En su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso -al menos en su mandato actual-, el presidente Alberto Fernández aprovechó el escenario de la Asamblea Legislativa para embestir en duros términos contra la Justicia -en particular la Corte Suprema-, la oposición y la prensa. En este marco, aseveró que Cristina Kirchner es "perseguida injustamente" por los tribunales y, si bien evitó pronunciar la palabra "proscripción", como pretendía el kirchnerismo, advirtió que la Justicia pretende su "inhabilitación política".
Ante a la presencia impávida de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, presidente y vicepresidente de la Corte, el Jefe de Estado arremetió contra el Poder Judicial en distintos tramos de su discurso. El momento más tenso se vivió cuando fustigó el fallo del máximo tribunal que ordenó que se devolvieran recursos coparticipables a la ciudad de Buenos Aires -"la intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible", asestó-, y la resolución por la que dispuso rediseñar la composición del Consejo de la Magistratura. "La tomaron por asalto", advirtió el primer mandatario, quien cuestionó la "intromisión" del Poder Judicial sobre los otros dos poderes del Estado.
En este marco, Fernández justificó el pedido de juicio político que promovió en contra de Rosatti, Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, los cuatro magistrados que integran el máximo tribunal. "No hay nada en la Constitución que lo impida. No hay ningún ataque ni embestida contra la Justicia", aseveró. El proceso de enjuiciamiento se desarrolla en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados.
"La Corte Suprema de Justicia aseguró cautelar a la ciudad Autónoma de Buenos Aires recursos coparticipables que no le corresponden, contrariando la ley de coparticipación vigente. Le quita dinero a los que más necesitan y destina esos mismos recursos a la ciudad más opulenta del país", fustigó. Las cámaras de la televisión pública enfocaron a los gobernadores presentes, una delegación que, a diferencia de otras oportunidades, lució muy raleada: sólo asistieron cinco mandatarios peronistas -no estuvo presente el gobernador bonaerense Axel Kicillof- y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Las palabras del Presidente desataron una ovación en el oficialismo, que hasta entonces parecía sumido en un letargo por el tono monocorde y el contenido anodino del discurso. Desde las bancadas opositoras llovieron gritos e insultos, y si bien algunos legisladores se retiraron del recinto en señal de protesta, el grueso de los bloques decidió permanecer en las bancas.
"No podemos seguir mirando impávidos cómo las disputas palaciegas desatadas en el más alto tribunal del país por controlar el manejo de los recursos económicos del Poder Judicial acaban desatando abusos inadmisibles", continuó el Presidente.
La embestida presidencial contra la Justicia arrancó a pocos minutos de iniciar su mensaje. Fue cuando condenó el ataque sufrido por la vicepresidente Cristina de Kirchner en septiembre pasado, al que calificó como el "episodio más desgraciado" que sufrió la democracia argentina en sus últimos 40 años. Fue el primero de varios guiños que el presidente Fernández le dedicó a la Vicepresidente, con quien no se veía desde aquel atentado. Sin embargo Cristina, inmutable, sólo le devolvió gestos de frialdad.
"Vuelvo a exigir hoy a la Justicia que profundice la investigación de aquel hecho, que juzgue y condene a quienes fueron los autores materiales e intelectuales de ese intento de homicidio", reclamó, ante el aplauso generalizado de la bancada oficialista. Acto seguido, Fernández propinó un duro reproche a los jueces: "Le pido a la Justicia que actúe con la misma premura con la que archiva causas en las que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados", asestó.
En uno de los párrafos más aplaudidos de su discurso por el oficialismo, Fernández enfatizó que Cristina Kirchner es "perseguida injustamente" por los tribunales. Fue entonces cuando el Presidente, mirando de soslayo a los dos jueces de la Corte allí presentes, lanzó el dardo más duro a la Justicia cuando instó a que "vuelva a abrazar al derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular".
