Luego de meses de trajinada negociación, incluida la reciente sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal, Javier Milei logró la foto que estaba buscando: 18 gobernadores, dos expresidentes, su gabinete en pleno, legisladores propios y opositores moderados firman esta medianoche los diez puntos del Acta de Mayo, dentro de una Casa Histórica de la independencia nacional. Un paso que el Presidente considera como un “hito central” de su gestión, de cara a los tiempos que vienen.
“La Argentina se encuentra ante un punto de inflexión. Los puntos de quiebre en la historia de una Nación no son momentos de paz y tranquilidad, son momentos de dificultad y conflicto, donde todo parece cuesta arriba. Son momentos en los que el abismo se hace tan claro que el cambio se convierte en una obligación y una urgencia”, fueron las palabras que Milei eligió para comenzar su discurso, luego de que los 18 gobernadores firmaron el Acta de Mayo.
Tras elogiar la “valentía” de los dirigentes que deponen “egoísmos” en pos del progreso nacional, Milei trazó paralelismos entre la situación actual y las épocas de las guerras intestinas del país. “No es la primera vez que después de años de guerras intestinas, representantes de los distintos confines del mapa político se reúnen para deponer las armas y encontrarse en torno a un nuevo orden”, afirmó. Comparó, además, el Pacto de Mayo con la Constitución de 1853.
“Fue ese gesto patriótico de quienes depusieron las armas para convenir un proyecto de Nación, el puntapié inicial de un proceso asombroso: la erupción de la Argentina como un volcán, desde las profundidades el abismo hasta los cielos”, agregó. “Fue, sin lugar a dudas, la época dorada de nuestro país”, afirmó.
Aunque cuidando el tono, el Presidente dejó algunas de sus pinceladas habituales. “Después de un siglo de paulatina caída en la miseria, nos hemos prácticamente olvidado como sociedad de nuestro pasado próximo y de las ideas que la hicieron posible”, continuó, en alusión al liberalismo. “Por eso, quiero agradecerle a todos los presentes, por congregarse aquí después de décadas de pendular entre proyectos antagónicos que nos han hecho cada vez más pobres”, siguió, para destacar la “generosidad” y “grandeza” de los mandatarios y exfuncionarios presentes. “Que esto sea posible hoy es sin duda símbolo de un cambio de época”, completó.
No se olvidó de los ausentes. “Hay muchos dirigentes políticos, sociales y sindicales que no están aquí. En algunos casos, porque sus anteojeras ideológicas los hacen desconocer la raíz del fracaso argentino. En otros, por miedo o vergüenza de haber persistido en el error durante tanto tiempo. Y, lamentablemente, en muchos casos, por obstinación por no querer ceder los privilegios que el viejo orden les brindaba”.
“No es casualidad que entre estos últimos se encuentran quienes han intentado e intentan cotidianamente boicotear a este gobierno y conspiran para que fracase. Ellos son adictos al sistema porque sus intereses personales son diametralmente opuestos al del común de la gente”, prosiguió el Presidente, apenas levantando la voz, pero sin quitar la mirada del texto. De hecho, dijo que está abierto a abrazar a aquellos que quieran “redimirse”.
Luego, Milei fue repasando los diez puntos del Acta de Mayo. El tercer ítem, la reducción del gasto público, lo devolvió a su arena preferida. “Nos enfrentamos a problemas de proporciones bíblicas. Bajar drásticamente el peso del Estado en nuestra economía es nuestra misión más importante y más difícil. Por eso convocamos a este pacto, para que todos los que tenemos responsabilidad en la materia hagamos nuestra parte”, afirmó.
Y apuntó a los gobernadores: “El 44% del gasto del Estado corresponde a las provincias y los municipios. Por cada empleado nacional hay cinco provinciales. Llegar a un peso del Estado razonable de 25 puntos del PBI requiere que todos los niveles del Estado hagan su parte”, completó, sin mirar a los destinatarios de su mensaje, que escuchaban el discurso con gesto adusto. “Un Estado chico, pero con funciones delimitadas y claras, vale más que un Estado gigante que dilapida los recursos de los argentinos en tareas que no le corresponden”, cerró.
“Estas diez ideas no pueden quedarse en lo declamativo”, agregó el Presidente hacia el cierre, para recordar que el “Consejo de Mayo” será el encargado de convertir en proyectos de ley los principios del Acta de Mayo. Ese consejo, en los papeles, tendrá un representante por los gobernadores, uno por Diputados, otro por el Senado, además de un miembro por los empresarios, sindicatos y el Gobierno.
Cómo fue la ceremonia
Casi una hora antes, al comenzar el acto y la cadena nacional, mientras el Himno sonaba de fondo, Milei se paró junto al gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, frente a las puertas de la Casa de la Independencia. Sentados, a ambos lados se ubicaron los 17 gobernadores restantes, además del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala. La secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, completaba esa primera línea.
