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La drástica medida que tomó Vladimir Putin en su guerra económica contra Occidente


14.41 Decidido a imponerse en la guerra económica, el presidente ruso firmó un decreto que le permite tomar el control total del proyecto gasífero Sakhalin-2 y que representa cerca del 4% de la producción mundial de gas natural licuado.





Decidido a imponerse en la guerra económica que lo enfrenta a Occidente y a sus aliados, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto que le permite tomar el control total del proyecto gasífero Sakhalin-2, en el extremo oriente ruso, y que representa cerca del 4% de la producción mundial de gas natural licuado (GNL).





Es la primera vez que Putin expropia un proyecto multinacional de energía fósil desde que lanzó su invasión a Ucrania el 24 de febrero pasado. Sin embargo, el autócrata del Kremlin ha utilizado la presión sobre las empresas extranjeras de gas y petróleo a lo largo de sus 23 años en el poder con el objetivo de utilizar sus capitales y tecnologías, pero sin permitir que el Estado ruso pierda jamás el control.





"La medida es una de las respuestas más drásticas del Kremlin hasta ahora a la huida de empresas occidentales de Rusia tras la invasión de Ucrania por parte del país a finales de febrero", consideró The Wall Street Journal.





Según señaló este diario, el Kremlin ha amenazado con nacionalizar los activos de las empresas que salen de Rusia, pero la legislación propuesta hace meses no se ha convertido en ley. Hasta ahora, varias empresas occidentales que han intentado salir encontraron compradores rusos para sus negocios.





"El decreto ruso expropia las participaciones extranjeras de Sakhalin Energy Investment Company, marcando una nueva escalada en las tensiones actuales", aseguró Lucy Cullen, principal analista del grupo de investigación y asesoramiento Wood Mackenzie (WoodMac).





La resolución, firmada el jueves, crea una nueva empresa que debe apoderarse de los derechos y obligaciones de la Sakhalin Energy Investment Co., en la cual la europea Shell (27,5%) y dos sociedades comerciales japonesas, Mitsui & Co. y Mitsubishi Corp. (22,5% entre ambas), poseen hasta ahora poco menos del 50%. El otro 50%, más una acción, ya estaban en poder de la empresa estatal rusa Gazprom.





Originalmente propietarios de la mayoría de las acciones, Shell y sus otros dos socios extranjeros se vieron obligados a venderla a Gazprom en 2007, tras una intensa campaña de presión, que incluyó acusaciones de violación de numerosas reglas medioambientales.





Según los especialistas, esta decisión de Putin podría desestabilizar el mercado del GNL y complicar la situación de muchas empresas occidentales, aún cuando Moscú haya declarado que no existe razón alguna para detener las entregas de gas licuado que parten de Sakhalin-2.





El decreto firmado por el presidente ruso estipula que los inversores extranjeros tienen un mes para informar al gobierno si quieren conservar sus acciones en la nueva compañía. Pero el Kremlin tiene la prerrogativa de decidir si acepta o no. En este último caso, el Kremlin venderá esas participaciones. Lo recaudado “podrá ser destinado a los exsocios o utilizado para saldar daños no especificados”, afirma el texto.





Hace semanas que Shell había hecho conocer su intención de separarse de esa joint-venture, como parte de sus esfuerzos por dejar Rusia debido a la invasión de Ucrania. El gigante energético europeo fue un actor esencial en el desarrollo de Sakhalin-2, basado en la Isla de Sakhalin en el océano Pacífico.





Sakhalin-2 fue la primera instalación de gas natural licuado de Rusia, que pudo enviar así su primer buque carguero a Japón en 2009. El proyecto representó enormes desafíos debido a la situación geográfica de Sakhalin, una isla lejana y accidentada, donde el gas tiene que ser extraído de las aguas heladas de la costa norte para ser licuado y exportado a una terminal instalada en las aguas más temperadas del sur.





Los objetivos del Kremlin parecen ser, en efecto, continuar enviando gas y petróleo hacia Japón y otros países de la región. “Sakhalin-2 puede seguir funcionando con su nuevo propietario. Pero careciendo de un operador líder en el mercado del GNL como Shell, Gazprom tendrá serias dificultades en el largo plazo”, sostuvo el especialista francés Francis Perrin.





La decisión del Kremlin preocupa principalmente en Japón, país que recibe cerca del 8% del gas licuado de Sakhalin-2. Después de la catástrofe de Fukushima en 2011, Tokio decidió utilizar el gas licuado para remplazar sus plantas nucleares. Hoy, un tercio de la electricidad japonesa proviene del GNL. En tanto, este viernes se supo que por primera vez la Unión Europea está comprando más gas a Estados Unidos que a Rusia. (Mdzol)


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