En el Día del Trabajador, el Yagui también analizó la profesión a la cual le dedicó su vida: "todos los días se aprende una cosa diferente y está muy buena esa parte de ser entrenador", analiza.

Lautaro Pelletán – Trabajar en el ámbito del fútbol no es sencillo. Hay presiones, malos momentos, largos viajes, distanciamiento con la familia y no siempre todo es color de rosa. Lo importante es saber aprender de esas adversidades, disfrutar de los buenos momentos que regala el deporte y gestionar los tiempos de la manera más saludable. El actual entrenador de Atlético de Rafaela, Rubén Darío Forestello, sabe de estas batallas y por eso, con sensibilidad y experiencia, le contó a CASTELLANOS, cómo es trabajar en la dirección técnica de un equipo de fútbol:
"Salir detrás de un balón es algo que elegimos de chicos, lo hice primero como futbolista y hoy como entrenador. En este rol, la verdad que no se para nunca. Se debe pensar siempre, ganás y pensás siempre lo mismo, perdés y seguís pensando en hacer bien, empatás y es lo mismo. Es algo que no empieza y termina en los horarios en donde uno se encuentra entrenando o en la cancha. Continúa con el análisis, continúa en el día a día, continúa conversando con las 30 personas que tenés como futbolistas para ver cómo se sienten, en contacto con la gente que trabaja en el club como los cancheros, los médicos, la utilería, la convivencia con la dirigencia. La verdad que como entrenador no se para nunca, es maravilloso desde muchos lugares, pero lleva tiempo".
-¿Cómo es el día a día? 
-Cada semana o cada partido, generan ocupaciones diferentes. Algunas semanas son más tranquilas, otras no tanto. Mi día a día, después del entrenamiento por la mañana, continúa llegando a casa, compartiendo un rato con un almuerzo con parte de mi familia y después videos, charlas con los médicos, charlas con los profes, charlas con los jugadores porque por ahí hay algunos que lo necesitan. Normalmente así uno transcurre todos los días, más las organizaciones lógicas que hablamos con el gerente del club, algunas charlas dirigenciales que tienen que ver con el trabajo y mejorar el día a día. No se para.
-¿Por qué decidiste seguir esta profesión? ¿Era algo que ya deseabas o soñabas en tu época de jugador?
-Cuando era chico yo vivía en un pueblo y ni pensaba lo que iba a hacer de mi vida a los 5 o 6 años. Pero yo siempre le decía a mi vieja que iba a vivir del fútbol. Cuando cumplí los 14, me fui a las inferiores de San Lorenzo y seguía pensando lo mismo. Cuando tuve hepatitis a los 18 o me rompí los ligamentos cruzados a los 19, siempre pensé que a pesar de las dificultades iba a seguir en lo mismo. Lo tomé como una elección de vida, como un recurso de mis energías, como un aprendizaje y gracias a Dios fui encontrando en todos los lugares, el error, la dificultad, el querer mejorar y por eso yo creo que soy mejor entrenador que futbolista, más allá de que a veces los resultados no se dan. Pero todos los días se aprende una cosa diferente y está muy buena esa parte de ser entrenador, hasta que a veces te vas quedando sin energías.