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Inteligencia artificial y gestión pública: el cruce de dos mundos

Crédito: C. Municipal

Cuantas veces nos hemos preguntado cómo hacer para involucrarnos en el mundo de la burocracia estatal, sin que se transforme en un dolor de cabeza. La literatura se encargó de representar muy bien los laberintos intrincados del aparato de gestión pública en obras como "El proceso" y "La muralla" de Franz Kafka, como así también en "El expediente" de Julio Cortázar. Recordemos un poco su principal argumento.
Un funcionario estatal se ve atrapado en una serie de trámites y procedimientos burocráticos que lo llevan a perder de vista el objetivo final: responder a la demanda de un ciudadano que ha solicitado un permiso para construir una casa. El expediente pasa de mano en mano acumulando firmas, sellos y notas que hacen cada vez más compleja su simple resolución; conduciendo al funcionario a enfrentar una serie de obstáculos y contradicciones que terminan en el cuestionamiento de su propia identidad y propósito. De esta manera, el expediente se convierte en un símbolo que representa lo absurdo de los caminos burocráticos y la alienación del propio individuo.
En relación con el desarrollo de la IA en el mundo de la gestión pública parece poner en jaque esta forma de funcionamiento de los organismos estatales, planteando un debate que tiene a la eficiencia y a la eficacia como sus principales banderas. Frente a la inquietud sobre cúales serían las áreas principales donde podrían aplicarse estas nuevas tecnologías, Aranguren nos contó que: "Actualmente, la IA puede aplicarse en casi la totalidad del sector público que conocemos cotidianamente. Los primeros luares serán aquellos vinculados a la práctica burocrática ya que, en definitiva, son papeles que necesitan 'moverse'. En este ámbito, la implementación de IA puede ayudarnos a hacer más eficiente la revisión y redacción de documentos; como así también, a redactar o reescribir ordenanzas de una manera más sencilla para todos los ciudadanos; a colaborar con el control de expedientes, entre otras cosas. Hoy en día, una de las mayores virtudes de la IA tiene que ver con la escritura. Escribe muy bien y se ha desarrollado mucho dentro de ese campo. Desde mi perspectiva, el 2025 será un año revolucionario en términos de alcances de la IA, no sólo en la gestión pública sino en el mundo del trabajo en general".
Por otro lado, sabemos que todas las trasformaciones necesitan sortear procesos de resistencia y adaptación a las realidades del presente, mucho más cuando se trata de intervenir en espacios tan importantes del espectro social como el mundo del trabajo. En relación a estos desafíos, Aranguren sostuvo: "Sin dudas, el principal desafío se encuentra en cambiar el status quo. Es vital que estemos tranquilos y seguros del lugar hacia donde vamos, entendiendo que no va a ser un viaje fácil pero sí necesario para generar las transformaciones. Las nuevas generaciones ven todo esto como obvio, como algo dado. Esto es importante para que sean ellos los que se animen a dar los pasos principales en esta nueva dirección. Los concejales e intendentes jóvenes vienen con una laptop y un celular en la mano, y necesitan que las cosas funcionen de esa manera, en el plano de lo instantáneo. Luego llegan a la administración pública y se dan cuenta que todo va a velocidad papel, en una lógica fordiana. Allí es donde necesitamos transformar los sistemas establecidos para hacerlos mas eficaces y eficientes no sólo para los estados, sino también para las personas, las comunidades".
En línea con esto último, aparece la importancia de reforzar las relaciones entre Estado y comunidades, a fin de aceitar los mecanismos necesarios para la implementación de los cambios vinculados con IA. Según Aranguren: "El Estado necesita comenzar a interactuar diariamente con las comunidades, con los emprendedores, con las startups. Es decir, debe salir de la lógica de la licitación (donde su principal preocupación pasa por comprar barato) y empezar a co-crear, buscar soluciones, hablar en el idioma de la tecnología y abandonar el lenguaje del papel, de los expedientes, básicamente, el idioma del pasado. Por todo ello, uno viene a ser ese puente entre la norma escrita en papel y el algoritmo, el código. De esta manera, cualquier aplicación se podría conectar para que emprendedores puedan hacer modificaciones y generar soluciones a los problemas que tenemos por vivir en comunidad. En este sentido, el estado tiene que entender que la IA es una herramienta más dentro de la actividad cotidiana; que no se rige como algo mágico sino como algo matemático. Quizás necesitamos más gobernantes matemáticos y menos de derecho, porque el nuevo derecho es justamente el matemático, el cifrado, el código".
Por último, como parte de los efectos no deseados del desarrollo de IA, se encuentra la historia de Sewell Setzer, el adolescente de 14 años que se quitó la vida luego de haber establecido un vínculo afectivo muy fuerte con un chatbot. En relación a ello, Aranguren expresó: "Resulta fundamental que desde los estados, instituciones educativas y comunidades, comencemos a enseñar de que se trata la IA; cómo funciona en nuestra superficie cotidiana y también, cuáles son los mecanismos que están detrás. En este sentido, las facilidades para acceder a la IA por parte de toda la ciudadanía también nos muestra que es el momento para fortalecer los vínculos humanos. Es el momento de conocer más a nuestros vecinos, de salir más a las plazas, de caminar nuestras ciudades. Pasamos demasiado tiempo conectados a nuestros aparatos, tratando de dialogar con personas que están (en muchos casos), solo a unos metros de nosotros. Necesitamos más espacios verdes, espacios caminables y no sólo meras vías para el trasporte en vehículos. Todo ello nos va a ayudar a fortalecer las relaciones humanas para dar batalla a la IA. Con el tiempo, van a surgir cada vez más novias, novios, acompañantes, amigos, profesionales, médicos de este estilo; pero tenemos que entenderlos por lo que son: una matemática creada por el ser humano para ayudarnos a vivir mejor. Los vínculos con estos chatbots no son relaciones humanas; por el contrario, son relaciones de conocimiento, de datos".

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