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Hongos en pies y manos: tratamiento y los errores más comunes

Las uñas engrosadas y amarillas suelen ser producto de hongos no tratados.

"La gente le llama hongo a cualquier cosa que tenga en el pie, y también lo trata con productos que no son anti hongos. En definitiva: hay mucha confusión", introduce Andrés Politi, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
"El subgrupo de los hongos en las uñas está lleno de mitos, y es algo que más del 50% de la población tendrá en algún momento de la vida", añade, para dar cuenta de su prevalencia y también de las cuestiones que debemos saber para no cometer errores.
El autodiagnóstico -en muchos casos, erróneo- y el autotratamiento se encuentran entre las primeras cuestiones que señala el profesional. Y también, el hecho de que, si bien suele tratarse como una cuestión menor, los hongos pueden generar complicaciones.
"Cuando hablamos de hongos, pensamos en cuestiones de la piel, y si bien eso es cierto, hay muchos hongos que son capaces de producir infecciones graves y mortales en la vía respiratoria, especialmente pueden comportarse de manera muy agresiva en personas con inmunosupresión, como ocurre con los trasplantados, o en gente con diabetes descontrolada", detalla.
Hongos: qué son y cómo se contagian
"Dentro del reino animal vegetal, así como están las bacterias, los virus, los parásitos, existen los hongos, que son un grupo de seres vivos. Algunos viven en la tierra, otros viven en los animales, y hay hongos propios de cada especie, por ejemplo, hay algunos hongos que a los perros no les hacen nada y a los humanos sí", explica.
Y suma que los hongos de la piel, por lo general, corresponden a dos familias, que se denominan dermatofitosis y Candida.
Otra de las cuestiones que el profesional confirma es su contagiosidad. "Lo que tienen de particular los hongos, es que viven en los pellejitos sueltos de la piel. Cuando los pellejitos sueltos de una persona con hongos caen, otra se sienta, toca o pisa ese lugar, ese pellejito entra en contacto con la piel, y así se contagian".
Claro que hay espacios que resultan extremadamente propicios para su propagación: aquellos que presentan calor y humedad. Por eso, los vestuarios son conocidos como un "caldo de cultivo" para los hongos.
"Los hongos se contagian más en los vestuarios que en la pileta, porque por lo general no tienen capacidad de sobrevivir en el agua. En realidad, los hongos lo que necesitan es por un lado que la capa más superficial de la piel esté mínimamente rota, y que haya calor y humedad", enfatiza.
Politi explica que los lugares cuerpo que suelen reunir varias de esas condiciones son los pliegues, como los espacios entre los dedos de los pies, o en la ingle.
El autodiagnóstico puede fallar
"La gente consulta con mucha frecuencia por este tema, pero lo que es llamativo es que muchas veces tienen algo redondo, que les pica -y ni hablar si es en los pies-, y ya están seguros de que es un hongo, porque las personas piensan que si es colorado y pica, es hongo. Si está en los pies, es hongo. Y si está en las uñas, es hongo", analiza.
Lo que ocurre en estos casos, es que si tarda en curar, las personas no suelen rever su diagnóstico o consultar, sino que lo atribuyen a la dificultad del hongo en irse. Y no atacan al verdadero problema.
Ahora bien, si la persona piensa que tiene hongos pero no los tiene, ¿qué puede tener en realidad? "En la planta de los pies hay algo que se llama dishidrosis, que es una forma de alergia o de eczema de la planta de los pies, que por lo general aparecen en un principio en forma de ampollas, que pican mucho y que después se secan".
Parte de la dishidrosis se cura sola, "entonces la gente cree que se curó por el antihongo o por ponerse cremas con corticoides. El problema es que si a lo que realmente es un hongo le ponés corticoide, no solo que no lo mejorás, sino que lo empeorás", advierte.
