Agro

La ganadería y un poste donde rascarse


El escenario comercial que tiene la ganadería nacional, con exportaciones reguladas, hace que cualquier plan de fomento provoque incredulidad.
A priori esto es lo que genera (o generaba) el plan ganadero que el Gobierno Nacional elaboró junto con las provincias para aumentar la producción en 600 mil toneladas en 2030.
Si bien aún su ejecución no ha comenzado, y es por ahora un esbozo teórico, a medida que se conocen sus alcances, su contenido va ganando adhesión en el sector privado; incluso en ámbitos opositores a la actual política ganadera oficial.
"No es como los planes anteriores. Hay mucho basamento técnico no sólo en el diagnóstico sino también en las herramientas para alcanzar sus metas", aseguran especialistas del sector ganadero, críticos del Gobierno Nacional pero que ven en el plan una oportunidad para sacar al sector del estancamiento productivo.
La necesidad de políticas de largo plazo está contenido dentro del programa como condición necesaria para lograr el crecimiento ganadero.
En ese aspecto, los enunciados del plan GanAR son claros y contundentes: "Un productor ganadero debe tomar decisiones que impactarán en sus resultados en plazos que van de 3 a 10 años. La falta de previsibilidad en el mediano y largo plazo, sumada a la falta de continuidad de políticas de desarrollo sectorial de largo plazo con un propósito definido, resultan ser las principales razones que desalientan la inversión privada", advierte, para concluir: "La problemática antes enunciada explica en gran medida la estabilidad observada de los indicadores productivos de los últimos años que se aproximan a los valores actuales".
Para los que conocen cómo funciona el ciclo bovino, la previsibilidad es determinante.
Los realizadores del plan sostienen que la actividad se desarrolla en plazos que a menudo atraviesan más de un ciclo productivo para alcanzar sus resultados y lo han reflejado en el documento, como condición básica para entender su desarrollo.
A partir de este conocimiento, que resulta clave para la diagramación de cualquier estrategia de expansión, el plan ganadero fija sus metas para dentro de ocho años.
Para subir la producción de carne habrá que producir más terneros, y para eso se prevé elevar la relación ternero actual del 62% al 67% en 2030.





Más terneros y kilos





Por cada punto porcentual que aumente en la tasa de destete se incrementará en 230 mil cabezas el número de terneros logrados por año, los que al final del ciclo productivo representarán 58 mil toneladas de carne adicionales. El aumento de cinco puntos porcentuales en este indicador al cabo de ocho años significa una producción adicional de aproximadamente 1.150.000 terneros, lo que representará un incremento en la producción de carne de unas 300 mil toneladas equivalentes res con hueso.
La otra mitad de la producción vendrá por un aumento en el peso promedio de la res al gancho. Por cada 5 kilogramos de aumento se logrará aumentar la producción de carne en 70 mil toneladas, aseguran los precursores del plan.
El objetivo planteado para 2030 de aumentar el peso medio de la res al gancho en 20 kilogramos representará un incremento de la producción equivalente a unas 300 mil toneladas de carne.
Aumentar el peso de faena para tener más producción es el objetivo estratégico del plan. Si bien en el último año se registró un incremento de 4 kilogramos por animal faenado con respecto del año anterior, el plan advierte que este indicador no ha mostrado variaciones significativas en los últimos 10 años.
El año pasado, el peso promedio nacional de la res fue de 230 kilos, muy bajo si se lo compara con otros competidores de la carne argentina. En Estados Unidos, el indicador está en 370 kilos; Uruguay, 279 kilos y Brasil, 269 kilos. En todos los casos, la meta de Argentina de llegar a 250 kilos en 2030 está por debajo de los valores actuales en los países competidores.
Lograr que la gente, a partir de campañas de difusión, consuma carne de animales más pesados y priorizar las exportaciones a los mercados de nicho y alto valor son parte de los logros comerciales a conseguir.
El desempeño alcanzado en los últimos 30 años por el comercio exterior de la carne argentina demuestra no sólo la ausencia de políticas de fomento sino también el impacto negativo de las políticas comerciales.
En las últimas tres décadas, la relación entre el volumen exportado y la producción de carne fue de un promedio de 15%. En los últimos 10 años el vínculo promedio se mantuvo con un mínimo del 7,1% en 2013, y un máximo de 28,5% en 2020.


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