El jueves 2 de noviembre a las 18 y 30 hs se llevará a cabo en la Sede de ERA -Escritores Rafelinos Agrupados- Moreno 183, una disertación para público en general con el objetivo de orientar a lectores y escritores en la ardua tarea de acercarlos al mundo literario.
Las Profesoras Lidia Dellacasa y Susana Merke ofrecerán herramientas imprescindibles para crecer como lectores y perfeccionar la escritura en aquellos que ya la ejercen, o para los que desean incursionar en el mundo de las letras.
El futuro está en el pasado
La expresión educación literaria se refiere a la enseñanza y al aprendizaje de las habilidades y destrezas necesarias para leer de forma competente los textos literarios.
La enseñanza de la literatura aún arrastra el peso de una concepción tradicional que se limita a la aprehensión memorística de los autores, de sus obras, y de los textos más renombrados, pero no ha servido para desarrollar una formación cultural plena del individuo. Es preciso renovar el procedimiento para aprender a “interpretar, valorar y apreciar las creaciones de signo estético-literario”.
El objetivo es aprender a leer de forma literaria, adquirir el hábito que enseñe a disfrutar con la lectura de obras de una cierta complejidad, sin lo cual muchos textos de valor dejarán de estar a nuestro alcance, como pasa ya con amplia parte de la literatura griega y latina.
El futuro está en el pasado… Eso es lo que dicen los académicos, escritores y editores. Hay que leer a Cervantes, a Baroja, a Emilia Pardo Bazán, para así entender mejor la literatura que se escribe hoy en día.
Steiner en el capítulo titulado “El lector infrecuente” de su libro de ensayos Pasión intacta, defiende la memoria como un factor fundamental en el acto clásico de leer. Cuando leemos un texto, mediante la analogía lectora podemos justificar un precedente recordado con exactitud. A su vez, constatar en la obra de tal escritor huellas de otro autor anterior es un enorme deleite para el lector porque, en ese momento, se da cuenta de que la literatura se alimenta de literatura. Para eso necesitamos la memoria, cuya atrofia, desgraciadamente, es un rasgo específico de la educación y la cultura de la mitad del siglo XX en adelante.
Para llegar a ser un lector al estilo de Steiner, es imprescindible leer mucho. Y leer cuesta trabajo. En palabras de Borges, es incluso más complejo que escribir: “Los grandes lectores son más escasos que los grandes escritores”. Y es que una de las vías para acercarse a la lectura es la escritura.
Hay que inculcar modos de leer literariamente los textos, esforzarse por desentumecer los músculos de la memoria para obtener lectores con un nivel medio alto en competencia literaria.
Si el sistema estará permitiendo que se establezca un modo de leer cada vez más alejado de un acto lector creativo, será responsable de la existencia de ese tipo de lector esencialmente “bestselleriano”.
Esta formación literaria tiene que enseñar el valor de las obras leídas. Debe hacerle entender que disfrutar sólo del argumento, del contenido, es renunciar a disfrutar de la “forma” como un contenido preciso y precioso. En definitiva, es renunciar a su poder cognitivo, lingüístico, metafórico y a su originalidad respecto a la tradición. Lo que nos vuelve a recordar el aforismo de antes: El futuro está en el pasado.