El responsable de Defensa Civil habló sobre la importancia de la donación de sangre. Además, dijo que Rafaela podría autoabastecerse si se llegara a los 5 mil donantes voluntarios registrados.
Hace muy pocas semanas, Rafaela fue declarada "Ciudad donante" por el Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (CUDAIO). La distinción busca reconocer el compromiso de aquellas localidades que trabajan para fomentar esta práctica tan necesaria, tanto en lo que respecta a órganos como sangre.
Sin reemplazo
A pesar de los grandes avances científicos en el área de Salud, aún no se ha podido desarrollar un reemplazo artificial de la sangre que sea eficaz y seguro. Es por esto que por ahora las transfusiones siguen siendo el único método disponible para conseguir este elemento vital.
Sin embargo existe otro desafío, aparte de conseguir que las personas se acerquen a donar. La sangre no puede ser almacenada por tiempo indeterminado, ya que sus componentes expiran a una cierta cantidad de días. Esto entonces hace indispensable que los donantes, además de ser voluntarios, sean habituales, es decir que tengan el hábito de repetir el acto.
Recurso organizado
Una de las mejores formas que se ha encontrado a nivel mundial para enfrentar esta situación es la creación de registros. Allí las personas que lo deseen pueden inscribirse para ser llamados cuando haga falta la donación. Así se organiza de forma eficiente la disponibilidad del recurso.
Entre aquellos rafaelinos que trabajan a diario para sostener el abastecimiento de los bancos de sangre, se encuentra Hugo Cossa, responsable de Defensa Civil. Dado el tamaño de la población de nuestra ciudad, aseguró que podríamos lograr el autoabastecimiento, pero que requeriría que más personas se comprometan.
"Si logramos tener 5 mil donantes voluntarios anotados en una ciudad de 140 mil habitantes, estaríamos cubriendo Rafaela y los 400 kilómetros a la redonda que cubre nuestro Hospital 'Dr. Jaime Ferré'. Por eso necesitamos al donante altruista", aseguró Cossa.
Un acto seguro
La donación de sangre es un acto que hoy en día no conlleva riesgos para el donante. Esto es así porque los procesos y protocolos se han ido perfeccionando a través de los años para que la transfusión sea segura, tanto para el que da como para el que recibe. Por eso, previo a la donación se realizan cuestionarios estándar para evaluar la seguridad de la sangre donada. Además, desde hace mucho tiempo los materiales utilizados son descartables y de un solo uso. Así se elimina un viejo temor que muchas personas tenían a contagiarse de alguna enfermedad por vía sanguínea.
En la misma línea, el hecho de que el donante sea voluntario implica que no se encuentra presionado a hacerlo por alguna necesidad económica. Si se estuviera otorgando algún pago, esto podría ocasionalmente inducir a algunas personas a mentir sobre la seguridad de su sangre para poder cobrar igual.
Quiénes pueden donar
En términos generales, cualquier persona que se encuentre en buen estado de salud, pese más de 50 kilos y tenga menos de 65 años, puede hacerlo. De todas formas cada centro podrá establecer su lista de requisitos para ser considerado apto, por lo que siempre es recomendable escribir o llamar para informarse antes de acercarse al lugar.
También es necesario aclarar una de las confusiones habituales respecto a la donación. A diferencia de un análisis de sangre de laboratorio, para donar no es necesario estar en ayunas. De hecho es buena idea haber desayunado y estar bien hidratado antes de acudir al centro. De esta manera, el organismo estará mejor preparado para recuperarse luego de que se le extraiga casi medio litro de sangre. Lo que sí se suele pedir es que el desayuno sea liviano y, en lo posible, evitando lácteos.
Respecto a los tipos de sangre, todos son necesarios y útiles. Sin embargo hay algunos que tienen la capacidad de transfundirse a una mayor cantidad de pacientes, por lo que son sumamente valorados y buscados. Según Hugo Cossa, "conseguir donantes A- o del tipo 0- es oro en polvo. Son los que menos tenemos registrados, pero también son los que siempre están disponibles cuando vos levantás el teléfono. Para eso están instituciones como la nuestra, para poder conseguir el voluntario adecuado y llegar a cumplir con la necesidad que muchas veces es una operación programada, un tratamiento, pero que otras surgen de un accidente. Ahí lamentablemente tenemos que salir a llamar gente a las 2:00 o 3:00 de la mañana".
Cossa también quiso pedirle a la gente que evacúe sus dudas sobre donación con personas que estén formadas en el tema como bioquímicos, médicos o enfermeros: "No consultes con el muchacho del quiosco de la esquina, porque puede tener muy buena voluntad pero la información veraz y valedera es la que sale de los profesionales de la salud".
El otro acto altruista
Desde Defensa Civil también trabajan sobre la capacitación en Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Al igual que la donación de sangre, aprender esta maniobra es también considerado como una acción solidaria, ya que no se hace para uno mismo, sino para ayudar a los demás.
A diferencia de lo que popularmente se cree, capacitarse en RCP no es solamente aprender a hacer compresiones en el pecho. La acción completa se compone de saber reconocer una situación de paro cardiorrespiratorio, pedir ayuda profesional y actuar correctamente sobre la víctima.
Los cursos son de corta duración y brindan las nociones básicas para asistir en caso de urgencia hasta la llegada de un equipo de emergencia profesional. Hugo Cossa fue enfático en la necesidad de que cualquier persona sepa cómo actuar en estos casos: "Todo el mundo lo tiene que conocer. Básico, especializado, o como sea, pero lo tiene que conocer. En esos cursos le van a explicar cuándo hay que ponerlo en práctica". Además, animó al público a perder el miedo, explicando que la legislación ampara a quien ayuda con fundamentos: "La Ley del Buen Samaritano dice que vos podes atender a un paciente, teniendo tus conocimientos. También dice que no pongas nada en práctica más allá de lo que sabés. Por eso se condena a quien abandona a un paciente y no a quien lo atiende".
Foto: Archivo CASTELLANOS