La irrupción del Torino no tuvo antecedentes y aunque pueda aparecer otro auto fantástico no alcanzará penetrar en la memoria del costado deportivo de la gente por eficiente, veloz y hermoso.
Por Esteban Soldano - Tantas virtudes en un solo auto encuentra respuestas en quienes estuvieron involucrados en su creación como Juan Manuel Fangio, Oreste Berta y Pininfarina, trío al que se sumó la convicción y determinación James Mc Cloud, CEO de Industrias Kaiser Argentina.
El Torino es sin dudas el auto más icónico de la industria automotriz argentina. Si para algunos, tal vez hinchas de otra marca no lo es, deberían despejar su subjetividad un tanto fundamentalista de un análisis que debe estar más bien cargado de sensatez. Estamos frente a un auto con grandes historias detrás, sobre la que hubo que tomar grandes y acertadas decisiones, sobre el que se lograron grandes conquistas, y lazos ineludibles con los argentinos.
Esta es la magnífica coupé de la primera serie, fabricada en 1967. El nombre Torino surgió de la ciudad italiana de Turín (Torino en italiano), la sede más emblemática de la industria italiana, de aquel país, cuna del imperio Fiat. Los encargados de la puesta a punto del proyecto comercial del Torino dieron con este nombre y se inspiraron en el animal que evoca el nombre para construir una suerte de escudo heráldico que identificaría al auto.
Para entender la génesis del Torino hay que remitirse a los años 60. Es esa década, Industrias Kaiser de Argentina, IKA, buscaba algo distinto de lo disponible, para lo que primero pensó en traer el Rambler Américan 440 al que se montaría el motor Tornado ya puesto sobre modelos que se fabricaban.
En 1964, gracias a la mediación de Juan Manuel Fangio como parte del Directorio de IKA, se le pidió al estudio de diseño italiano Pininfarina, que intervenga sobre el Rambler American para lograr un producto especial y distinto a lo acostumbrado. Si bien, Giovanni Battista aún vivía, la gestión la llevó a cabo Sergio Pininfarina, su hijo mayor. Entendidas las inquietudes de la fábrica conducida por James Mc Cloud , el estudio italiano limpió el diseño del auto despojándolo de baguetas, molduras y todo tipo de ornamentación de la carrocería, algo típico de los autos americanos de posguerra. En el frente se cambió los faros delanteros, se agregaron dos más de iodo y en la popa también cambian todo incluidas las luces. La parrilla frontal a la europea le cambiaba completamente la imagen al Rambler de base que dejaba de ser American para empezar a forjar la identidad del Torino. En su interior, le diseñaron un nuevo tablero con madera de nogal y relojes independientes marca Jaeger que lo hacía absolutamente europeo. Nuevos paneles de puertas, butacas individuales forradas en cuero y volante en madera de tres rayos metálicos que estaban claramente inspirados en otros autos deportivos, algo que para Pininfarina era una materia aprobada con sobresaliente.
El rasgo que identificaba claramente a la coupé era la eliminación del parante central entre ventanillas, y que al bajarlas, dejaban un largo espacio limpio que llamó mucho la atención para esa época, y que solo los autos importados europeos o americanos, resolvían satisfactoriamente hasta ese momento. El modelo sedán, de cuatro puertas, a su vez, recurría a un planteo más convencional, aunque con el mismo aire deportivo que buscaba IKA para su nuevo producto. Dicen por ahí que hay marcados rasgos no solo de deportivos de lujo europeos sino de Ferrari que la mano de Pininfarina también plasmó en el Torino como, la parrilla central con extremos circulares que contienen los faros de profundidad, la estética del abisagrado lateral de las butacas de cuero, el tipo de volante, el frente tablero plano de madera lustrada, incrustado en un contorno de cuero negro.
El Torino no solo fue la respuesta de IKA para competir con Ford y Chevrolet, sino a IKA mismo, que no encontraba en las líneas de modelos sedan lo que realmente querían. Una búsqueda de un sedan más acotado, que a comienzos de los 60 reemplazaban al Carabela y al Bergantín (que era el Alfa Romeo 1900) por la línea Rambler, en sus modelos 550, 660 y 990 Ambasador, lo que los satisfizo hasta que Rambler produce un sedan muy grande (que en Argentina se lanza en 1965) con lo que la terminal vuelve sobre una instancia superada. Es así que ponen su atención sobre otro modelo americano más pequeño de dos puertas diseñado sobre la plataforma del Rambler 63/64(el boca de pescado). Según Mc Cloud en su libro "Del Jeep al Torino", llegaron a la conclusión que si querían encontrar lo que buscaban tendrían que desarrollarlo ellos mismos. Es así que cuando se tiene que definir la operación se toman un tiempo para intentar un experimento sobre la coupé 440 americana, un auténtico laboratorio rodante que Oreste Berta construyó sobre ese modelo y experimentó no solo en desarrollos sino usándolo además como auto personal.