Su defensa contra Máximo Kirchner
Si bien Fernández se esforzó por ser amable con la Vicepresidente, aprovechó el escenario para responder elípticamente a los reproches del kirchnerismo por su estilo "moderado" de gestión. De hecho, Máximo Kirchner -uno de sus principales críticos- no estuvo presente en el recinto para escuchar sus palabras.
"En este tiempo, escuché como una y otra vez criticaban mi moderación -señaló Fernández, en alusión tácita a sus detractores internos-. Pero con esa moderación fui capaz de enfrentar a los acreedores privados y pude ponerle freno a los condicionamientos que el FMI le había impuesto al Gobierno que me precedió". Un dardo destinado al hijo de la Vicepresidente, el más feroz crítico del acuerdo suscripto con el Fondo Monetario Internacional.
"Con esa moderación fui quien puso el pecho a la pandemia, y quien terminó de levantar hospitales que a mi llegada alguna Gobernadora consideraba innecesarios", asestó, en alusión a la gestión de María Eugenia Vidal, actual diputada de Pro.
Próspera mirada sobre el futuro
Durante buena parte de su discurso, que se prolongó durante dos horas, Fernández hizo un panegírico de su gestión; incluso vaticinó, contra todos los pronósticos de las consultoras privadas, que este año la Argentina volverá a crecer. Si bien admitió las dificultades de la economía, exaltó la labor del ministro de Economía Sergio Massa, ubicado en uno de los palcos principales del recinto.
"Somos uno de los países que más creció en estos dos últimos años. Todas las proyecciones propias y de los organismos internacionales señalan que en 2023 volveremos a crecer", prometió. "Seremos uno de los países que más crezca del mundo y de los primeros de la región. Serán tres años consecutivos de crecimiento de nuestra producción, algo que no sucedía desde el 2008", enfatizó.
El primer mandatario sostuvo que entendía "el malestar y la queja de los más débiles" y admitió que la "alta inflación" que afecta la economía -en 2022 trepó al 94,8% interanual y este año alcanzaría el 100%-"es un factor central de desorganización de nuestra economía". Sin embargo, no anunció una sola medida para atemperarla. Por el contrario, insistió en remarcar los aspectos positivos de su gestión y acusó a los sectores que pretenden ocultarlo para "generar desánimo y malestar".
Contra la prensa y la oposición
En este marco, el Jefe de Estado embistió con dureza contra los medios de comunicación que no son afines al oficialismo. Tampoco se privó de atacar a la oposición, pese a que minutos antes había destacado el valor del diálogo y de la democracia a 40 años de su recuperación.
"Hemos soportado una sistemática acción de desinformación de las políticas que se llevaron adelante desde el Gobierno nacional -sostuvo-. Esa suerte de cerco informativo fue muy difícil de eludir dados los niveles de concentración que existen en nuestro sistema de medios de comunicación. Además, muchos de esos medios expresan intereses económicos y políticos opositores al Gobierno que ocultan o tergiversan información a sus lectores, oyentes o televidentes".
Al referirse a sus rivales de Juntos por el Cambio, Fernández repitió el mismo libreto de otros discursos. Les achacó haber instrumentado "mesas judiciales" para perseguir a dirigentes opositores durante el gobierno de Mauricio Macri y cuestionó sus políticas de ajuste del gasto público.
"Los que atentaron contra la Constitución son los que armaban mesas judiciales y perseguían con recursos estatales a jueces, a periodistas, a políticos opositores y hasta a sus propios compañeros -asestó-. No pretendan ahora dar lecciones de institucionalidad y fervor democrático. Solo quiero dejar en claro quien respeta la República y quién no".
En otro tramo de su discurso, Fernández lanzó una advertencia sobre un "nuevo embate privatizador" de las empresas públicas que, a su juicio, impulsan sectores opositores.
"¿Alguien cree realmente que tiene un futuro mejor si se imponen políticas de ajuste, reducción de derechos y una mayor concentración de ingresos? Esto ya se intentó y conocemos los resultados -alertó-. Hoy nos lo siguen proponiendo con el agravante de que nos anuncian más rapidez y más profundidad".
Fuente: La Nación