15.28 Culminó una nueva edición del espacio de capacitación virtual donde todos los eslabones expusieron la situación actual, donde se incluyó a la producción a través de su representación, a la industria y al sector político.
Llegando a su jornada final, este viernes el II Seminario Internacional de Lechería de la Sociedad Rural de Rafaela propuso un módulo para mirar de cerca las tendencias locales de la cadena.
Con importante cantidad de inscriptos, de todo el país, pero también de otras nacionalidades e incluso de países por fuera de Latinomérica, este encuentro virtual y gratuito contó con el apoyo de Confederaciones Rurales Argentinas, de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe y el acompañamiento del Ministerio de Agricultura de la Nación, del Ministerio de la Producción del Gobierno de Santa Fe, Semex Genetics for life y SanCor Seguros.
El Ing. Agr. Emiliano Demarchi, que cursando un doctorado en Sistemas de Producción Lecheros, forma parte de una empresa agrícola y tambera y es asesor privado, fue quien habló sobre “Cómo logramos tambos flexibles y rentables, para afrontar contextos desfavorables”.
Un contexto desfavorable está compuesto por baja infraestructura, baja fertilidad de los suelos, baja eficiencia del rodeo, del equipo de trabajo, e incluso la afección climática estacional, que en definitiva se pueden gestionar internamente. A esto se pueden añadir variables menos frecuentes como el bajo precio de la leche, sequías, inundaciones o altos costos de insumos y producción, todas cuestiones que no se pueden modificar con gestión.
Actualmente el precio de la materia prima está por debajo de los costos de producción y lejos del precio de equilibrio, entonces el planteo es que si no se puede ajustar el precio hay que avanzar en la baja de costos.
De acuerdo con datos del INTA, el nueve por ciento de los tambos tiene algún software para la gestión económica, a lo que se añade una infraestructura deficiente en los tambos promedio, por lo tanto la relación entre producción, renta y riesgo se amplía en una producción standard, mientras que las unidades productivas promedian un 20 por ciento menos de eficiencia del potencial.
Tener un sistema rentable nos obliga a conocer cuáles son nuestros principales centros de costos, además de gastos directos y variables. Como herramientas para mejorar el beneficio económico se destaca la infraestructura adecuada para lograr un impacto positivo en los equipos de trabajo, pero también en el bienestar animal. También influye la fertilización de los suelos para maximizar la producción de forraje, incluso en más del 30 por ciento.
El manejo del verano es fundamental, tanto para estacionar partos, como para contar con infraestructura que mejore el estrés calórico.
La rentabilidad también tiene relación con tener en claro los objetivos de la empresa, compartirlo con el equipo de trabajo y su organización.
Las herramientas disponibles para cuando suben los costos tienen dos alterantivas. Cuando aún hay margen se puede operar sobre variables rápidas de ajuste en alimentación y reposición. Si el margen no acompaña hay que analizar la eficiencia de la recría, si se puede pastorear más para bajar los suplementos, analizar exhaustivamente el rodeo, bajar al máximo la reposición y trabajar para tornar el sistema de manera constante a los bajos costos.
Mesa política
En un espacio de intercambio, Arturo Jorge Videla, director nacional de lechería del Ministerio de Agricultura de la Nación; y el médico veterinario Abel Zenklusen, director provincial de Lechería del Ministerio de la Producción de Santa Fe, expusieron sus acciones en los ámbitos de decisión.
Desde el ámbito nacional se destacó el encuentro en 23 oportunidades del Consejo Federal Lechero, que reúne a las provincias productoras con el Ministerio, donde se presentó la agenda Carlos Casamiquela que incluye iniciativas para operadores lácteos, mejoramiento de caminos rurales, mejora competitiva, financiamiento, profundizar la plataforma de exportaciones de Apymel, buenas prácticas.
Trabajos sobre pago por calidad y fortalecimiento del Siglea, siguieron a tareas para mejorar el equilibrio del mercado interno y externo, “el sector ha hecho una apuesta muy importante”, dijo el funcionario sobre la ampliación del acuerdo de Precios Cuidados, para poder salir del esquema de precios máximos.
Videla destacó las exportaciones en 2021 que permitieron un ingreso de 1.200 millones de dólares con destino a más de 80 países.
“Hay que trabajar y fortalecer la articulación de la producció y la industria con el sector público en los ámbitos provinciales y también en lo nación, para coordinar mejora las políticas públicas entre la Nación y las provincias”.
“El sector merece institucionalización, un espacio donde estén sentadas la producción, la industria, los gobiernos provinciales, instituciones técnicas, bajo la forma de ente, instituto, agencia, lo que se defina por consenso para definir planes de acción a mediano y largo plazo, que trascienda gobiernos de turno y que sirva para dar financiamiento a este sector estratégico para la economía nacional”.
