Parece increíble pero ya pasó casi un mes y medio desde que levantábamos nuestros vasos y copas para brindar en la noche de Año Nuevo. En poco tiempo empezaremos a vivir esa época caracterizada por los anuncios comerciales de "vuelta al cole" y las noticias de las ya tradicionales paritarias docentes. Como si fuera un calco de otros años, todo se repite.
Todavía hay quienes están disfrutando de sus vacaciones, pero otros ya se encuentran de regreso retomando el ritmo de vida habitual y encarrilándose en algún tipo de rutina.
En esta nota tocaremos un tema muy poco agradable pero real: el fin de las vacaciones. Sabemos que cada uno lo asimila como mejor puede. Por eso, al mejor estilo de los viejos libros de "Elige tu propia aventura", le vamos a proponer a usted, lector, que decida qué tipo de artículo prefiere leer.
Preste atención: si tiene algo de ánimo y curiosidad para conocer cómo atravesar mejor este momento y enterarse de algunas estrategias para hacer más llevadera la transición, entonces lo invitamos a continuar la lectura en el subtítulo llamado "Momento de oportunidades". Pero en el caso contrario de que usted haya llegado hasta acá para sentirse acompañado en el sentimiento, o solamente tenga ganas de rezongar y refunfuñar, le sugerimos que pegue un salto directo hasta el subtítulo que dice "¡Socorro! No quiero volver". Allí podrá leer algunos párrafos redactados con el único objetivo de que nos desahoguemos juntos.
Momento de oportunidades
Mucha gente suele vivir esta circunstancia con una mirada puesta en el vaso medio vacío. Lamentan que ya se hayan terminado las vacaciones y eso los predispone mal desde el primer día. Por eso es importante entender que uno está en un gran momento: descansado, con mucha energía y la mente despejada. Tal vez sea la mejor instancia en el año, con un gran estado personal para tomar decisiones importantes. Encarar esas cuestiones pendientes de la vida en este preciso instante puede ser una gran idea que no deberíamos desaprovechar.
Otra recomendación en el regreso a la rutina es asegurarse de tener una transición suave. Esto puede incluir un día o dos de preparación antes de volver al trabajo o a la escuela, o incluso simplemente ajustar gradualmente el horario de sueño antes de la vuelta a la rutina diaria. Prestar especial atención a esto en el caso de haber viajado a un destino con otro huso horario, para que el efecto del jet lag no pase factura en las primeras jornadas laborales.
El regreso a la rutina no necesariamente implica volver a los hábitos anteriores. Podemos modificar lo viejo con una nueva mentalidad en la que incorporemos algunas de las actividades o hábitos positivos que hayamos adoptado durante las vacaciones. Por ejemplo, si hicimos más ejercicio o comimos más saludable, tratemos de volverlo costumbre. Además, si se disfrutó de una actividad en particular es bueno continuarla. Por ejemplo, es común que muchas personas se sumerjan en la lectura durante el verano. Tal vez no se pueda dedicarle la misma cantidad de tiempo, pero siempre hay unos minutos para leer aunque sean algunas pocas páginas.
Si con alguna de estas sugerencias hemos podido apuntalar su entusiasmo para enfrentar el nuevo año, entonces avance directamente hasta el último párrafo titulado "En conclusión". Si fallamos y se dio cuenta de que lo que necesita es desahogarse, entonces siga leyendo.
¡Socorro! No quiero volver
Para todos aquellos que hayan llegado a este punto de la nota, sepan que no están solos. Son muchas las personas que sufren este reencuentro con las realidades cotidianas. El aumento del pan, la carne, los útiles escolares y las cuotas de la medicina prepaga conforman el kit de bienvenida a la realidad argentina.
Como prometimos, en estas líneas no vamos a pretender darle ningún consejo ni solución. Así que repitamos juntos "¡Pero será posible, ché!, "¡Qué barbaridad!", "Esto no cambia más". ¿Se siente mejor? (En caso negativo, vuelva a iniciar este párrafo, pero léalo con más ímpetu).
En Rafaela, como en muchas ciudades y pueblos de nuestra región, hay personas pasando por lo mismo que usted. Por ejemplo, María Celeste es la secretaria del gerente general de una fábrica. Tiene 38 años y junto a su marido y su pequeño hijo de 6 años acaban de volver de una quincena en la costa bonaerense. Ella nos contó lo siguiente: "La verdad que me molesta mucho este momento. Porque siempre antes de irme intento dejar todos los asuntos medianamente resueltos, pero resulta que a la vuelta parece que hubiera explotado una bomba y es un caos. Aunque tuve un reemplazo temporal, no es lo mismo que esté yo, así que los primeros días termino agotada poniéndome al día con todo".
Por su parte, Norberto de 52 tiene una preocupación menor, pero que ha venido arrastrando toda su vida: "Detesto tener que desarmar las valijas. Te juro que puedo tenerlas ahí con la ropa usada unas cuantas semanas después de haber vuelto. Mi mujer dice que es una especie de negación a que se terminen las vacaciones, que se yo. Pero no me gusta nada hacerlo".
Alicia es una abuela de 70 años que suele pasar todos los eneros en la casa que tiene su hija en las sierras de Córdoba. Si bien ella siempre va dispuesta a ayudar con los quehaceres, reconoce que durante todo ese mes la tratan como una reina. "Casi que ni me dejan cocinar, lavar ni nada. Imaginate que cuando vuelvo a mi casa en Rafaela estoy tan desacostumbrada que me da fiaca hasta hacerme un bife a la plancha".
En conclusión
Tanto para aquellos que les cuesta mucho el regreso, como para los que vuelven enchufados a 220 volts, el momento del regreso a la rutina es ineludible. Como tantas otras cuestiones de la vida, es normal que los seres humanos reaccionemos de diferente modo a un mismo hecho. Pero tanto para un grupo como para el otro es clave intentar recordar esa gastada pero muy cierta frase que dice "el pasado es historia, el futuro es incierto y el hoy es un regalo, por eso se llama presente." La vida es vida los 365 días del año, sean laborales o no. No desaprovechemos ninguno de ellos.
Desde la redacción del CASTELLANOS les deseamos a todos el mejor regreso a sus actividades cotidianas y a esa lucha diaria que significa vivir en esta bendita Argentina del año 2023.