Opinión

Kicillof: Lo barato sale caro

Antes que nada, visto el anuncio de casi 7% de inflación que se viene esta semana, el 49% de pobreza que ya se vino y los 400 mangos por dólar que ya vamos dejando atrás con rumbo firme y sostenido hacia los 450, ha llegado la hora de darle el gusto a Sergio Massa y llamarlo como él pedía que lo llamaran cuando mandaba mensajitos a los canales: es el Superministro Sergio Massa. No creo que se ofenda si alguien prefiere usar otras alternativas como Flor de Ministro Sergio Massa o Ministro de la Gran Flauta Sergio Massa. Lo pedís lo tenés.
Vaya también otro “antes que nada” para todos los militantes del albertismo, los 7 (siete). Trascendió en los medios que estarían pensando en postular a Alberto, para cuando termine el mandato, como presidente del UNASUR. Ojo con Coco Automotores porque la paciencia tiene un límite. Le bancaron los 4 años de licencia con goce de sueldo por obvias razones, pero no abusen porque un día Coco se va a cansar y lo va a rajar. Si a eso le sumamos que los Albistur-Tolosa Paz difícilmente le vuelvan a prestar el derpa en Puerto Madero y que la UNASUR no paga sueldo porque los países no garpan la cuota, el futuro de Alberto puede ser peor que el presente, lo cual ya es mucho decir.
A propósito del “presidente”, esta semana sumó una nueva frase a su colección de incunables. Dijo textualmente el domingo pasado en una entrevista con Tomás Rebord, hablando de sus logros: ¿Quién se plantó frente al G7 para decirles que “paren esta guerra porque nos está llevando al peor de los mundos”? Yo, Alberto Fernández. Una frase desopilante en boca de cualquier mandatario periférico que, dicha por nuestro “presidente” en modo Rolo Puente, ya es antológica. Difícil de superarla en el tiempo de mandato que le queda desde hoy hasta que vuelva a la concesionaria, en diciembre.
Dicho todo esto vamos a lo verdaderamente importante.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, la noticia política más significativa de la semana fue la que dio el Instituto de Astrofísica de París. Según informó uno de sus investigadores, el Dr. Stéphane Charlot, el famoso telescopio espacial James Webb acaba de localizar la galaxia más lejana detectada hasta la fecha. Se trata de la galaxia Jades-GS-z13-0 que se formó 320 millones de años después de producido el Big Bang, o sea en los inicios del Universo, y su luz es la más distante observada hasta el momento por los científicos. Debe ser allí que vive Cristina.
De otro modo no se explica el tweet que publicó el jueves acusando a la Policía de la Ciudad por los abusos producidos por la Bonaerense y conectando el crimen del colectivero con el copito que atentó contra Ella, sin hacer la menor mención a la inseguridad, ni a la familia de la víctima, ni al dolor, ni a nada. Solo hablando de sí misma, de Ella, desde allá, desde la Jades-GS-z13-0.
Es obvio que por razones operativas, Kicillof no habita en aquella misma lejana galaxia pero no le debe andar muy lejos. ¿Cómo explicar si no que, ante el estupor social que causó el crimen del colectivero, otro más en territorio bonaerense, no tuvo mejor idea que salir por televisión sugiriendo que detrás del episodio estaba Patricia Bullrich? Dice que estuvo “atando cabos”. Caramba.
En realidad, lo que sucede es que al kirchnerismo se le diluyó el “Ah pero Macri” y tuvieron que arrancar de urgencia con el “Ah pero Patricia”. De paso agrandaron las otras excusas que habitualmente utilizan para explicar por qué el gobierno ha sido exitoso pero no tanto como se esperaba. A la pandemia y la guerra le agregaron la sequía y la cosecha brasileña cuya abundancia bajó el precio de la soja y, por ende, el monto en divisas de las exportaciones argentinas. Debe ser por eso que tenemos 100% de inflación.