Por parte de la provincia de Santa Fe, Zenklusen enfatizó el hecho de tener “más tambos chicos que en otros lugares, pero con más unidades productivas”, entendiendo que los serios problemas de infraestructura, de caminos, de energía y de conectividad son los desafíos a superar. Es por eso que se puso en marcha el programa Caminos de la ruralidad, que atienden la conectividad de escuelas rurales y tambos. Para esto en 2021 se dispusieron 1.100 millones de pesos y para este año son dos mil millones, de los cuales 1.600 millones de pesos ya han sido aprobados para trazas.
Desde Santa Fe se trabaja en el Plan Piloto para el pago por calidad, desarrollando múltiples reuniones en las que se puedan acordar los parámetros que permitan poner en marcha un prueba del formato que luego se podrá trasladar a nivel nacional, cumpliendo con normativa vigente, pero sobre todo haciendo progresiva la puesta en marcha para que los resultados sean adecuados a las necesidades de tambos e industrias y que esto tenga una consecuencia de formalización concreta.
En este sentido, la provincia realiza junto a entidades productivas y organismos nacionales jornadas de capacitación en cuanto a calidad de leche, para disminuir pérdidas económicas, pero también sobre una cuestión sanitaria fundamental que es el trabajo sobre tuberculosis en los tambos.
Con líneas de financiamiento disponibles, desde el Gobierno de Santa Fe se remarcaron los acuerdos con el Banco Nación, con el CFI y con el Nuevo Banco de Santa Fe, a partir de lo cual el sector se erige como uno de los que más utiliza estas herramientas en todo el territorio.
Mesa de la producción
Jorge Chemes, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas fue quien abrió este segundo espacio de intercambio remarcando que “falta definitivamente una política lechera, no hay una definición clara en los últimos gobiernos sobre qué lechería queremos, para el mercado interno o también abarcar al sector exportador”.
“La lechería está en un empantanamiento, hace unos 15 años que nos mantenemos entre diez y once mil millones de litros y lo que queda para exportar no son volumenes que permitan desarollar un camino importante y definido”, lo que hace que la demanda sea en definitiva la que mejora los precios o los achata.
“No hubo lineamientos para incentivar la producción, para que el productor invierta y se sienta seguro. No hay infraestructura en el país que invite a invertir y crecer, esto afecta a toda la producción, pero más a la lechería que tiene un movimiento diario”.
El titular de CRA consideró que “haberse mantenido la cantidad de tambos no es un logro positivo, tenemos que crecer”, llamando a evitar la concentración, a mejorar la financiación, a generar medidas de incentivo, e incluso a instalar la intención que trabaja la entidad hace años de institucionalizar los mercados y mejorar la transacción de la materia prima.
Por su parte, Sara Gardiol, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe puso énfasis en la importancia de la lechería generando arraigo, pertenencia, con impacto social y económico, siendo el tambo una de las actividades más cercanas a la tierra y con inversiones a largo plazo.
Estando Carsfe convencida de seguir escuchando a los productores y trasladando las demandas a los gobiernos para lograr soluciones, le dio lugar a Sergio Roskopf, coordinador de la Comisón de Lechería de la entidad santafesina. El explicó que “hay que poner en ejecución la normativa vigente nacional y provincial, para mejorar intercambio de leche cruda. Hoy se entrega la leche y no se sabe el precio, el pago es lejano a la fecha de entrega”.
En un trabajo de acuerdo con otras entidades, el sector debe contar con un precio de referencia y con la formalización de esta transacción como sucede en todos los países desarrollados, que tienen a la lechería como economía de importancia.
En representación de la Rural de Rafaela, el Med. Vet. Pedro Rostagno, llamó a “romper el status quo que nos ha llevado al crecimiento mínimo o no crecimiento, que genera que no haya mayores incentivos, porque no hay un horizonte claro”.
“Como productor creo que si se empieza a diferenciar la composición y calidad higiénico sanitaria de la leche va a haber mucha más preocupacipon para mejorar eso y será recompensado por la industria. De esa manera vamos a lograr ser más eficientes”.
Relevó la importancia de contar con productos sanos, confiables y de calidad, tanto para el mercado interno, como para los destinos internacionales, que es en lo que se deberían enfocar los esfuerzos del sector y en “estar todo el tiempo apagando los incendios de la coyuntura”.
Mesa de mercados e industria
Para tener un panorama concreto del sector, Jorge Giraudo, gerente ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina apuntó que la lecheria argentina crece a una tasa del dos por ciento anual y los tambos promedio se expanden al 5,4 por ciento anual, “a pesar de desenvolverse en un escenario hostil y con circunstancias ajenas a la cadena”.
En el mercado interno las ventas cayeron 0,4 por ciento en litros equivalentes en lo que va 2022, teniendo en cuenta que las ventas en supermercados aumentaron en valor el 58 por ciento interanual, mientras que los precios en el mercado minorista aumentaron 66 por ciento.
Con más venta en negocios de cercanía y compras más pequeñas, se destaca el “incremento desmesurado de informalidad impositiva”.
Al mes de abril las exportaciones, a pesar de las contracciones de compras de Brasil, Rusia y China, hubo un crecimiento del ocho por ciento en volumen y 30 por ciento en valor, reprentando esto el 28,8 por ciento del total de la producción, con “una tendencia muy clara en últimos siete años del volumen y del valor, consolidando un sesgo exportador de Argentina, cubriendo cómodamente el mercado interno que tiene un consumo de 189/190 litros per cápita”.