Todos ellos, al culminar el himno, ingresaron a la sala histórica donde en 1816 se firmó la declaración de independencia. Ubicándose a izquierda y derecha del salón, formaron un pasillo, con Milei al fondo, detrás del escritorio donde, uno por uno, fueron estampando su firma en el Acta de Mayo. Un abrazo o un apretón de manos completaban el trámite. El último en firmar fue el Presidente, que estampó su rúbrica en la parte superior del documento y no debajo del decálogo, como el resto de los mandatarios provinciales.
Luego de presentar ofrendas florales bajo las imágenes de los congresales de Tucumán, el Presidente y los mandatarios salieron de la Casa Histórica, donde un atril esperaba por el discurso de Milei.
Las setecientas sillas ubicadas frente a la puerta principal de la Casa Histórica estuvieron completas al comenzar la ceremonia, rodeada por un fuerte operativo policial, con cerca de 3000 efectivos. De todos modos, dos ausencias sorpresivas aparecieron sobre la hora: la del gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, protagonista de algunos desencuentros con la Casa Rosada, y la de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que pasadas las 19 hizo saber que, por recomendación médica, no se subiría al avión para reponerse de una gripe inoportuna.
Nadie quiso hacer especulaciones adicionales sobre la ausencia de la vicepresidenta, aunque estuvo presente el recuerdo de lo ocurrido el martes pasado, cuando Villarruel llegó menos de un minuto tarde a la conmemoración anual de los policías caídos en cumplimiento del deber, y la foto distribuida por la Presidencia daba cuenta de un espacio vacío, el de la propia vicepresidenta.
Después de distintas marchas y contramarchas, la lista de los gobernadores fue completándose durante la tarde y quedó en 18, con seis ausencias, la de Vidal y los cinco mandatarios kirchneristas que anticiparon su rechazo: Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa); Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja), todos con críticas al contenido del acta y las intenciones del Gobierno para impulsarla. Tampoco se sumaron al pacto los cuatro miembros de la Corte Suprema, los líderes sindicales de la CGT y representantes de la Iglesia, todos con algún nivel de conflicto con el Poder Ejecutivo.
Antiguamente agrupados en Juntos por el Cambio, estuvieron sentados en la primera fila los macristas Ignacio Torres (Chubut), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Jorge Macri (ciudad de Buenos Aires); los radicales Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes), Leandro Zdero (Chaco) y Carlos Sadir (Jujuy), más los independientes Claudio Poggi (San Luis) y Marcelo Orrego (San Juan). Antes de ingresar, Valdés debió enfrentar a los medios, sin poder dar certezas sobre la búsqueda del pequeño Loan Peña, desaparecido hace 25 días en la localidad correntina de 9 de julio.
Aliados del oficialismo en distintas votaciones, también llegaron los gobernadores de partidos provinciales Alberto Weretilneck (Río Negro), Hugo Passalacqua (Misiones), Martín Llaryora (Córdoba), Rolando Figueroa (Neuquén), y Gustavo Sáenz (Salta). Además del anfitrión, el peronista Osvaldo Jaldo, firmaron el acta el peronista catamarqueño Raúl Jalil, y el santiagueño Gerardo Zamora, cuya presencia estuvo en duda hasta última hora.
A ellos se sumaron dos expresidentes. El puntano Adolfo Rodríguez Saá, llegado un día antes a la provincia, y Mauricio Macri, que confirmó este lunes que, a pesar de los roces con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por el control del presente y el futuro de Pro, y cierta distancia con el Presidente, regresaría de Europa para asistir a la ceremonia. Fue una postura diferente a la de Cristina Kirchner y Alberto Fernández, que rechazaron públicamente participar de la convocatoria.
El acta de Mayo, que los gobernadores firmaron luego de las palabras del Presidente, expresa la “voluntad unánime de los presentes de romper con las antinomias del pasado”, a través de diez ambiciosas cláusulas como la inviolabilidad de la propiedad privada, el equilibrio fiscal, la reducción del gasto público, garantizar la educación inicial y alfabetización plena, rediscutir la coparticipación, avances en las explotación de los recursos naturales, reforma laboral y previsional, y una apertura al comercio internacional para que la Argentina “vuelva a ser protagonista del mercado global”.
Los diez puntos del Acta de Mayo
1. La inviolabilidad de la propiedad privada
2. El equilibrio fiscal innegociable
3. La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno
4. Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar
5. Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos promueva el comercio
6. La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual que padecen las provincias
7. El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país
8. Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal
9. Una reforma previsional que le dé sostenibilidad al sistema y respete a quienes aportaron
10. La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global.
Fuente: La Nación