Agro

Girasol: una campaña desdibujada por factores climáticos y comerciales

Tras proyectar inicialmente una superficie de siembra de girasol de, al menos, 2,10 millones de hectáreas en la Argentina, las restricciones hídricas, junto a la ausencia de incentivos comerciales, complicaron los planes y hoy la expectativa es del orden de 1,90 millones de hectáreas.
Este martes, Justo Domínguez, integrante del CREA Pico Barón (región Oeste Arenoso) y representante de CREA en la Asociación Argentina de Girasol (Asagir), participó en la reunión mensual de la Comisión de Agricultura para tratar cuestiones relativas al cultivo.
"Nos encontramos con un mercado extrañamente invertido en el cual los valores del aceite de girasol son inferiores a los del aceite de soja, aunque la lógica indica que en algún momento eso se corregirá", expresó Domínguez.
El valor FOB oficial argentino del aceite de girasol con embarque en el último trimestre de 2023 se encuentra actualmente en 845 USD/tonelada, mientras que, para esa misma posición comercial, el precio del aceite de soja es de 892 USD/tonelada.
"El elevado consumo de aceite de soja que se está registrando en EE.UU. con el propósito de abastecer a la industria de biocombustibles de ese país también explica esa inusual brecha de precios", comentó.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) estima que en 2023/24 Rusia cosechó una producción récord de girasol -17,5 millones de toneladas versus 16,2 y 15,5 millones en las dos campañas previas- y que los productores de esa nación están vendiendo de manera acelerada la oleaginosa en un contexto de devaluación del rublo.
En tanto, la producción de girasol ucraniana también se recuperó y el USDA estima que en 2023/24 el país invadido por Rusia logrará exportar 6,0 millones de toneladas de aceite de girasol versus 5,9 y 4,6 millones en los dos ciclos inmediatos anteriores. Debido al conflicto bélico, los ucranianos están urgidos por concretar exportaciones para generar divisas de la manera más rápida posible.
"La complicada situación presente en el Mar Negro, principal proveedor mundial de aceite de girasol, determina que tanto Rusia como Ucrania tengan una gran necesidad de comercializar su producción", detalló Domínguez. Y ese apuro, por supuesto, no es gratis para los precios internacionales del aceite.
En ese marco, referentes CREA de las diferentes regiones agrícolas confirmaron que no se presentaron condiciones comerciales atractivas para incorporar una superficie importante del cultivo en la nueva campaña agrícola.
Esa circunstancia, sumada al hecho de que no existen instrumentos accesibles y transparentes para evaluar y anticipar la evolución de precios de la oleaginosa, conspiró contra las intenciones de siembra, las cuales disminuyeron aún más por el déficit de humedad presente en varias zonas clave para el cultivo.
Por otra parte, el hecho de que los precios de los arrendamientos agrícolas en el mercado argentino estén valorizados en quintales de soja, introduce un factor de riesgo adicional al negocio porque un eventual atraso del precio del girasol respecto del poroto podría ocasionar un perjuicio económico.
Otro factor mencionado, especialmente en las zonas del este del país que venían registrando una recuperación del régimen de precipitaciones, es que ante un pronóstico ENSO "El Niño" el cultivo no parecía ser la alternativa agronómica más adecuada.
En cuanto a la siembra de híbridos de girasol alto oleico, en algunos casos puntuales se observa un interés por sembrar esa alternativa con el propósito de obtener un diferencial de precio en la comercialización de la oleaginosa.
Al respecto, desde Asagir se insiste en la recomendación de evitar la comercialización de partidas de girasol linoleico (convencional) mezcladas con materiales oleico para evitar eventuales rechazos, dado que, al tratarse de productos diferentes, la industria aceitera exportadora debe procesarlos por separado.
Por medio de la resolución 694-E/17 las autoridades del Instituto Nacional de Semillas (IANSE) dispusieron que desde julio de 2018 las empresas semilleras deben indicar el tipo de aceite producido por cada híbrido al momento de solicitar su inscripción en el Registro Nacional de Cultivares. La norma define al girasol oleico como aquel cuyo aceite -obtenido de la molienda y análisis de sus granos F2 (producto de cruzamientos de dos híbridos F1)- tiene un contenido de ácido oleico mayor al 80% con expresión suficientemente estable. Por su parte, el suboleico es el que tiene un contenido de ácido oleico en promedio superior al 39,4% e inferior al 80,0%, mientras que el linoleico no debe exceder una proporción de 39,4% de oleico "salvo justificadas excepciones".

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