Giraudo marca que “de continuar este volumen de exportación, el año 2022 puede ser récord superando la barrera de tres mil millones de litros de leche exportado”.
“Más allá de las restricciones internacionales en cuanto al ambiente, altos costos, competencia de uso de la tierra, la caída de la mano de obra y los climas extremos, todo esto limita el crecimiento de la producción internacional”. Esto se contrapone con la demanda sostenida que genera altos precios para productos lácteos tal como indica la tendencia de FAO o el GDT, con más importancia de la regionalización y no la globalización.
Para Argentina “hay una nueva oportunidad, sobran ventajas comparativas”, calidad de suelo, agua, clima, conocimiento del negocio, capacidad de producción y no tener un techo para el crceimiento y con una buena base para crecer.
Dentro de la cadena hay muchos deberes para hacer, pero también hacia afuera en cuanto a política económica”, para mejorar el desbalance en condiciones competitivas.
Desde el Centro de la Industria Lechera, Ercole Felippa, repasó los desafíos y oportunidades del sector partiendo de entender que “la propia cadena se debe la pregunta sobre qué lechería queremos”. “Para dar respuesta debemos saber si nuestra lechería es competitiva y la respuesta es si porque a pesar de todas las dificultuades sigue trabajando”, refiriéndose a desarrollar una mirada sistemica de cadena, que repase la presion impositiva, la marginalidad, el costo laboral, entre otras cosas, porque “ningun mercado paga sobreprecio si no mejoramos”.
El consumo interno no es malo, porque hay un aumento en kilos de producto, desparejos y económicos. Mientras que hay un desfasaje de precios que entre las industrias y el consumo llegaron al 36 por ciento más, aunque rijan programas que restringen precios, por lo tanto “el esfuerzo en la salida de fábrica no lo aprovecha el consumidor”.
Llamando a prestar atención a las nuevas tendencias del consumo con las bebidas vegetales, a la demanda de descender en la huella de carbono, en la normativa de etiquetado que terminó encasillando al sector lechero, advirtió Felippa que hay que resolver temas fundamentales como la mejora en los acuerdos de precios, la informalidad, el recorte de derechos de exportación y la regularización de reintegros y del IVA respecto a las empresas. Además hay que mejorar cuestiones logísticas, pero también la planificación de compras de producto por parte de los estados respetando las estacionalidades.
“Tenemos que construir consensos y acuerdos, para que la actividad sea previsible y a largo plazo. No nos sirve tener una parte fundida y otra fuerte, tiene que ser una suma positiva de eslabones. Cada uno tiene que estar a la altura de las circunstancias para tener una lechería solida, en crecimiento”.
Representando a la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, Pablo Villano, remarcó que entre la pandemia y la guerra en Europa del Este, este sector afrontó un desafío importante, con aumentos de costos, pero cumpliendo con la provisión de los mercados, al tiempo que se incrementó el consumo interno y subieron los precios de exportación, teniendo en cuenta que son 30 las empresas que participan de la plataforma de comercio exterior pyme, de 600 en todo el país.
“El panorama actual no es malo, nos tenemos que preparar para cuando la situación no sea una excepción, para poder crecer sostenidamente siendo eficientes y competitivos. Sabemos que muchas veces tenemos falencias y hay que atender costos, eficiencia y competitividad”.
Trabaja Apymel en el desarrollo de un software a medida para la industria pyme, que ya tiene avances hasta la llegada de la materia prima a la fábrica, que de conseguir apoyo permitirá cubrir todo el proceso y tener números precisos para lograr más eficiencia.
Además existe un programa de exportación para la franja de pequeñas empresas con la marca estandarizada ArgenDairy, que permitirá a muchos participar y mejorar procesos, con productos establecidos y así aumentar ese nicho diferencial.
Se pretende generar un fondo rotatorio para que los micro emprendedores accedan a créditos, pero también abordar capacitaciones para pymes y tambos, introduciendo certificaciones de procesos y buenas prácticas, liderazgo de empresas y comercio exterior.
“Tenemos que prepararnos para cuando las cosas no tengan precios elevados y cuando la producción interna sea mayor para atender clientes en el exterior. Tenemos que ser más eficientes internamente”.
Villano explicó que “de los gobiernos requerimos que nos hagan participar de negociaciones internacionales, para llegar sin restricciones a nuevos mercados. Tenemos que lograr que las exportaciones continuen en el tiempo, que sean abarcativas las políticas. No nos podemos salvar unos pocos, sino todo el sector unido, necesitamos políticas lecheras que surjan del propio sector”.
Finalmente y con la participación de todas las mesas, se acordó que las partes acuerdan avanzar sobre el pago por calidad de la leche, que en definitiva depende hoy de la puesta en marcha y la decisión de la política y a partir de lo cual se acomodarán los parámetros cualitativos de la materia prima y ordenará la informalidad que el sector padece, como tantos otros en el desempeño nacional.