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"La dolarización es poner el carro delante del caballo"


En diálogo con Diario CASTELLANOS, el economista Pablo Gorbán plantea varios interrogantes sobre las consecuencias y la factibilidad de una medida de estas características.





El debate está abierto: la dolarización es, para algunos analistas, la herramienta "mágica" que podría darle un cierre definitivo a la inflación que hoy (y desde hace más de 10 años) ataca y condiciona la vida y la economía diaria de cada uno de los argentinos. Diario CASTELLANOS dialogó con Pablo Gorbán que plantea: "es una discusión que debería poner sobre la mesa todas las implicancias de lo que este instrumento puede generar como efecto sobre la economía", comenzó diciendo el consultor principal de Génesis Económica. Para quien fuera secretario de Hacienda de la Provincia durante la gestión de Miguel Lifschitz, la medida es "un programa de shock" que, al adoptar una moneda extranjera como de libre circulación, busca evitar la emisión monetaria como mecanismo de financiación del déficit. Su objetivo: bajar la inflación. En este sentido, el economista vislumbra que el diagnóstico sobre los motivos de la misma acierta pero sólo parcialmente: "la emisión es un causal de la inflación. Pero se minimiza en el planteo las expectativas y el componente estructural de la formación de precios". En definitiva, la inflación "no necesariamente bajaría. Habría una convergencia con la inflación de EE.UU. en el largo plazo de los bienes transables. Por el contrario, los que se pueden consumir dentro de la economía (no transables), podrían tener una inercia inflacionaria en el tiempo", vaticinó.





Es el gasto público…





La dolarización significa "renunciar a las políticas monetaria propia". Esto es, adoptar la que aplica la Reserva Federal de EE.UU.: esto sería "renunciar a la tasa de interés local como cebador de la actividad económica. El volumen de liquidez y crecimiento estará condicionado con el sector externo (importaciones y exportaciones)". Paralelamente, implicaría una falta de "financiamiento monetario" que es el principal punto de la medida. "Es poner el carro delante del caballo. No es que no existirá más el déficit fiscal. No habría emisión para financiarlo".
Y abre los primeros interrogantes: "¿qué pasará con el gasto público? ¿bajará mágicamente al no tener financiamiento? ¿Y con los gastos sociales, los subsidios? ¿Se puede hacer drásticamente? ¿Nos vamos a endeudar en dólares?".
Al ser consultado sobre las similitudes que puede tener con la convertibilidad de los '90, Gorbán plantea que la medida que adoptó Carlos Menem fue "una especie de dolarización con una puerta de emergencia. Aunque traumática, estaba la posibilidad de salida. Fue exitoso: atacó la inflación. Pero hay que recordar que se complementó con una Reforma del Estado. Al abrir las importaciones se regularon los precios internos. Esto, sumado a la imposibilidad de emisión monetaria (por ley) permitió cumplir el objetivo. Pero, en el tiempo, justamente tuvo problemas para seguir financiado el déficit fiscal. Primero, se financió con la venta de activos del Estado y luego con deuda externa. Y cuando esto se encareció, el plan entró en crisis: ¿qué pasaría con la dolarización sin puerta de salida si no logramos superar el principal problema de la economía, el gasto público?"
Otra consecuencia de esta medida sería renunciar a una política cambiaria: "qué regula la competitividad externa. En este caso, debo preocuparme en la productividad: ¿está la industria nacional para competir con el resto del mundo? ¿En cuánto tiempo se adaptará? Y en el corto plazo, ¿puede ver una exposición al frente externo muy fuerte que implique cierre de empresas por afluencia de importaciones? ¿Contracción económica, desempleo, aumento de pobreza? Son cuestiones que no dejan de ser relevantes en las condiciones sociales que vive Argentina".




El economista Pablo Gorbán brindó su mirada respecto a un tema recurrente y al que cada vez se menciona de manera recurrente: la dolarización de la economía argentina.



¿Cómo se llevaría a la práctica?





Y surgen más interrogantes: ¿lo haríamos de forma unilateral, sin un convenio con la Reserva Federal de EE.UU. para que se convierta en el prestamista en última instancia de los bancos comerciales? Si esto último no ocurre, todo el dinero que está en circulación debería tener su respaldo en el banco. Habría una contracción del crédito". Y surgen más preguntas: "¿a qué tipo de cambio se haría la dolarización? En el imaginario popular, uno cobraría su salario en dólares ¿será? Si se dolariza, hay que retirar todo el circulante que está en la economía y cambiarlo por dólares: "las reservas que podrían ser líquidas en el mediano plazo para rescatar el circulante en pesos, daría un tipo de cambio por arriba de los $ 200. Pero está también todo el dinero que tienen los bancos en leliq y pases. Si rescato esto, el tipo de cambio se va por encima de los $ 600. Y si además rescato los bonos en pesos con los que se financia Nación, estaríamos hablando de un nivel superior a los $1 .000: "un shock devaluatorio que significaría un shock de pobreza en el corto plazo". Y si no cambio todos los pesos, estaría hablando de una confiscación de depósitos, de un Plan Bonex para no usar todas las reservas. Otra opción: endeudarse otra vez".
Entonces, ¿cómo salimos de la inflación? "Si vamos hacia un esquema de gasto público que sea financiable genuinamente, no vamos a tener este tipo de debates. Hoy el problema es su monto y, sobre todo, su alto nivel de ineficiencia. Se debe plantear la necesidad de un ciclo de crecimiento sustentable de la economía donde no se grave con tanta fuerza a la producción. Hay que cambiar la forma en que se genera el gasto público en la Argentina. Pensar el Estado desde un lugar más eficiente", cerró.


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