Antes que nada, lamentamos informar que el Premio Nobel de Economía que se anunciará este lunes difícilmente le sea otorgado a Sergio Massa. Si bien algunos empresarios afines al tigrense habrían intentado aceitar la decisión de los suecos, es muy probable que el 211% de inflación anual que el exministro nos dejó en 2023 le haya jugado en contra. Una pena, otra vez será.
Dicho esto analicemos un episodio que explica mucho de lo que ha pasado en la Argentina en los últimos 20 años.
El pasado lunes 7 de octubre se cumplió el primer aniversario del ataque que la organización terrorista Hamás perpetró en el sur de Israel. En todo el mundo hubo homenajes, muestras de solidaridad y reclamos por la vida de los rehenes secuestrados. En nuestro país hubo una gran concentración, un fuerte apoyo del gobierno nacional pero también mensajes personales de Milei, Villarruel, Bullrich, Macri 1, Macri 2, Vidal, Lousteau, Manes, Lilita, Larreta, Stolbizer y demás dirigentes relevantes del país. Prácticamente todos. Todos menos Cristina.
No solo Ella mantuvo el silencio. Tampoco dijeron nada Kicillof, Massa, Máximo o La Cámpora. Solo uno de ellos se animó y se expresó públicamente: Luis D’Elía. El hecho de que lo hizo a favor de los terroristas de Hamás es un temita aparte. Por lo menos el tipo abrió la boca.
Por supuesto, esta actitud del kirchnerismo enojó a muchísima gente que observa estos asuntos sin terminar de entender cómo es la cosa. Aclarémoslo de una buena vez.
No hay que enojarse con el kirchnerismo. Es sabido que sobre gustos no hay nada escrito y que a ellos les gusta más Hezbollah que Churchill. A ellos, antes que Clinton, Sanguinetti, Merkel o Felipe González, les cae mejor Hamás. Son gustos. Les vibra así.
No por nada muchos de ellos festejaron la caída de las Torres Gemelas, por algo apoyaron a Chávez y a Castro, y por algo todavía bancan a Maduro, admiran a Putin y ofrecieron que Argentina sea la puerta de entrada de Rusia en Latinoamérica, como propuso el “presidente” onanista.
Al fin y al cabo, Cristina ha dicho más de una vez que su modelo de capitalismo es China, y ha sido Ella misma la que impulsó y firmó un Memorándum con los iraníes para investigar el atentado que cometieron los iraníes. Son así. Tampoco es para tanto, no nos engañemos: tendrán cierta debilidad por las dictaduras, pero a la hora de veranear prefieren Miami. O Marbella. Es decir, son kirchneristas pero no boludos.
Este concepto es fundamental para que Javi lo entienda y no se siga equivocando. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? Mucho más de lo que parece. Veamos.
Milei se cree Gardel por el simple hecho de haber bajado la inflación al 3,5%. Es un gran mérito, pero no da para gritar el gol colgado del alambrado como hacen Caputo, Sturzenegger y los demás oficiales de cuenta.
Si usted, amigo lector, es uno de nuestros seguidores extranjeros o de los que hace años vive en el exterior, sepa que esta semana el gobierno descorchó champagne porque la inflación bajó a 3,5%... mensual! Lo más divertido es que su tradicional adversario, el kirchnerismo, no puede abrir la boca porque ellos dejaron el gobierno con 25% mensual.
El equipo de Massa y el Instituto Patria intentan despegarse diciendo que el 25% de diciembre es todo de Milei y que ellos solo son responsables del 14% de noviembre, como si 14% mensual fuera la inflación normal de Noruega. Hay que reconocer que a veces son geniales. De todos modos, el Nobel a Massa no se lo van a dar. Seamos sinceros, a Guzmán tampoco.
Volviendo al punto, el lunes pasado, en lugar de expresarse por el aniversario de la barbarie, Cristina publicó otra de sus cartas políticas explicando todos los errores que se cometieron en los últimos 50 años, obviamente exceptuando los que cometió Ella. Estos son los momentos en que se verifica que Milei no es el único que está completamente loco.
En ese documento Cristina volvió a explicar, como tantas veces, que el verdadero problema del país es el frente externo, eufemismo que Ella usa para decir que el problema es la falta de dólares producto de que los verdes que entran al país se fugan inmediatamente. Hay que reconocer que en algo de eso tiene razón.
Lo que Ella no entiende es que desde hace años la causa principal por la que los dólares se van es, justamente, Ella misma.
Cristina es como ese señor que no se baña y se queja porque hay moscas. Obviamente, las moscas lo siguen porque el tipo no se baña. Pero Ella no lo ve o no lo quiere ver.
De hecho, en su última “clase magistral” presentó un gráfico que mostraba la salida de capitales a lo largo del tiempo haciendo hincapié en el pico de salida que hubo en los últimos cuatro meses de Macri. Lo que Cristina no explicó es que esos dólares huían en manada porque Ella había arrasado en las PASO y su retorno era inevitable. O sea, a Cristina le pasa lo mismo que al roñoso de las moscas.
Enunciemos entonces el Teorema de las Moscas a ver si de una buena vez los argentinos nos quedamos con el Nobel de Economía: “la cantidad de dólares que se van de la Argentina es directamente proporcional a la distancia que hay entre Cristina y la Casa Rosada”. En otras palabras, cuanto más cerca está Cristina (o el kirchnerismo) del poder, mayor cantidad de dólares y más rápido se van del país.
Es lógico, los dólares no son boludos. No se quieren quedar en un lugar donde gobierna o está por gobernar alguien que admira a Chávez, apoya a Maduro, es hincha de Putin y de Xi Jinping, se asocia con Irán y no le molesta en absoluto lo que hacen Hamás y Hezbollah. Por eso los dólares se van. Como ve, amigo lector, todo se conecta con todo.
El problema es que esto tampoco lo ve Milei. Por ahora es algo que le queda lejos, pero siempre está. De nada va a servir que el gobierno libertario baje la inflación si la conflictividad política, el enfrentamiento y el delirio del triángulo de hierro que forman Javi, Karina y el topito Caputo los hace chocar y dejan al kirchnerismo más cerca del retorno. Los dólares huelen el peligro antes que nadie, los dólares no perdonan, los dólares no arriesgan.
Raro que esto no lo vea Luis Caputo que, como buen asesor financiero devenido en ministro, ya debería haberse avivado.
Ahora que volvimos a la Fórmula 1 con Colapinto, podríamos decir que Javi va primero cómodo. Pero Cristina, que había largado décima, ya está segunda. Lejos, pero está.
Bastaría que el inexperto piloto Milei se coma una curva o se demore insultando en boxes para que Cristina achique la distancia, se acerque al poder, el Teorema de las Moscas se active, los dólares empiecen a huir y todo se vaya al carajo.
Esta semana anunció que va a presidir el PJ. Aclaración al margen: el presidente anterior del partido era Alberto pero tuvo que dejar el Pejota porque ahora preside el Pajota. Cuac.
Da ternura ver al Gobernador Quintela y a Kicillof amagando resistir el liderazgo de Cristina cuando todos sabemos que, más temprano que tarde, los vamos a ver aplaudiendo en primera fila. Y espantando moscas.
Todo esto ya lo vimos. En Argentina es muy fácil ver el futuro porque en el futuro suele estar esperándonos el pasado.
El Teorema de las Moscas. Avisen en Suecia, por ahí ligamos algo.