Los hongos en las uñas también se suelen confundir con simples traumas, como cuando por ejemplo el dedo choca de manera cotidiana con el calzado. "Por ejemplo, porque se usó mucho tiempo un zapato con punta y/o taco, o porque se le ha caído la uña varias veces y entonces queda despegada; lo cierto es que la uña se le pone gruesa, pero no por hongos", aclara.
Sin embargo, no todo es blanco o negro. "La vuelta de tuerca que complica un poco todo, es que hay gente que tiene trauma, hay gente que tiene hongo, pero hay gente que el trauma crónico separa la uña de la piel y al trauma se le agrega hongo", dice el dermatólogo.
Hongos en las uñas
"Hay una variante que es totalmente distinta a esto y que son los hongos en las uñas. Es cierto que es probable que lleguen a partir de estos pliegues de la piel, pero la uña normalmente está apoyada sobre la piel y es como una puerta cerrada. Si eso está bien cerrado, por ahí no entra nada", afirma.
"El tema es que cuando uno se recorta excesivamente las uñas o lo que es más común, cuando a lo largo de la vida, el dedo choca contra el calzado, la uña se separa de la piel, se forman pequeñas rajaduritas, por donde se meten hongos -advierte-, y el problema cuando se meten ahí abajo es que no hay forma de acceder. Mientras que para la piel en general se utilizan cremas o lociones, los tratamientos de hongos de uña son mucho más complicados", sostiene.
Errores
Una de las cuestiones que señala el dermatólogo como inapropiada es intentar quitarlos manualmente.
"Es un error de la gente y a veces de algunos profesionales del tema, como son los podólogos y los pedicuras, arreglar los hongos de las uñas escarbando por debajo o haciendo recortes agresivos, que el hongo aprovecha para meterse en ese hueco que queda entre la uña y la piel. Con eso no hacés más que empeorar la cuestión", se lamenta.
Lo mismo ocurre con los hongos de manos y el corte de las cutículas que muchas manicuras realizan. "Muchas tienen un manejo agresivo y quitan las cutículas, pero en realidad las cutículas son la masilla que tienen las uñas para protegerse. Y entonces ahí, entre la piel y la uña, al no haber cutícula, también se meten hongos", esgrime.
"No hay que hacerlo. Los dermatólogos nos cansamos de ver infecciones. Las cutículas sólo deberían empujarse para atrás, pero no sacarlas", subraya.
También cuenta que en el último tiempo se comenzaron a ver hongos en la cara, sobre todo en hombres, lo que atribuye a que dentro de lo que denomina el boom de las barberías, los instrumentos de corte no siempre se higienizan correctamente.
Tratamientos para los hongos
En general, los hongos de la piel se tratan con cremas, y en casos más severos, con tratamiento oral (comprimidos).
"Los hongos de las uñas son difíciles de tratar, pero se tratan o con lacas, que sirve para cuando es una afección pequeña y la uña está enterita, o con medicación oral, que son medicamentos que requieren de plazos largos, por ejemplo, unos seis meses", explica.
Sin embargo, asegura que como por lo general afectan a personas grandes, dar medicamentos por boca por períodos prolongados para una afección que no necesariamente es tan seria, no siempre resulta conveniente.
"Hay que poner en la balanza, porque muchas veces se trata de personas que ya por otras cuestiones, están tomando muchos remedios", relativiza.
El problema es que la uña no se cura sola, y de hecho, puede ponerse cada vez peor. "Muchas personas añosas tienen las uñas feas, eso son hongos no tratados, sin embargo, no reviste riesgo, salvo que se trate de personas con diabetes o trastornos arteriales, en esos casos se deben tratar, pues los hongos facilitan entrada de bacterias", concluye.
Hongos en manos y pies: cómo se previenen
La prevención de los hongos se basa en mantener la piel seca pero sana, es decir, no refregar con la toalla, pero sí secarse bien. "En los lugares públicos, como vestuarios, usar siempre ojotas, no sentarse directamente en sillas o bancos compartidos, sino sobre la toalla propia. Y no compartir calzado", cierra.
Fuente: Clarín

Autor: Ludmila Moscato|
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