Lo novedoso es que ahora, al menú de excusas, le sumaron la crisis bancaria en EEUU y Suiza. Ya hay gente en los medios oficialistas explicando que la inflación de este mes es por la caída del Sillicon Valley Bank en Santa Clara, California. No saben ni dónde queda y ya le están echando la culpa del casi 7% de inflación mensual que se viene en estos días.
A este panorama se le suma la catarata de malas noticias que esta semana recibió el Estado Nacional, o sea que recibimos todos nosotros, como consecuencia de que los jueces del mundo se habrían puesto de acuerdo para fallar en contra de la Argentina.
Una jueza de EE.UU. habilitó la demanda del Fondo Burford por los errores cometidos en la estatización de YPF y el Tribunal Superior de Londres falló contra el Estado Nacional por el temita de los bonos atados al PBI. Encima de esto, YPF acordó pagar una indemnización de 575 palos verdes, a medias con Repsol, por daños ambientales provocados en el Río Passaic, en New Jersey, a 10 kilómetros de Nueva York.
Sí amigo lector, solo Dios sabe cómo carajo hicimos los argentinos para contaminar un río en New Jersey, pero le juro que esta semana acordamos eso en los Tribunales de Quiebras del Distrito de Delaware. Algo de mala suerte debe haber, no todo es por el kirchnerismo.
Primera aclaración importante: tranquilos muchachos, podrán fallar en contra nuestra todo lo que quieran que total, como viene la mano, no vamos a tener un mango para garparle a nadie. Listo, un problema menos.
Segunda aclaración: esto nos pasa por contratar a Axel Kicillof. Ampliemos.
Siempre se ha destacado que el tipo es uno de los pocos funcionarios kirchneristas sobre el que no pesan sospechas de corrupción. Se podrá decir de él cualquier cosa pero nunca nadie dijo que sea chorro. Aparentemente el tipo no anda en nada raro. Está limpio. Confundido pero limpito.
Sin embargo, el entonces ministro Kicillof encabezó la estatización de YPF y ya nos comimos un juicio que nos puede llegar a costar hasta 18.000 palos verdes. También dijo en su momento que a Repsol no le íbamos a pagar nada y al final se puso con 5.000 palos en bonos al 9% de interés anual. O sea casi 10.000 palos verdes por el 50% de una empresa cuyo valuación actual de mercado es de solo 4.200 palos.
Antes de eso, había ido al Club de París a negociar una deuda de 6.000 palos verdes y se volvió con una deuda de 9.000 que canceló con cheques que todavía estamos pagando. No consiguió que le perdonen los intereses ni los punitorios ni nada. Le cobraron hasta las croissants.
Y como si fuera poco, ahora nos condenan a garpar casi 2.000 palos verdes porque en el año 2014 Kicillof toqueteó los datos del PBI para que diera más bajo y así evitar el pago del cupón atado al PBI. En esos bonos, la clásula de pago por crecimiento del PBI se disparaba a partir de 3,2% y el tipo dijo “ponele 3% y que le vayan a cantar a Gardel”. Pues si, le fueron a cantar a Gardel y ahora nos van a hacer bailar.
Cabe recordar la cara que tenía De Vido el día que Kicillof anunció la estatización de YPF por cadena nacional. El tipo sabía lo que se venía. Seguramente con De Vido hubiera sido todo más turbio, las monjitas del convento hubieran recibido algunos bolsos más pero a nosotros, los argentinos, nos hubiese salido más barato que con Axel.
Si lo pensamos bien, Kicillof será muy honesto pero nos terminó costando más caro que Boudou, De Vido, Jaime, José López, Kirchner, el primo de Kirchner y todos los secretarios de los Kirchner juntos.
El kirchnerismo dice que Kicillof es el único que conserva los votos de Cristina y por ende es el mejor candidato que tienen. Lo que deben ser los otros.
Dicho todo esto, podemos afirmar que se han verificado científicamente dos grandes verdades populares:
1. Lo barato sale caro.
2. Siempre es mejor un turro que un bobo, porque con un turro al menos se puede negociar. En cambio, el bobo es bobo.
Estos dos enunciados científicos todavía no fueron avalados por el Instituto de Astrofísica de París.
No hace falta.

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