Facundo Díaz Acosta se derrumba en el polvo de ladrillo del Estadio Guillermo Vilas, lo invaden las lágrimas, tanta emoción no entra en su cuerpo, no se quiere levantar: así vivió un domingo intenso que nunca olvidará. Como invitado del torneo, se coronó campeón del IEB+ Argentina Open tras lucirse en la definición ante Nicolás Jarry por 6-3, 6-4 en una hora y 4x de partido.
No hay una mejor manera de levantar el primer trofeo en el Tour para el argentino que ante su familia, sus amigos y en un torneo al que vino múltiples veces de pequeño, a alentar a sus ídolos, y donde venía con un cuaderno y una lapicera a juntar autógrafos y competir con sus amigos a ver quienes juntaba más.
Hace un año, en Buenos Aires, Díaz Acosta ganaba su primer partido ATP Tour ante Federico Coria. Doce meses después, el zurdo escribió historia grande, para convertirse ni más ni menos que en el sexto argentino campeón en Buenos Aires, tras Guillermo Coria (2004), Gastón Gaudio (2005), Juan Mónaco (2007), David Nalbandian (2008) y Diego Schwartzman (2021).
Y lo hizo a lo grande, enhebrando triunfos ante Daniel Altmaier, Francisco Cerúndolo, Dusan Lajovic, el propio Coria, y este domingo ante Jarry. Diez sets jugados, los diez ganados. Mejor guionado imposible.
¿Cómo hizo Díaz Acosta para vencer al potente Jarry, verdugo de Carlos Alcaraz este sábado? Dándole de su propia medicina, con solidez pero buscando sus tiros, machando con la derecha cruzada y poniendo en la cancha la misma intensidad que demostró en toda la semana. Y todo con una seguridad y en modo zen (levantó los seis puntos de quiebre que enfrentó y no perdió en saque en todo el partido), ya una cualidad destacada del argentino, que lejos está de ser casualidad.
Hace poco más de dos años, cuando Díaz Acosta sintió que había más dudas que certezas y aún no lograba poner todo su potencial en la cancha, decidió probar algo nuevo: la meditación. Y ese fue un cambio por completo, desde principios de 2022. Claro que no fue inmediato, pero hoy está recolectando los resultados esperados. "Es para tratar de escaparme un poquito de la realidad. Respiraciones, cerrar los ojos, buscar concentración. Que los pensamientos no se me vayan a cualquier lado”, contó.
De hecho, Díaz Acosta comenzó el partido quitándose los nervios de un sacudón: se sacó tres puntos de quiebre consecutivos en contra en el primer juego, como para empezar a asentarse. Pocos minutos después, en su primera chance, se quedó con el saque del chileno. A partir de allí, la soltura y la consistencia fue otra y no tuvo problemas en cerrar la primera manga.
Un quiebre instantáneo en el segundo set encaminó a Díaz Acosta, quien nunca miró atrás. La única turbulencia llegó en el juego final, cuando Díaz Acosta necesitó seis puntos de partido para finalmente firmar la victoria y una tarde soñada.
Díaz Acosta verá reflejado este gran resultado en su Pepperstone ATP Rankings cuando vuele hasta el No. 59 del mundo este lunes, la mejor ubicación de su carrera. Y subiendo.