Este es un segmento que estaba ausente hasta ese momento, y las competencias que por el lado de Ford fabricaba un Falcon de bastante poco vuelo en cuanto a diseño y por el de Chevrolet con un 400 que aunque bién terminado tampoco sacaba distancia del producto del óvalo.
El Torino fue presentado en 1966, y su fabricación se inicio en octubre de ese mismo año, aunque la producción en serie propiamente dicha comenzó a mediados de enero de 1967, una vez que el automóvil fue homologado por la FIA (Federación Internacional del Automóvil). Afianzado comercialmente en el país, las demás marcas fueron lanzando modelos y versiones para no quedarse tan atrás en la imagen de poseer el auto más rápido o más potente del país. Con el tiempo empezaron a aparecer modelos de Falcon como el XP, el Sprint, el Chevrolet super, Super Sport, Rally, la Chevy Coupé, Serie 2, a los Dodge Coupe RT y GTX, entre los más famosos, siendo tal vez esta última la que más se aproximo a él, pero varios años después. Eran tiempos de fronteras cerradas y proteccionismo automotor, pero de gente creativa y con muchas inquietudes a la vez.
En cuanto a la motorización del Torino, se optó desde su creación por un motor que ya estaba siendo fabricado por IKA desde 1965, el Tornado, que había arribado Santa Isabel poniendo punto final al rendidor Continental. Se trataba de un seis cilindros en linea convencional. Para este caso del Torino, fue mejorado para su nueva aplicación por ingenieros argentinos, logrando una mejor performance y poder obtener así ese plus de carácter y prestaciones que se buscaban para el modelo desde sus inicios. Las modificaciones principales se realizaron en la tapa de cilindros y los múltiples de admisión y escape, así se logro una nueva versión que llamaron Tornado Interceptor, que desarrollaba una potencia de 155HP en su versión de 3.770 cc., y un solo carburador doble garganta (Holley 2300 o Carter ABD) y 176 HP en su versión con 3 carburadores horizontales doble cuerpo Weber 45 DCOE 17, esta última sobre en el modelo 380W.
Posteriormente, en 1973, el motor Tornado sufrió modificaciones para mejorar su rendimiento y durabilidad, y se optó, entre otras cosas, por un cigüeñal con 7 puntos de apoyo en vez de los cuatro originarios. Nacía así el famoso motor de 7 bancadas, con nueva tapa de cilindros, bielas y pistones, entre otros detalles de mejoras mecánicas. El nuevo motor Torino OHC233 pasaba a ser íntegramente ahora nacional, desde su desarrollo hasta su producción. La potencia del GS200 pasaba a 215HP y la del TS a 180HP. La caja de velocidades que desde sus orígenes equipó al Torino fue de la prestigiosa marca alemana ZF, de 4 velocidades hacia adelante y una hacia atrás (todas sincronizadas). El diferencial utilizado fue el conocido y confiable Dana 44, aunque algunas versiones económicas de la primera serie fueron equipadas con diferencial Dana 30.
El Torino comenzó a tener éxito en la calle al mismo tiempo que de sus hazañas deportivas, dentro y fuera de Argentina. Oreste Berta tuvo una participación fundamental en esta empresa de éxito en su concepción y en lo deportivo del Torino, ya que trabajó desde 1966 para la puesta a punto de los motores 380 para el Turismo Carretera. Heriberto Pronello también fue de la partida, con su extenso conocimiento en carrocerías, fruto en parte de su experiencia en la Escuela de Aviación de Córdoba. Y por supuesto, Juan Manuel Fangio estuvo presente en todo el proyecto, tanto desde su génesis con Pinifarina, hasta su liderazgo deportivo en las 84 horas de Nürburgring. Las victorias abundaron en los campeonatos de TC y en los Sport prototipos, hubo no solo triunfos de los equipos apoyados por fábrica sino particulares en los años '67, '69, '70 y '71 de la mano de famosos pilotos como Copello, Gradasi, Ternengo, Perkins,Di Palma, Larry, terminaron para siempre con las clásicas victorias monopólicas entre el duelo clásico de Ford-Chevrolet. Los intentos de la ACTC de cambiar los reglamentos para frenar a los imbatibles Torinos, solo lograron que IKA se retirara de esas competencias, pero nadie le quitará al Torino los logros obtenidos.