de facto, reteniendo su cargo de comandante en Jefe del Ejército, para completar el período de Viola.
La Armada y el Ejército habían realizado un "golpe blanco", sin ruido, como lo denominaron en el exterior. "La última oportunidad" fue el título de una larga columna que firmó Álvaro Alsogaray, el 13 de diciembre en La Prensa, en la que clamó por un cambio de política económica y "una apertura política que lleve a la constitución de un congreso a partir de 1984". Frente a los acontecimientos, el lúcido dirigente conservador Emilio Hardoy observó que era "difícil apreciar la pérdida en términos económicos. Pero también cuenta el desprestigio, en inseguridad, en incertidumbre, en expectativas nocivas. Esta situación ha creado un costoso escepticismo".
Al margen de las intrigas militares, el 16 de diciembre los dirigentes más importantes de la Multipartidaria se reunieron en la Casa Radical para firmar la declaración: "Antes de que sea tarde". Sus diecisiete carillas fueron rubricadas por Deolindo Bittel (PJ), Carlos Contín (UCR), Arturo Frondizi (MID), Oscar Alende (Intransigente) y Francisco Cerro (Demócrata Cristiano), y en ellas se realizó un fervoroso llamamiento "para encontrar el camino de la unión" y reclamó elecciones generales "sin proscripciones, gradualismos, ni condicionamientos de ninguna especie".
Qué más se dice
Las crónicas de esos días no cuentan que el brigadier Basilio Arturo Lami Dozo estuvo a punto de no integrarse a la Junta Militar, simplemente, porque asumiendo Galtieri como presidente de la Nación con retención de la comandancia en Jefe del Ejército se tiraba por la borda años de discusiones sobre el papel de "el cuarto hombre" y el "Órgano Supremo del Estado", que era la Junta Militar. "Así no asumo", le dijo al brigadier general Graffigna. Fue en esas horas que Graffigna lo hizo participar en una reunión de la Junta y Galtieri se comprometió a pasar a retiro en un tiempo «prudencial» (fines de 1982). Las usinas militares y civiles próximas al régimen militar trabajaron a destajo en esos días para imponer a sus hombres en el nuevo Gabinete. Las condiciones para ser canciller las adelantó el secretario general del Ejército, Alfredo Saint Jean: "Deberá ser una persona que comparta 'la firmeza' de las Fuerzas Armadas sobre dos temas: el conflicto de límites con Chile y la recuperación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, actualmente en poder de Inglaterra". Así llegaron sus definiciones al exterior, el 16 de diciembre de 1981, por la Agencia UPI. También las fuentes militares, no identificadas, adelantaron que se buscaría un mayor acercamiento con los Estados Unidos y "es muy probable que Argentina se retire del Movimiento de Países No Alineados que lidera Fidel Castro".