En Argentina, 3 de cada 10 personas obtienen un diagnóstico tardío. El problema aumenta con la edad.
En la mayoría de las enfermedades, el diagnóstico precoz hace la diferencia. Y aún más, en las que tienen tratamiento efectivo, seguro y accesible. Es el caso del VIH, en el que las terapias actuales permiten controlar la infección, a tal punto que el virus puede permanecer indetectable e intransmisible.
Sin embargo, en Argentina, 3 de cada 10 personas con VIH llegan tarde a esa instancia: se enteran que conviven con el virus cuando ya manifiestan síntomas de enfermedad avanzada. Y el problema se acrecienta con la edad: el diagnóstico tardío es más frecuente a partir de los 50 años.
Qué es el diagnóstico tardío
Durante el bienio 2020-2021, el 30,1% de las personas fueron diagnosticadas tardíamente, una cifra que se mantiene sin cambios significativos en los últimos años, según el Boletín N° 39 Respuesta al VIH y las ITS en la Argentina, publicado en las últimas horas.
El diagnóstico tardío se define como aquel que ocurre cuando una persona manifiesta síntomas vinculados al VIH o al compromiso inmunológico severo, que se expresa con un conteo de CD4 menor a 200.
Las células CD4 juegan un papel importante en la capacidad del organismo para combatir las infecciones. Cuando se vive con VIH, el virus ataca y reduce el número de células CD4 en la sangre, lo que dificulta la capacidad del sistema inmune para defenderse.
Los mayores, más tarde
"Como viene ocurriendo desde años anteriores, el diagnóstico tardío aumenta con la edad", destaca el informe elaborado por Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis, del Ministerio de Salud.
En el análisis por género, se aprecia que el diagnóstico tardío afectó al 30,6% de los varones cis, al 29,2% de las mujeres cis, 23,6% de las mujeres trans y al 22,2% de los varones trans. Se entiende por personas cis a las personas en las que su identidad de género se corresponde con su genotipo sexual y por trans a aquellas en las que difiere del género que se les fue asignado al nacer.
Mientras que entre los adolescentes cis de 15 a 19 años que viven con VIH solo entre el 12% y el 13% reciben un diagnóstico tardío, esa proporción trepa al 47% y al 55% en los varones y mujeres de 55 a 64 años, respectivamente.
Entre las mujeres trans, solo afecta al 8,3% de las de 20 a 24, pero al 46,2% de las de 35 a 44 años.
Uno de los aspectos destacados en el informe es que en el último bienio, el diagnóstico tardío afectó al 44,4% de los varones que adquirieron el virus en relaciones sexuales sin protección con mujeres, casi el doble de los que, en el mismo lapso, se infectaron por vía sexual en relaciones no protegidas con otros varones.
Entre los hombres de 55 años o más que tienen sexo con mujeres, más de 6 de cada 10 recibieron un diagnóstico tardío en 2020-2021.
"De los datos presentados en el artículo se desprende la necesidad de seguir trabajando para promover y facilitar el acceso al testeo, objetivo en línea con las acciones que se vienen realizando en materia de descentralización de las pruebas, el uso de test rápidos y otras tecnologías disponibles en los últimos años", destaca el boletín.
VIH: riesgo aumentado en personas mayores
De acuerdo al Manual de Autocuidado de la Persona Mayor en la Década del Envejecimiento Saludable publicado recientemente la cartera sanitaria, el riesgo de contraer VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ITS) se ve aumentado en las personas mayores por una serie de razones, entre las que incluyen:
–No creen que sea una enfermedad de su época.
–No tienen incorporado el uso de preservativos al no haber riesgo de embarazo y no considerarse en riesgo de contagio.
–Con los cambios hormonales, se resecan las mucosas vaginales y la fricción genera pequeñas heridas que pueden ser la puerta de entrada para el virus.
–Con la llegada de medicamentos que se utilizan para la disfunción eréctil se prolonga la vida sexual activa.
–Hay prejuicio e invisibilización de la sexualidad en edades avanzadas y muchas veces no llegan las acciones preventivas.
"Los mayores de 50 años prácticamente no usan preservativo, nunca para sexo oral, les cuesta adaptarse y en general no conocen que es un campo de látex y cómo se utiliza", comenta a Clarín Viviana Leiro, jefa del servicio de Dermatología Hospital Muñiz, en el que funciona el consultorio de ITS.
Se trata de un aspecto central del problema vinculado a la prevención, si se tiene en cuenta que más del 98% de las infecciones se producen por relaciones sexuales sin protección.
Leiro destaca, asimismo, que "el uso de apps para encontrar pareja que permite localizar potenciales parejas sexuales cercanas también favorece el aumento del número de contactos sexuales y relaciones sexuales desprotegidas en este grupo etario".
Pedir el test de VIH
"En general se la interpreta erróneamente con una enfermedad limitada a los jóvenes, así que hay que tener una actitud más proactiva de proponerle el testeo a todo el mundo", enfatiza Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped, que lleva adelante la campaña "Ponete la cinta".
En ese sentido, el referente en investigación y atención de personas con VIH, destaca que las estrategias que pueden favorecer el diagnóstico oportuno en adultos mayores son las que otorguen "una mayor facilidad para el testeo y sobre todo una actitud diferente por parte de los prestadores de salud".
"Los médicos muchas veces vemos pacientes adultos mayores y no pensamos que puedan ser personas que puedan tener VIH", reconoce.
Coincide Analía Urueña, directora del Centro de Estudios para la Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles (CEP y CET) de la Universidad ISALUD, quien también destaca que el problema es de doble vía.
"La gente mayor no suele solicitar el test porque no sospecha, no lo piensa como una posibilidad. No hay percepción del riesgo, sobre todo en personas que tienen pareja estable", apunta.
"Y entre los equipos de salud tampoco se lo solicita tanto en las personas adultas mayores, a quienes a veces se las consideran incluso como sexualmente inactivas", cuestiona Urueña, integrante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).
"En la mujer se oferta siempre en la situación de embarazo. Y ellas suelen pasar por más controles ginecológicos y de salud que los hombres. Los varones que más se testean son los que tiene sexo con otros varones, que se consideran dentro de los grupos en mayor riesgo", diferencia.
En ese sentido, el boletín del Ministerio de Salud subraya la importancia de "ampliar el ofrecimiento de las pruebas a personas de poblaciones no consideradas claves (como varones cis infectados durante relaciones con mujeres o mujeres cis de mayor edad), que parecen insuficientemente alcanzadas por la oferta actual".
Indetectable=intransmisible
Una persona con VIH no necesariamente desarrolla síntomas, aunque puede transmitir el virus. No obstante, con el tratamiento adecuado, la carga viral puede volverse indetectable. Si se mantiene así por, al menos, 6 meses, el VIH es intransmisible por vía sexual (indetectable=intransmisible).
Pero el primer paso para llegar a esa instancia es el diagnóstico. Según los últimos datos oficiales, se estima que en Argentina viven con VIH 140.800 personas (5.300 casos nuevos cada año), de las cuales el 13% desconoce su diagnóstico y 3 de cada 10 acceden a él en forma tardía.
"Las consecuencias del diagnóstico tardío son precisamente el dejar pasar la oportunidad de oro para hacer el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno, que beneficia a la persona y también a la comunidad. Mientras que el precoz es todo lo contrario: permite mejorar la eficacia del tratamiento y reducir la transmisión", alienta Cahn.